Editorial
- 17/11/2015, 10:00
17/11/2015, 10:00
Tue, 17 Nov 2015 10:00:05 +0100
Dentro de la lógica aberrante del terrorismo, constituye una objetivo irrenunciable la distorsión de las costumbres más cotidianas de las personas a las que ataca. Viajar y hacer turismo se encuentran entre los hábitos preferidos de los ciudadanos occidentales y, por ello, no es casualidad que, más allá de las derivadas geopolíticas, el islamismo decidiera golpear en el corazón de la ciudad más visitada del mundo, París, y se ensañara en lugares de ocio: restaurantes, un estadio de fútbol o una sala de conciertos.