Hay dos cuestiones básicas que debemos despejar para poder entender la evolución de la economía en los próximos meses: si los contagios van a frenar la recuperación y cuánto se prolongará la inflación. Del rumbo que tomen ambas circunstancias dependerá la marcha de la recuperación. Vamos a intentar responder a algunas incógnitas.
Los contagios están volviendo a crecer, antes incluso de descubrirse la nueva variante sudafricana, que vuelve a sembrar el pánico en todo el mundo. El motivo es que la efectividad de las vacunas desaparece a partir del cuarto mes.
El objetivo ahora es ganar la carrera al virus. Por eso, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se apresuró a anunciar la tercera dosis para mayores de 60 años, que se ampliará al resto de tramos de edad. Con una tasa de vacunación del 80 por ciento, muy por encima de la media europea, se confía en poder mantener los contagios en tasas controladas. Sobre todo, la mortalidad, que está siendo mucho más baja que en anteriores ocasiones.
De cualquier manera, se espera que no haya que recurrir a cierres masivos de bares o restaurantes gracias a la implantación de medidas como el pasaporte Covid. "El impacto económico será mucho menor que en la anterior ocasión", aseguró el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, esta semana en elEconomista. "Estoy convencido de que la economía europea continuará con su expansión. La actividad económica se ha ido adaptando a este tipo de medidas y los Gobiernos están mucho mejor preparados que antes", apuntó.
La mayoría cree que el impacto del virus en la economía será mucho menor que la anterior ocasión
Una opinión que corroboran otros expertos a falta de conocer la evolución de la nueva cepa y de su incidencia después de las Navidades, tras las que se espera un incremento significativo de los infectados.
La impresión más generalizada, en estos momentos, es que el impacto de la Covid sobre la recuperación será mucho menos que en la anterior ocasión, pero ¿cómo evolucionará la inflación? Aquí hay más dudas. La diferencia entre el índice de precios al consumo (IPC), en el 5,4 por ciento, y la tasa subyacente (sin petróleo ni productos alimentarios elaborados), en sólo el 1,4 por ciento, es de cuatro puntos, lo que corrobora que la energía y las materias primas son los causantes de la inflación.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, considera hasta ahora que se trata de un alza coyuntural, vinculada a la liberación de la demanda retenida que se produjo tras las restricciones de movilidad.
Sin embargo, el alza de los costes energéticos parece que ha llegado para quedarse durante un largo tiempo entre nosotros. Los precios del gas y del petróleo no ofrecieron síntomas de remitir, al igual que los del petróleo, pese a la decisión americana de liberar parte de sus reservas estratégicas. El viernes se produjo una caída del diez por ciento del crudo por el temor a que la nueva cepa sea incontrolable, pero de momento se trata de un repunte coyuntural. El gas, entretanto, se anotó este viernes con alzas próximas al 5 por ciento.
El problema está en la inflación, el BCE retirará todos los estímulos si no baja antes de primavera
Del discurso de De Guindos durante la entrega de los galardones anuales de elEconomista, se colige que los precios no se están comportando como se preveía y que habrá que estar vigilantes en los próximos meses. "Todos los factores de inflación en Europa son transitorios. (...) Sin embargo, debemos actuar para que no se conviertan en permanentes", advirtió.
Las previsiones se están incumpliendo porque los factores son muy volátiles. Ocurre igual con el crecimiento, sufre importantes vaivenes, que los institutos oficiales son incapaces de predecir, como le pasó al INE en el segundo trimestre. "Sólo sé que no sé nada", sentenció el vicepresidente del BCE en los corrillos posteriores al acto, entre bromas y veras.
En el caso de los precios al consumo, la mayoría de los economistas augura que las alzas perdurarán hasta el segundo semestre por los menos y algunos lo alargan incluso hasta finales de año.
La inflación está generando ya malestar social, con protestas en diversos sectores. Los trabajadores del metal de Cádiz protagonizaron algaradas callejeras hasta conseguir subidas del 2 por ciento, que serán revisadas en tres años para ajustarse a la inflación. Los agricultores amenazan con colapsar de nuevo las carreteras porque el incremento de los costes de fertilizantes y otros suministros no logran trasladarlos a los precios, al igual que ocurre con el Transporte por los carburantes.
El mayor riesgo para la economía está en los llamados efectos de segunda ronda, es decir, en que las subidas de los precios al consumo se traslade a los salarios y provoque una espiral inflacionista.
En el caso español, la decisión del Gobierno español de ligar las pensiones a la inflación amenaza con sobrecargar el gasto público, en un momento en que el endeudamiento se encuentra en niveles récord a causa de la pandemia (122 por ciento). La AIReF advierte, además, de que éste rondará el 190 por ciento a mediados de siglo por culpa de este tipo de medidas.
¿Qué ocurrirá si la inflación se mantiene en niveles del 3 por ciento después de primavera, el plazo dado por la presidenta del BCE para que se normalice? Sería exagerado hablar de una subida de los tipos de interés, ya que ésta no se espera hasta finales de 2023 ó incluso más adelante. Pero no sería descabellado esperar que el BCE no prorrogue su programa de recompra de deuda.
Lagarde anunció una reducción de este plan emergencia creado por la pandemia de manera paulatina hasta finales de marzo del año que viene. Con el mandato de esta Institución de mantener los precios en niveles próximos al 2 por ciento es improbable que se renueve el programa de estímulos si la inflación persiste, y más tras con la llegada del líder de los liberales alemana, Christian Lindner, al Ministerio de Finanzas.
Como se sabe, Lindner es conocido por su defensa acérrima del control del déficit y de la inflación. Su papel será decisivo en los próximos meses, en el que Europa tendrá que volver a la disciplina presupuestaria y poner fin a la cláusula de escape del Pacto de Estabilidad introducida a causa de la pandemia.
Si los mercados olfatean peligro, la prima riesgo país se incrementará de manera significativa y, por ende, el coste de la financiación de la deuda. Caminamos sobre un volcán, el del endeudamiento público, con la lava de la inflación en plena ebullición, que en cualquier momento puede explotar y arrasar miles de negocios. Las réplicas del Cumbre Vieja pueden trasladarse a la economía real.
Los modelos predictivos están fallando por culpa del virus, que toma caminos insospechados, como hemos visto con la variante sudafricana. En caso de que ésta fuera resistente a las vacunas y quede fuera de control, la economía volvería a sumergirse en una depresión similar a la vivida en 2020 y la preocupación por la inflación quedaría anulada por la caída del crecimiento. Pero esto, de momento, parece descartado. Sea como fuere, precaución, vienen semanas y meses muy complicados.