Economía

El BCE revisa a la baja sus previsiones de inflación pero admite la "incertidumbre" por la crisis bancaria

  • El Banco Central Europeo ve una inflación para la eurozona del 5,3% en 2023
  • La institución no espera alcanzar la estabilidad de precios hasta 2025
  • También calcula que el PIB se expandirá un 1% este año y un 1,6% los dos próximos
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), en la rueda de prensa de este jueves en Fráncfort. Fotografía: Alex Kraus (Bloomberg).
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El Banco Central Europeo (BCE) ha actualizado sus previsiones de inflación y crecimiento económico para la eurozona. Pero debido a la delicada situación de la banca tras la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos y con Credit Suisse en el punto de mira a este lado del Atlántico, la propia institución admite la incertidumbre que planea sobre sus cálculos.

"Las nuevas proyecciones macroeconómicas de los expertos del BCE se finalizaron a principios de marzo, antes de la reciente aparición de tensiones en los mercados financieros", señala el Consejo de Gobierno en su comunicado de este jueves, el mismo en el que ha anunciado otra subida de los tipos de interés en 50 puntos básicos.

"En consecuencia, estas tensiones añaden incertidumbre en torno a las evaluaciones del escenario de referencia para la inflación y el crecimiento", admite el BCE. De hecho, el banco central ha justificado el nuevo incremento del precio del dinero con que "la inflación seguirá siendo demasiado alta durante demasiado tiempo".

En concreto, el banco central calcula que la tasa de inflación media en la zona euro en 2023 será del 5,3%, un punto porcentual menos que la estimación dada en diciembre. Para 2024 y 2025 anticipa una inflación del 2,9% y 2,1%, respectivamente. La proyección anterior era igualmente más pesimista (del 3,4% el año que viene y del 2,3% al siguiente).

"Las presiones inflacionistas subyacentes siguen siendo fuertes"

La razón de ser del Banco Central Europeo, su "objetivo principal", es "mantener la estabilidad de precios" en la eurozona. Dicho de otra manera: controlar la inflación. Así lo establece el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). Pero actualmente la institución hace frente a una inflación desbocada: el índice de precios al consumo (IPC), pese a reducirse, se situó en el 8,5% interanual en febrero, según los datos provisionales de Eurostat que mañana viernes serán actualizados.

Asimismo, el IPC subyacente, que no tiene en cuenta los precios de la energía ni de los alimentos frescos (y es más difícil de combatir), se encuentra en los niveles más altos registrados en la corta historia del euro: en el 5,6% interanual el mes pasado.

Es por ello que el BCE alerta de que "las presiones inflacionistas subyacentes siguen siendo fuertes" y sitúa el IPC subyacente medio de la zona del euro este año en el 4,6%, por encima de la previsión de diciembre.

"Posteriormente, [la inflación subyacente] descendería hasta el 2,5% en 2024 y el 2,2% en 2025, en un contexto de desaparición gradual de las presiones al alza debidas a las perturbaciones de oferta anteriores y a la reapertura de la economía y en el que el endurecimiento de la política monetaria frena cada vez más la demanda", dice la institución presidida por Christine Lagarde.

La inflación, muy por encima de objetivo del BCE

El objetivo de inflación que se ha 'autoimpuesto' el Consejo de Gobierno del BCE es del 2% simétrico. Por tanto, el ritmo al que actualmente suben los precios en la zona euro es mucho más fuerte del que pretende el banco central. Y según sus propios pronósticos, la inflación no se suavizará tanto como quiere hasta dentro de dos años como pronto.

El BCE comenzó a endurecer su política monetaria el verano pasado para doblegar los precios. Su principal herramienta para enderezarla son los tipos de interés (esto es, el precio del dinero), los cuales ha ido incrementando a lo largo de los últimos meses con el objetivo de restringir el acceso al crédito en el Viejo Continente y, con ello, ahogar la demanda. Esto en última instancia se traduce en una menor presión sobre los precios. Aunque el propio organismo ha admitido recientemente que la inflación está pasando a estar impulsada por la oferta, y no por la demanda, lo que puede complicarle el trabajo en el futuro.

Mejora la previsión del PIB, ¿por qué?

Junto a sus estimaciones de la inflación, el BCE ha revisado sus cálculos sobre el crecimiento económico. En detalle, el organismo monetario pronostica ahora una expansión del producto interior bruto (PIB) de la eurozona del 1% este año, frente al 0,5% que proyectó hace tres meses.

Los expertos del banco central esperan que el PIB aumente más, un 1,6%, en los dos años siguientes, cuando las referencias previas eran de un incremento del 1,9% en 2024 y del 1,8% en 2025.

El Banco Central Europeo se muestra ahora más optimista con la economía en 2023 por el descenso de los precios de la energía y la mayor resistencia de la economía europea "al difícil entorno internacional", según ha declarado Lagarde en la rueda de prensa de este jueves. Por el contrario, la previsión para los dos próximos años pasa a ser peor debido al endurecimiento de su política monetaria, ha explicado.

La economía del euro se estancó en el último trimestre de 2022, pero "parece que se recuperará en los próximos trimestres", ha dicho Christine Lagarde, basándose en las estimaciones de los expertos del BCE.

Según ha explicado la presidenta de organismo, "el aumento de los salarios y la caída de los precios de la energía compensarán en parte la pérdida de poder adquisitivo que están experimentando muchos hogares como consecuencia de la elevada inflación". Esto, a su vez, "apoyará el gasto de los consumidores", ha argumentado.

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