opinión
- 02/03/2020, 06:00
Se ha hablado mucho en la COP25 de las finanzas sostenibles como catalizador de las inversiones necesarias para la transición ecológica. La percepción del riesgo climático como un riesgo para la estabilidad del sistema financiero está absolutamente implantada entre la comunidad financiera del centro y norte de Europa y, lamentablemente, una de las conclusiones que hemos sacado de esta cumbre es que en España salvo, en algunas excepciones, todavía estamos un paso atrás en cuanto a la valoración del riesgo climático o integración de factores ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) en el análisis de inversiones y/o financiaciones.