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Los nuevos fondos de inversión temática que vienen gracias a la taxonomía verde europea

  • El desarrollo de la regulación impulsará el lanzamiento de más 'artículos 9'
  • La incorporación de otros 4 objetivos de la taxonomía añade 35 actividades
En la imagen, los participantes en el último Encuentro ESG: A. Caro (Santander AM). F. Luque (Morningstar), M. Fernández (Ibercaja), S. Pérez (Tressis) y J. Mercader (inbestMe).

'Hay vida' en inversión sostenible más allá de los fondos que invierten en renovables. Aunque los vehículos de inversión en energías limpias son los que más se han desarrollado, otras nuevas temáticas crecerán, a partir de ahora, con más fuerza, según explicaron los expertos reunidos en el último encuentro de elEconomista ESG, el portal de inversión sostenible de elEconomista.es. El motor de este crecimiento es el avance de la taxonomía verde europea, que está a punto de completarse. Y los grandes beneficiados serán los fondos artículo 9, los más exigentes en sostenibilidad según el Reglamento de Divulgación de la Comisión Europea.

La taxonomía -el listado de actividades económicas consideradas verdes por la UE- tiene en vigor, por ahora, 2 de sus 6 objetivos, los relativos a la adaptación y mitigación del cambio climático. Las empresas europeas ya han tenido que reportar en 2023 el alineamiento de sus actividades con dichos objetivos (lo que, a su vez, ha facilitado que las gestoras construyan carteras verdes a ojos de la UE). Actualmente, la taxonomía cubre unas 200 actividades económicas, lo que ha animado el lanzamiento de productos acordes a esos dos objetivos: mitigar el cambio climático y adaptarse a él. Pero pronto estarán vigentes los cuatro objetivos restantes.

Esos otro cuatro objetivos son: la transición a una economía circular; el control de la contaminación; el uso sostenible del agua; y la protección de la biodiversidad. En total, se suman otras 35 actividades económicas al listado, y, previsiblemente, desde enero de 2024 las empresas deberán empezar a reportar, por fases, también su alineamiento con estos cuatro objetivos. 

El hecho de que la taxonomía se complete impulsará la creación de nuevos productos artículo 9, aquellos que tienen fijado un objetivo concreto de sostenibilidad. Este avance regulatorio "va a ser el bastión para los artículos 9 más diversificados", en un contexto en el que "estamos faltos de artículos 9", según explica Miriam Fernández, responsable de ASG en Ibercaja Gestión. La complejidad regulatoria ha perjudicado a unos productos que son lo más exigente en sostenibilidad, que representan por ahora menos del 3,5% del patrimonio en fondos a la venta en la UE, según los últimos datos de Morningstar, de cierre de septiembre.

Miriam Fernández, responsable de ASG en Ibercaja Gestión: La taxonomía "será el bastión para los 'artículos 9' más diversificados"

"Lo que hemos visto en los últimos años es que no sólo hay que centrarse en lo más aparente; me refiero a todos los índices de energías renovables que se han derrumbado", explica Fernández. "Lo que hay que hacer es diversificar" a través de fondos "que tratan de invertir en diferentes temáticas", añade. Le puede interesar: La Comisión Europea 'afloja' la presión sobre los artículos 9.

En opinión de Augusto Caro, director global de sostenibilidad en Santander AM, "la biodiversidad va a ir ganando fortaleza y, de hecho, recientemente hemos visto lanzamientos de gestoras internacionales de fondos enfocados a ella. Creo que es, probablemente, la segunda solución más eficaz para mitigar el cambio climático, después de la sustitución de los combustibles fósiles". A esto se suma otra "subtemática" también recogida en la taxonomía, que está protagonizando a su vez lanzamientos: la de la protección de los océanos. "Su mantenimiento, así como el de los bosques y humedales, es una herramienta muy importante" para el clima, añade Caro.

Miriam Fernández, en cualquier caso, advierte que invertir puramente en biodiversidad es muy difícil y que a menudo esos fondos tienen una visión muy amplia: "Al contrario que invertir en aguas, o en solar fotovoltaica, o en eólica, o en hidrógeno, que es bastante sencillo, hacerlo puramente en biodiversidad es muy difícil. Ni siquiera hay datos para poder hacerlo de una manera mainstream dentro de una gestora", explica la responsable de ASG de Ibercaja. El uso de términos como 'ESG' o 'sostenible' en los fondos aumenta y dispara el riesgo de 'greenwashing'.

En lo que respecta a la inversión en recursos hídricos, Samuel Pérez, analista de fondos en Tressis, considera que esta temática "va a despuntar en los próximos años". No podemos olvidar, explica, "que estamos inmersos en una sequía histórica, con los embalses al 35%. La población está creciendo y la demanda lo hace con ella, mientras que la oferta es escasa y cada vez será menor". En general, todas estas temáticas presentan una importante descorrelación con los índices, con lo que un año juegan a favor y otro en contra, por así decirlo.

