Economía

¿Y si la inflación se enquista? Los escenarios que amenazan con 'destrozar' las previsiones del BCE

  • La persistente subida de los precios de la energía, el mayor riesgo
  • El conflicto en Ucrania y la transición verde avivan este escenario
  • Un escenario menos probable pero real es la espiral salarios-precios
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. Foto: Archivo

La inflación ha sido una de las grandes sorpresas económicas de los últimos meses. En la zona euro, el BCE vaticinó en la última reunión de 2020 un IPC medio del 1% para el año 2021. Hoy, ya se puede decir que esa previsión quedó muy por debajo del dato final. Ahora la gran pregunta es qué pasará este año con los precios este 2022. El BCE proyectó en su última reunión de 2021 una inflación media del 3,2% para este año. No obstante, en el horizonte aparece una serie de factores y riesgos que pueden volver a 'destrozar', una vez más, la previsión del banco central.

Algunos indicios de estos riesgos al alza ya se puedieron ver ver en los primeros datos de inflación publicados por algunos países de la zona euro. Francia, Alemania, Portugal o España han presentado unas tasas de IPC en enero que han rebasado holgadamente el consenso del mercado. Una cascada de sorpresas al alza que se ha confirmado este miércoles con la inflación de la zona euro, que ha vuelto a tocar un nuevo máximo histórico que ponen en un aprieto el BCE.

Pero lo que llama aún más la atención es la tendencia al alza del IPC subyacente en países como España. Este indicador de precios que no pondera la energía ni los alimentos frescos (esos componentes tan volátiles que han tenido gran parte de la culpa de que la inflación haya sido tan alta en 2021). La fortaleza del IPC subyacente deja entrever que la inflación está empezando a ser algo más estructural y a depender un poco menos de la energía.

Si la inflación en los grandes países de la zona euro ya ha sido mucho más alta de lo que se preveía en el primer mes de 2022, el BCE probablemente tendrá que reformular sus previsiones. Los analistas de ING destacan que estos datos incrementan aún más la presión sobre un BCE que se ha visto obligado a abrir la puerta a las subidas de tipos de interés este mismo año.

En la reunión de este jueves no hubo nuevas previsiones, pero en la de marzo el BCE se verá obligado a elevar su proyección de inflación para este año. Luis de Guindos, vicepresidente de la institución, y Christine Lagarde, presidenta, ya se han encargado de allanar el terreno reconociendo que el alza de los precios quizá no es tan transitoria como se creía.

Jorg Kramer, economista de Commerzbank, explica en el informe mensual del banco alemán que la inflación superará las previsiones del BCE. Entre los motivos que argumenta destaca que China seguirá aferrada a su estrategia de covid cero y continuará luchando contra los brotes locales con confinamientos rígidos. Los cuellos de botella, la escasez de algunos inputs y la falta de trabajadores en sectores clave para la distribución y los servicios podrían prolongarse durante este año convirtiéndose en otro acelerador de la inflación.

"Esto afectará a las plantas productivas y los puertos, por lo que los suministros desde China seguirán estancados en los próximos meses. Es probable que los precios al productor de los bienes intermedios continúen aumentando rápidamente, unos costes que tardan varios meses en trasladarse a los precios finales que paga el consumidor", sentencia el economista de Commerzbank.

El conflicto entre Rusia y Ucrania

Otro gran gran riesgo por su impacto inmediato en los precios y la economía es el conflicto entre Ucrania y Rusia, que tiene el potencial de disparar los precios energéticos y de otras materias primas. Cuando el BCE publicó sus previsiones, este escenario prebélico, probablemente, no se encontraba entre las variables del banco central. ¿Hasta qué punto está nervioso el BCE por la situación entre Rusia y Ucrania?

"La crisis de Crimea de 2014/15 provocó un deterioro bastante rápido de la confianza de los fabricantes alemanes, pero los efectos secundarios fueron más contenidos. Sin embargo, nuestro equipo de materias primas argumenta que una escalada adecuada podría hacer subir los precios del petróleo en 25 dólares/barril frente a los precios actuales del mercado, y los precios del gas en 90 euros, lo que situaría a la zona euro en un punto muy vulnerable, potencialmente", señalan los analistas Evelyn Hermann y Rubén Segura-Cayuela, de Bank of America (BofA) Securities.

