Economía

El crédito va a seguir reduciéndose por SVB y Credit Suisse: no hará falta la ayuda de los bancos centrales

  • Los riesgos de fugas de depósitos provocarán más cautela en el crédito
  • Los bancos regionales tienen un tercio de los créditos comerciales e industriales
  • Las ayudas de la Fed a la banca hacen la competencia a los depósitos
Foto: Dreamstime.

Independientemente de lo que hagan los bancos centrales, un nuevo ajuste crediticio llegará por sí solo y no necesitará de la intervención de la política monetaria. De ello se encargarán las últimas quiebras bancarias y la situación crítica de Credit Suisse. Con este panorama llegan los funcionarios a sus próximas reuniones, mañana la del Banco Central Europeo (BCE) y la semana que viene la de la Reserva Federal (Fed). En esta ocasión, el contexto asegura un poco más de restricción, se suban o no los tipos de interés y esto se haga a mayor o menor escala.

La liquidación de Silicon Valley Bank (SVB) ha puesto un nuevo riesgo sobre la mesa. La actual crisis de confianza puede desencadenar fugas masivas de depósitos y comprometer la estabilidad o, incluso, la supervivencia de un banco. Sin el dinero de los clientes tampoco hay préstamos y, ante el riesgo de que se deterioren esos fondos, es lógico pensar que los bancos van a optar por la cautela. Las entidades tendrán que medir la concesión de crédito en un escenario de fragilidad en los depósitos.

"Es difícil creer que estos bancos [los regionales], temiendo una posible salida brusca de depósitos, no endurezcan sus normas de concesión de préstamos y ralenticen la originación de créditos como resultado directo", advierte Tiffany Wilding, economista de PIMCO. En Estados Unidos, el colapso de SVB ha dado lugar a un movimiento en los ahorradores, que ahora prefieren llevar su dinero a bancos lo suficientemente grandes para caer. 'Too big to fail', como dirían allí.

Aunque, efectivamente, esto acaba beneficiando a entidades como Bank of America o JP Morgan, como se ha visto en los últimos días, la incertidumbre de la banca regional servirá para que los bancos más pequeños den un paso atrás, retrocediendo en la concesión de préstamos. Las entidades de menor tamaño tienen un tercio del mercado de préstamos comerciales e industriales en circulación y la mitad de los créditos inmobiliarios, según datos de la Reserva Federal que cita PIMCO en su análisis.

Los bancos regionales y los de menor tamaño son más conscientes de su vulnerabilidad después de lo ocurrido con SVB. Solo el 5% de los fondos de los clientes del banco liquidado estaban garantizados por el Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC). De nuevo, esto incrementa el riesgo de que los ahorradores quieran marcharse a entidades con mayor cobertura, ya que se ha extendido el temor a que un banco caiga y no se pueda recuperar el dinero.

Ahora no solo van a influir los banqueros centrales en la disponibilidad de crédito, sino también la desconfianza de los ahorradores hacia parte de la banca, que la deja algo atada de pies y manos. Además, la próxima reunión de la Fed ya no va a ir solo sobre las subidas de tipos. Ahora, el banco central de Estados Unidos tiene que decidir también sobre los riesgos que han aflorado en el sistema financiero regional y si deben endurecer aquí la supervisión y las normas. De nuevo, con requisitos más exigentes, la facilidad de crédito es menor.

Otro punto de tensión claro está en la financiación al capital riesgo. Hasta hace meses, los préstamos habían fluido gracias a la cantidad de estímulos que había. Sin embargo, una vez se endurecen las condiciones financieras, entre las compañías que más sufren están las de growth y sin métricas asentadas. El impacto de SVB ahora ahondará más en la industria, piensa Vincent Vinatier, gestor de carteras en AXA Investment Managers. "Se reducirá significativamente el apetito por la financiación de empresas deficitarias y se cuestionarán las valoraciones de los fondos de capital riesgo/inversión", resume. 

Por otra parte, los bancos centrales han comprobado el daño que hacen los ajustes en los tipos en las carteras de bonos de las entidades financieras. Si el endurecimiento continúa, aún puede agrandarse el agujero de 620.000 millones de dólares que ha dejado la Fed en las inversiones en bonos de la banca. El caso de SVB era específico y esta firma había depositado una gran parte su liquidez en este activo y, además, sin cobertura. Sin embargo, más ajustes provocarán que los bancos se anoten pérdidas latentes en balance y, por tanto, se debilitará su capital total, con lo que ello conlleva. 