Tanto Miriam Fernández como Augusto Caro hacen alusión, por otro lado, al crecimiento de las temáticas de tipo social (la S de ESG, que alude a los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno), para los que, por ahora, no existe taxonomía: "Hace mucho tiempo que le dimos el sesgo de artículo 8 [fondos con características ESG según el Reglamento de Divulgación] al fondo Ibercaja Sanidad, porque era una evolución natural el ir hacia ese aspecto social, hacia el ODS (objetivo de desarrollo sostenible) número 3 (Salud y Bienestar). No es fácil demostrar que una compañía impacta sobre ese ODS ("hacen falta muchos recursos para que ese pueda ser demostrado", explica esta experta), pero aún así es favorable "buscar ese aspecto". Y existen indicadores que ayudan a seleccionar las compañías, concretamente el Access to Medicine Index. "Este tipo de foros te permite hablar con esas compañías y ejercer fuerza, como podría ser el Climate Action 100+  para el tema de la descarbonización". Más "rompedores" serían otros temas, como la defensa, que pueden rozar el quebranto de las normas internacionales y que por eso se han ido abandonando por parte de los gestores de fondos artículo 8", añade Fernández. Temáticas como éstas son "grandes olvidadas que, puntualmente, brillaron en 2022", señala. 

Fernando Luque (Morningstar): "Es muy complicado valorar estas temáticas porque muchas de estas compañías son small caps"

Por su parte, Santander AM lanzó hace casi un año el Santander Prosperity, su primer fondo con objetivo de inversión social, un producto artículo 9 de renta variable con foco en los ODS 3 (Salud y Bienestar), 2 (Nutrición) y 4 (Educación), así como la inclusión financiera. 

Desde el proveedor de datos Morningstar han presenciado en los últimos años un aluvión de lanzamientos de nuevos fondos sostenibles, y han identificado cinco grandes temáticas ESG. Las explica Fernando Luque, editor senior de Morningstar: "La primera es la acción climática, que es donde está la mayoría de fondos y ETFs que los inversores conocen. La segunda, los ecosistemas saludables; la tercera, las necesidades básicas (acceso al agua, la comida, la vivienda); la cuarta, la seguridad de recursos (aquí se enmarcarían las empresas de gestión de residuos y reciclaje) y, por último, lo que llamamos "desarrollo humano", que incluye las subtemáticas de diversidad, e igualdad de género y financiera.  

Difíciles de valorar

Los expertos señalan que es complicado concretar cuáles de estas temáticas ofrecen los mayores descuentos y tienen más atractivo para el inversor, y Fernando Luque explica por qué: "Nosotros tenemos dificultad en valorar todas estas temáticas ESG. El problema que gran parte de las carteras están en compañías medianas y pequeñas. No en todos los fondos, evidentemente, pero en muchos de ellos vemos un peso en mid y small caps relativamente importante, lo que dificulta la labor de valoración. Es más fácil valorar un EuroStoxx 50 o un S&P 500, porque ya tienes las valoraciones de las compañías que componen esos índices".

A esto, Miriam Fernández añade que muchas de estas compañías, al igual que en las especializadas en el hidrógeno, "ni siquiera generan un beneficio operativo positivo, de modo que estás invirtiendo pensando en múltiplos de ventas o en base a análisis más de industria, como quién tiene una mejor tecnología para competir, quién sobrevivirá entre las diferentes tecnologías de fabricación de  electrolizadores o cuáles podrán llegar a producirse a mayor escala. Es otro tipo de análisis probablemente mucho más rigurosos porque estamos intentando vaticinar quién va a ser éxito en el largo plazo", explica la gestora. 

Por su parte, Jordi Mercader, CEO del roboadvisor inbestMe, añade que no necesariamente este tipo de inversiones tienen que pasar por cotizadas: "Es verdad que es en renta variable donde ha habido más explosión de oferta, pero es posible hacer carteras de bonos con fondos artículo 8 y 9, e incluso carteras monetarias; muchos monetarios son artículo 8, de modo que, incluso desde una perspectiva más de ahorro, es posible hacer carteras sostenibles". Por otro lado, añade Mercader, "la buena noticia es que no hace falta ir a buscar cosas muy complejas porque los índices de inversión socialmente responsable, especialmente en renta variable, no tanto en renta fija, ya de por sí son igual o a veces unas décimas más eficientes que los índices tradicionales".

A lo anterior, Samuel Pérez, de Tressis, apunta a que "si nos centramos en lo que está pasando en los mercados, nos quedamos prácticamente con la tecnología estadounidense y en principal con las siete grandes tecnológicas. Sin embargo, detrás de ellas hay 493 compañías en el S&P 500. Detrás de la inteligencia artificial, por ejemplo, también hay robótica, hay automatización de procesos, descarbonización mediante la tecnología… En un mundo más interconectado, una de las claves va a ser la seguridad, tanto la física como la digital".

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