Firmas

La descomposición económica de la Derecha

  • PP y Cs se quedan sin los gurús que prometían bajar impuestos
  • Sánchez se verá forzado a pactar con Iglesias y disparar la prima de riesgo
Daniel Lacalle. Foto: Archivo.

La economía es la asignatura pendiente de los políticos. Tanto PP como Ciudadanos se presentaron a las elecciones generales con sendos programas que reducían los impuestos en miles de millones de euros. Desde elEconomista advertimos que sus promesas eran muy difíciles de ejecutar, porque con una economía a la baja, la reducción de impuestos no se compensa con la entrada de nuevos ingresos. Ello requiere un ajuste adicional del gasto público, del que no querían oír hablar.

Una prueba de las mentiras que escondían en sus programas es que ninguno iba acompañado de memoria económica para explicar cómo casaban gastos e ingresos. Las mismas malas prácticas a las que nos tiene ya acostumbrados la izquierda desde hace décadas. Curiosamente, solo el programa de Vox lograba cuadrar las cuentas.

En el debate con los cinco portavoces económicos organizado por elEconomista, varios candidatos anunciaron la presentación inminente de una memoria económica, que jamás se hizo realidad. Tan endebles eran las propuestas que, unas semanas después, los gurús financieros de PP y Ciudadanos han cambiado de trabajo.

Luis Garicano, el ideólogo de Ciudadanos, encabeza el cartel a las europeas, mientras que Daniel Lacalle renunció esta semana a su acta de diputado, en un gesto que él califica de "generoso" ante los malos resultados obtenidos.

Lo cierto es que ambos tenían prevista su salida por un motivo común: la escasa remuneración que obtienen sus señorías, alrededor de 70.000 euros anuales. Garicano ya eludió ser diputado en la pasada legislatura para seguir como catedrático en la London School of Economics, que luego abandonó por otra cátedra en el Instituto de Empresa, una de las universidades privadas que mejor remunera a sus docentes.

Lacalle es un afamado escritor y tertuliano, que en 2015 empezó a ejercer como director de inversiones de Tressis, cargo que comparte desde 2017 con la presidencia del Instituto Mises Hispano. Lacalle asegura que seguirá como asesor de Pablo Casado.

La elección de Toni Roldán supondría un giro a la izquierda del partido de Albert Rivera, que no sería acogido con agrado por sus electores

Es inverosímil que ninguno de los ideólogos de los dos partidos más importantes de la derecha quiera defender sus ideas en el Parlamento. ¿Significa que se arrepienten de sus planteamientos? ¿O que jamás creyeron en ellos y por eso no presentaron una memoria económica?

Su salida abre, además, una interrogante sobre la continuidad de los idearios económicos, ya que aún no está resuelto quién será su sucesor. En el caso de Ciudadanos, las dos opciones más probables son Toni Roldán, el portavoz de los temas laborales, o Francisco de la Torre, más vinculado al mundo de la Hacienda y presidente de esta comisión en el Congreso en la pasada legislatura.

La elección del primero supondría un giro a la izquierda del partido de Albert Rivera, que no sería acogido con agrado por sus electores, a los que cambiaría el guión poco después de que depositaran su voto.

En el PP la imprecisión es aún mayor, porque Casado aceptó poco antes de los comicios la dimisión de su secretario de Economía y Empleo, Alberto Nadal. El exsecretario de Estado de Presupuestos se fue harto de predicar en el desierto y de ser ninguneado por el secretario general, Teodoro García Egea. Sus propuestas, pese a venir avaladas por la experiencia de la gestión del Gobierno de Mariano Rajoy, de la que presume Casado, apenas fueron recogidas en el programa de Lacalle.

Nadal no es partidario de una rebaja tan agresiva de impuestos, para evitar un agravamiento de los desequilibrios en las cuentas públicas, sobre todo en la caja de la Seguridad Social. Además, quería ejercer más control sobre el déficit autonómico. Sus planes, aunque realistas, tenían peor venta en público que los de Lacalle.

