España nunca ha tenido tantas afiliadas como ahora. Los datos correspondientes al mes de marzo publicados por el Ministerio de Trabajo reflejan que estamos en récord histórico de mujeres cotizantes: ya somos 8.835.018 mujeres afiliadas (el 46,3% del total).
Que España esté en máximos de afiliadas es un dato bueno sí o sí. Sin embargo surgen bastantes peros en el asunto cuando se intenta explicar este fenómeno. ¿Cómo de bueno es realmente el dato? ¿A qué podría deberse? ¿Qué tipos de contratos hay detrás de dicha cifra y en qué sectores? ¿Por cuánto cotizan? ¿Son estables o están circunstancialmente afiliadas? ¿Se mantiene la injusta brecha salarial? España avanza peligrosamente hacia un número cada vez mayor de contratos a tiempo parcial y temporales y los colectivos más vulnerables son los más afectados por esta distorsionada realidad.
"Asistimos de forma tendencial a un uso cada vez mayor de contratos de menos de quince y siete días, incluso de un día", afirman desde Fedea
"Estamos asistiendo de forma tendencial en los últimos años a un uso cada vez mayor de los contratos de muy corta duración (de menos de quince días, de menos de una semana e incluso de un día). Esto está precarizando el mercado de trabajo porque son continuas entradas y salidas del empleo al paro, del paro al empleo, y en ese contexto los colectivos más vulnerables (entre ellos las mujeres) son los más afectados por este fenómeno", alerta desde Fedea uno de sus investigadores, Florentino Felgueroso.
Para muestra un botón. Si tomamos como referencia los últimos datos del SEPE, antiguo Inem, (enero y febrero) nos encontramos que en ambos meses, de todos los contratos generados por mujeres, cerca del 28% duraban menos de siete días y cerca del 33% duraban menos de quince días. Entonces, ¿qué está pasando?
Lo cierto es que los afiliados están de nuevo en alza. Si miramos los datos mensuales de marzo, se ve la subida de cotizantes totales hasta los 19.043.576 actuales. Aunque esta cifra tiene 'trampa' ya que si una persona trabaja en dos empleos diferentes aparece contada como si fueran dos afiliados (es la denominada doble contabilidad).
La lacra del alto paro femenino y el trabajo a tiempo parcial
A pesar de que nunca hubo tantas cotizantes mujeres, el desempleo femenino sigue siendo una lacra para nuestro país. Según la última EPA, en 2018 el desempleo bajó en ambos sexos, aunque el recorte del paro masculino fue superior al femenino. En concreto, el desempleo femenino retrocedió en 215.900 personas (-11,09%), mientras que el masculino descendió en 246.500 personas (-13,5%). Con estos datos, la tasa de paro masculina se situó en el 12,87% y la femenina en el 16,26%.
Según datos de Eurostat, España es el segundo país de la Unión Europea, sólo superado por Grecia, con la mayor tasa media de paro femenino. Nuestro país presentó en 2018 una tasa media de desempleo femenino del 17%, por debajo del 24,2% de Grecia y casi diez puntos por encima del promedio europeo (7,1%). Eso sí, pese a que el porcentaje español es alto, se ha conseguido reducir en casi diez puntos el máximo alcanzado en 2013 (26,7%).
Si hay más afiliados en general, que las mujeres estén en máximos podría ser algo lógico. El problema viene cuando miramos al detalle el empleo que tienen esos cotizantes que componen la cifra total. Entonces, ellas salen perdiendo.
"Por tipos de contratos, la tasa de temporalidad femenina está por encima de la masculina, aunque no de forma excesivamente marcada. Pero donde sí hay una diferencia importante es en la modalidad de jornada. Aquí el porcentaje de mujeres que tienen un contrato a tiempo parcial respecto a las que trabajan a jornada completa es una proporción notablemente superior a la de los hombres", afirma Carlos Javier Galán Gutiérrez, profesor de Derecho Laboral en la Universitat Oberta de Catalunya y abogado. Y si se trabaja menos horas porque no se consiguen jornadas mayores (el denominado subempleo), se gana menos, se cotiza menos y se precariza el mercado laboral.
Pero, ¿en qué trabajan las mujeres? En todo. Aunque Galán Gutiérrez apunta que aún existe una cierta segregación laboral en cuanto a ocupaciones, que socialmente persiste, la visión de empleos más 'masculinos' y empleos más 'femeninos'. "Casi el 70% de las mujeres se distribuyen en unos cuantos bloques de ocupaciones: empleadas públicas, empleadas de hogar (con su propia problemática), empleadas de manufacturas industriales sin cualificación, maestras y sanitarias", recuerda el experto.