El caso de la entidad californiana deja otra moraleja. Cuando la dinámica ultralaxa desaparece tras sucesivos años y se abre un ciclo de restricción monetaria, entonces, "quedan en evidencia las grietas del sistema financiero", dice en alusión a SVB el presidente de BlackRock, Larry Fink, en su carta anual a los accionistas. Una de las primeras cosas que ha dejado de sostener la 'vieja' política monetaria son esos desajustes entre el activo y el pasivo -que ahora han quedado en evidencia-. "Este [el se SVB] es el clásico desajuste entre el activo y el pasivo. Serán la próxima pieza de dominó en caer", apunta en referencia a que habrá más casos y que los efectos de la actuación de los bancos centrales ya están en marcha.

En ese sentido, recuerda que los anteriores ciclos de restricción monetaria siempre han acabado provocando fracasos financieros. Por ejemplo, la crisis de cajas de ahorros y de préstamos de los 80 y los 90. Aunque Fink aún no sabe hasta dónde llegarán las consecuencias de la actual crisis bancaria regional, lo que da por hecho es que es "inevitable" que algunos bancos vayan a restringir el crédito  para proteger sus balances.

La paradoja de las ayudas de la Fed

Además, hay otra consecuencia paradójica para el crédito en las ayudas que ha dispuesto la Reserva Federal para otorgar más liquidez a la banca y es que esos apoyos están haciendo competencia directa a la rentabilidad de los depósitos de la industria. El organismo que encabeza Jerome Powell ha puesto en marcha el programa Bank Term Funding Program, que facilitará la financiación bancaria durante un año, en respuesta a la caída de SVB. Para ello, se prestará dinero a las entidades a cambio de que pongan como colateral sus bonos -teniéndose en cuenta su valor nominal y no de mercado-, con un acuerdo de recompra (repos) de los mismos que garantiza que las entidades los vuelven a adquirir cuando llegue la fecha establecida.

Lo que esto significa es que la Fed está dando facilidades, aunque, a la vez, ello provoca que los inversores en fondos monetarios de valores públicos puedan obtener más rentabilidad (mediante el acceso a las repos de la Fed). Este producto es una alternativa a los depósitos, ya que permite a los inversores conservadores obtener retornos rápidos, aunque moderados.

"Los tipos de los depósitos bancarios han ido a la zaga del aumento del tipo de los fondos federales, lo que hace que las inversiones en fondos monetarios ofrezcan un mayor rendimiento que los depósitos bancarios. Sin embargo, aumentar el interés pagado por los depósitos no está exento de costes", recuerda la economista de PIMCO. Wilding explica que, para batir dichos retornos, los bancos tendrían que aumentar la remuneración a los depósitos y, para compensar su margen, incrementar los costes de financiación.

"Algunos bancos podrían intentar defender sus márgenes netos de interés aumentando el tipo que cobran por los préstamos. O si los bancos son compradores de precios en el mercado de préstamos, podrían tener menos apetito para conceder préstamos que ahora son menos rentables por asumir el mismo riesgo crediticio. En cualquier caso, esto debería ralentizar el crecimiento de los préstamos", añade.

El jefe de estrategia de mercados de Ostrum AM, Stéphane Déo, anticipa lo mismo y ve también ese contrapunto a las ayudas de la Fed. "Hay secuelas, la rentabilidad de los bancos o, al menos, la capacidad de los bancos para asignar créditos se verá inevitablemente afectada", afirma.

De hecho, ambos analistas ven en los efectos de la liquidación de SVB una ayuda a la actuación de la Fed, ya que su caída conseguirá, precisamente, esa crisis crediticia que buscaba el banco central para frenar la inflación. El mercado ya ha descontado todos estos aspectos y, de hecho, ha rebajado el tipo de interés terminal, el techo del ajuste para este ciclo.

En el caso del Banco Central Europeo (BCE), aunque todavía no tiene cadáveres, como SVB, Signature o Silvergate, la situación de Credit Suisse es crítica. De hecho, la entidad ha pedido al Banco Central Suizo y al regulador, Finma, que le den una muestra de apoyo. Esta petición podría terminar convirtiéndose en un rescate bancario. Independientemente de lo que pase, los riesgos han cruzado a Europa, aunque, de momento, la situación sea distinta. En general, hay un consenso en que el sistema bancario europeo está mejor posicionado que el estadounidense y también más blindado. De cualquier modo, Christine Lagarde y su equipo no podrán obviar la situación de Credit Suisse. Tampoco se puede infravalorar el riesgo de contagio. 

Mañana se pronunciará el BCE y su decisión también dará una orientación de cuál es su evaluación del asunto, si decide aflojar o no. El mismo planteamiento se trasladará la semana que viene a la reunión de la Fed. En todo caso, suban o no los tipos de interés, la facilidad de crédito ya se está restringiendo por otras vías, sin necesidad de su intervención.

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