Que la izquierda presente planes con promesas de gasto disparatadas e imposibles de aplicar es algo con lo que se cuenta de antemano. Y más con las corrientes populistas que barren Europa de norte a sur, desde el primer ministro húngaro Viktor Orban al Movimiento Cinco Estrellas italiano de Luigi Di Maio. Pero que la derecha se sume a esta tendencia con armas y bagajes es desconcertante.

El asesor áulico del secretario general del PP, que hasta ahora ejercía al mando, es Vicente Martínez Pujalte

Además, tras las salidas de los exministros Fátima Báñez, Álvaro Nadal o Cristóbal Montoro, así como de la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, el PP está descabezado en materia económica.

Paradójicamente, el asesor áulico del secretario general del PP, que hasta ahora ejercía al mando, es Vicente Martínez Pujalte, un veterano político muy vinculado al exvicepresidente Rodrigo Rato, que acabó imputado por unas subvenciones en Castilla y León, de las que finalmente resultó absuelto.

¿Pujalte y su esposa, la ex secretaria de Estado de Turismo y actual adjunta a la secretaría general del PP, Isabel Borrego, van a marcar la nueva corriente económica de los populares? Es un misterio por resolver. La otra alternativa, el ascenso de Manuel Pizarro, parece descartada, una vez derrotadas las tesis electorales de su mentor, el expresidente José María Aznar.

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) puso en tela de juicio el cumplimiento de la senda de objetivos

Los titubeos económicos de la derecha llegan en un momento complicado, porque Pedro Sánchez se verá abocado a pactar con Pablo Iglesias para su investidura en el Congreso, ante la negativa de Ciudadanos a abstenerse.

El programa económico del PSOE esconde una gran subida de impuestos. Sus responsables rehuyeron las entrevistas durante la campaña para no tener que airear sus ideas. El plan de estabilidad remitido la semana pasada a Bruselas brilla por su ausencia de reformas y de ajustes estructurales.

La estrategia socialista para cumplir con las metas cada vez más exigentes de reducción del déficit está basada en un incremento de las cargas impositivas a empresas y a ciudadanos, que será incluso superior a la anunciada si la economía empeora. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) puso en tela de juicio el cumplimiento de la senda de objetivos a partir del año que viene.

Si Sánchez se ve abocado a pactar con Podemos, como reconocen en privado los socialistas, habrá subidas adicionales de impuestos y los inversores internacionales pueden protagonizar una estampida, al menos en el corto plazo, como ya ocurrió en Grecia o en Portugal, con los gobiernos de Alexis Tsipras y Antonio Costa, respectivamente.

La descomposición económica de la derecha ocurre en un momento crítico, en que se necesita una oposición fuerte y coherente

Una vez acabada la fiesta electoral de municipales y autonómicas, volveremos a la cruda realidad. El panorama es poco halagüeño, teniendo en cuenta que el recrudecimiento de las tensiones internacionales de Estados Unidos con China o con Irán puede disparar el precio del barril de crudo, por los escarceos a los petroleros en el estratégico estrecho de Ormuz.

La descomposición económica de la derecha ocurre en un momento crítico, en que se necesita una oposición fuerte y coherente en defensa de los principios de la libertad económica, ahora tan denostados, que ocasionaron el progreso de las sociedades modernas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

PD.-La noticia protagonista de la semana fue la ruptura de la fusión entre Liberbank y Unicaja, atribuida a la falta de acuerdo entre el consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, y el presidente de la entidad andaluza, Manuel Azuaga, por ver quién mandaba. Sin embargo, un análisis más preciso muestra que la fusión se rompió porque la valoración de Liberbank, alrededor de 1.100 millones, era muy inferior a los 1.700 millones ofrecidos por el presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet. Una muestra palmaria de que fue un error la resistencia de Menéndez a la adquisición por Abanca. Frustrada la aventura, Liberbank queda a merced de nuevo del mercado, porque las pretensiones de su primer ejecutivo de continuar como independiente serán muy difíciles de cumplir, teniendo en cuenta que el Banco Central Europeo (BCE) dejó sin fecha la subida de tipos de interés, el principal motor de beneficios de la banca.

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