"Las mujeres con un menor nivel educativo, tienen una menor movilidad que los hombres sobre todo por cómo se reparten aún los roles en casa. Las cosas van cambiando muy lentamente pero aún hoy, ellas tienen una mayor responsabilidad en los cuidados de la familia, de los niños, de la casa y de la dependencia... algo que las limita a la hora de buscar un empleo de mejores características en un mayor radio de acción", recuerda Florentino Felgueroso. En este punto es esencial tener en cuenta el freno que supone la maternidad en la carrera profesional, del que hablaremos un poco más adelante.
Desde Fedea explican que en el desempleo se produce un raro fenómeno. "En las fases recesivas, cuando las cosas van mal, como la crisis que ha sufrido España entre 2009 y 2013, las tasas de paro masculino y femenino se acercan, porque el dato de ellos empeora y las cifras se ajustan". En este caso se destruyó mucho empleo de la construcción, sector claramente masculinizado. "Mientras que en fases expansivas, cuando las cosas van mejor, lo que ocurre es que las cifras de desempleo entre ellas y ellos vuelven a alejarse porque el empleo masculino mejora".

Lo que esconden los datos de afiliación
Para entender mejor los datos en sí, consulto a Elisabet Motellón, experta en Economía Laboral de la Universitat Oberta de Catalunya. Ella explica que "es compatible un aumento de la afiliación con un desempleo elevado e incluso con un incremento del mismo. Hasta en el supuesto de que toda la nueva afiliación sea por creación de empleo neto, puede verse contrarrestada por un aumento de individuos que abandonan la inactividad -se incorporan al mercado de trabajo, por ejemplo, animados por una percepción de reactivación económica- pero no logran un trabajo. Un escenario en el que la creación de empleo es insuficiente para absorber a tanta gente".
Respecto a la cifra récord de afiliadas en España, Motellón se pregunta si ello implica que son personas que antes no tenían trabajo y que ahora sí tienen empleo necesariamente. "No. O al menos ese no tiene por qué ser el único motivo aunque sí suela ser el principal".
La experta recuerda que las afiliaciones pueden aumentar, básicamente, por tres motivos. "La creación de empleo (que suele ser la fuente principal), los empleados que pasan a computar como afiliados (trabajadores que regularizan su situación laboral, funcionarios públicos que estaban adscritos al mutualismo y pasan a regímenes general de la Seguridad Social, etc.) y el aumento del pluriempleo".
Además, es importante señalar que "no todo afiliado es un ocupado". El caso más extendido es el de los trabajadores autónomos que pueden permanecer en alta en la Seguridad Social en etapas de inactividad, por ejemplo, para generar derechos, aclara Motellón.
"En un entorno de salarios bajos y empleos inestables y precarios es más normal que se recurra al multiempleo", recuerda Elisabet Motellón
En este punto, reconoce que el nivel de pluriempleo femenino es ligeramente superior al masculino. Algo razonable si reconocemos que nos encontramos "en un entorno con salarios bajos e insuficientes para mantener una calidad de vida aceptable. Cuando los empleos ofertados son precarios e inestables, es normal que las personas se vean obligadas a recurrir a la necesidad de compaginar más de un puesto de trabajo".
A pesar de todo Motellón cree que "España no es un país que se caracterice por una tasa elevada de pluriempleo". Aunque reconoce que esto puede que tenga trampa y "quizás la existencia de un volumen importante de economía sumergida pueda estar detrás de que el pluriempleo 'oficial' esté infravalorando el real". Si esto fuera así, la afiliación aún sería más elevada dado que este empleo sumergido no consta en los registros de la Seguridad Social.
En este punto los expertos coinciden en reconocer que es posible que los sectores más feminizados sean más proclives al multiempleo por tener menores salarios y más precarios. Mujeres que, por ejemplo, trabajan como empleadas del hogar unas horas a la semana y que complementan sus salarios con empleos parciales similares (limpieza en hoteles, comercio, etc.).

¿Es el subempleo el gran problema de nuestros días?
"El subempleo (tener que trabajar menos horas porque no se consigue un trabajo de más) es el fenómeno más importante de los últimos años", en opinión de Florentino Felgueroso. Otros expertos no le dan tanta importancia a esta realidad, sin embargo para el investigador de Fedea es una de las claves para entender las tendencias laborales actuales.
"El subempleo ha aumentado mucho durante la recesión y ya no ha vuelto a moderarse. Claramente es un fenómeno que afecta más a las mujeres que a los hombres y es una de las explicaciones de por qué los salarios no están creciendo como antes. Digamos que no es paro, porque se está trabajando, pero los efectos del subempleo sobre los salarios son muy parecidos a los que provoca el propio paro", advierte este especialista.
El subempleo y el pluriempleo (trabajar en varios sitios a la vez) son dos peligrosas realidades que crecen lentamente en España. Los expertos coinciden plenamente en señalar que el problema endémico que vive España es el empleo de poca calidad. "Parece ser un problema estructural", afirma Elisabet Motellón, "sufrimos etapas con cifras dramáticas de paro que se remontaron gracias a la creación de empleo precario, solo hay que ver cómo evoluciona la tasa de paro y la tasa de temporalidad".
"No considero que el problema principal sea el pluriempleo ni el subempleo, sino la falta de empleo digno y de calidad", se lamenta la experta
En este punto la experta advierte de que en demasiadas ocasiones los análisis que se hacen del mercado de trabajo se limitan a comentar la evolución del paro o, como mucho, del empleo. En cierto modo tiene sentido: son estadísticas fáciles de calcular y fáciles de entender por los ciudadanos. Sin embargo estos análisis son totalmente insuficientes y, en demasiadas ocasiones, dan una idea equivocada. Por ejemplo, hay más afiliadas pero... ¿son estables o están circunstancialmente afiliadas? ¿Por cuánto cotizan?
"No considero que el problema principal sea el pluriempleo ni el subempleo, sino la falta de empleo digno y de calidad", asevera Motellón. ¿El motivo? La estructura de nuestro sector productivo. "Difícilmente tendremos empleos de calidad si no acometemos una profunda reforma del modelo productivo, apostando por empresas que generen mayor valor añadido y que sostengan su ventaja competitiva en aspectos como la innovación, la calidad, el conocimiento y la productividad. En definitiva, un modelo propio de las economías avanzadas, menos reactivo a los ciclos económicos. Solo así se generarán puestos de trabajo estable y de calidad compatibles con salarios elevados. Cualquier otra propuesta, son meros parches".

El 'problema' de ser madre
¿Qué se puede hacer para mejorar la situación de la mujer en el mercado laboral? ¿Cómo evitamos que se la penalice por el simple hecho de ser mujer? En este punto los expertos vuelven a coincidir con el tema de la carga que la mayoría de ellas aún soportan a nivel de roles de familia.
Para Elisabet Motellón "el gran 'problema' de la mujer es la maternidad", algo que reconocen las propias empresas. Entendiendo 'problema' como límite a la hora de acceder a algunos puestos en el mercado laboral. No se puede luchar contra la parte física (los hombres no pueden parir), pero sin embargo sí podemos modificar las condiciones para que, si tener un bebé penaliza, que penalice a ambos padres por igual.
"Para avanzar en la igualdad real, es prioritario que los permisos de maternidad y paternidad se igualen en tiempo, que no puedan ser transferidos -obligación de disfrutarlos- y solitarios -que no coincidan en el tiempo-. Si queremos desfeminizar el cuidado de los hijos los hombres deben asumir también en solitario este cuidado (no como cuidador-ayudante)". En esta dirección precisamente intenta avanzar España con la ampliación de las semanas por paternidad.
Otra medida que propone la experta sería "modificar los horarios laborales y hacerlos más flexibles, en línea con los países más avanzados de Europa, para favorecer el cuidado de los hijos y que la conciliación sea efectiva".
"A pesar de la evolución, de la ruptura de trabas legales y de que las mujeres se estén aproximando a ser la mitad de las personas empleadas, quedan residuos de la anterior mentalidad y perviven en la realidad diferencias en cuanto a tipos de empleo, condiciones de trabajo y promoción profesional", coincide Galán Gutiérrez.
Sea como sea hay mucha literatura escrita sobre desigualdad a la hora de encontrar un empleo, sobre la no aplicación de criterios meritocráticos cuando se trata de mujeres que aspiran a puestos de responsabilidad y sobre el injusto 'techo de cristal'. Habrá que seguir vigilando las cifras e intentando desgranar las realidades que escondan en cada momento.