Desde Oxford Analitics, el economista Ángel Talavera constata que "las tensiones geopolíticas ejercen una enorme presión sobre los mercados energéticos, y tanto los precios del petróleo como los del gas se mantienen en niveles elevados, y si el enfrentamiento se prolonga es probable que sigan así durante un periodo de tiempo prolongado". "Dado que los precios de la energía representan alrededor de la mitad de la inflación general de la zona euro, esto significa que la inflación no bajará tan rápidamente como habíamos previsto", añade Talavera.

Para el experto, "un periodo de inflación 'más alta durante más tiempo' será un viento en contra adicional para el crecimiento en el primer semestre de este año, ya que los hogares sienten el pellizco en su renta disponible, y también creará un ruido adicional en torno a las próximas reuniones del BCE, ya que el banco central se enfrentará a las crecientes peticiones de una senda más rápida de normalización de los tipos de interés".

Según los cálculos de los dos analistas de BofA, este repunte de la energía agravado por el conflicto entre Rusia y Ucrania llevaría a una inflación general este año en la eurozona del 4% en lugar del 3% en un escenario de riesgo. En su estimación, los analistas de Danske Bank liderados por el estratega Piet Haines Christiansen consideran que "una escalada de las tensiones entre Rusia y Ucrania sigue siendo uno de los mayores riesgos al alza para los precios de la energía a corto plazo, lo que podría añadir otros 0,7-1,5 puntos porcentuales a nuestra previsión de base para la inflación europea del 3,3% en 2022 y crear otro golpe a la demanda".

Transición verde

El riesgo de la energía va más allá del conflicto en la frontera de Ucrania. Una parte de la cesta energética tampoco mostraba signos de flaqueza en las primeras semanas de enero. El petróleo se mantiene cómodo en la zona de los 90 dólares, mientras que muchos metales también cotizan cerca de máximos.

Los analistas de XTB comentan en un nuevo informe que dentro del escenario que denominan 'feo', se materializa las presiones inflacionarias dejan de ser transitorias y comienzan a perdurar en el tipo. "Es fácil defender esta hipótesis... si la crisis energética se alarga y los problemas de suministro no se resuelven pronto, 2022 podría ser un año donde no se produce la tan ansiada reversión de las presiones inflacionistas. Y bastaría que la inflación se mantenga a los niveles actuales para que los bancos centrales tomen conciencia de su error, y decidan que hay que cambiar su política monetaria ultra expansiva por una algo más restrictiva".

Si la energía se mantiene en los niveles actuales o al alza, el principal argumento del BCE pronosticar y creer en una caída de la desinflación intensa a lo largo de 2022 quedaría como mínimo en entredicho. A día de hoy, el precio del petróleo sigue en máximos desde 2014 y el gas está retomando la senda alcista. Todo ello mantiene el precio de los carburantes en máximos históricos y el de la luz en niveles muy por encima de la media histórica.

Los analistas de TD Securities comentan en un informe reciente que "ven riesgos significativos de un aumento persistente en el nivel y la volatilidad de los precios de la energía en el futuro, particularmente debido a factores que influyen en los precios del gas natural. Además de los riesgos geopolíticos por la dependencia de las exportaciones de gas ruso existe una presión a más largo plazo a causa de los costes de la transición en la zona del euro hacia fuentes de energía renovables".

En un discurso reciente, Isabel Schnabel, miembro de la Junta Ejecutiva del BCE, analizó unos precios de la energía que llevan meses siendo altos y su impacto en la política monetaria, argumentando que el BCE quizá no tenga la capacidad para 'atacar' ese auge de precios a través de su política monetaria. Y lo que es más importante, Schnabel vino a reconocer durante el discurso que "con una capacidad de producción insuficiente de energías renovables a corto plazo, inversiones moderadas en combustibles fósiles y el aumento de los precios de las emisiones de carbono, corremos el riesgo de enfrentarnos a un período de transición posiblemente prolongado durante el cual la factura energética aumentará".

Espiral precios-salarios

Por último, está el riesgo de la espiral precios-salarios, un escenario con pocas probabilidades pero cuyo impacto podría ser el más violento y duradero de todos. Se espera que este 2022 comiencen las subidas de salarios en la zona euro. El crecimiento económico es sólido, los precios están subiendo, los intereses son bajos y el mercado laboral está cada vez más ajustado. Como señalan los analistas de ING, los astros se están alineando para que los salarios suban al mayor ritmo en años en la zona euro. No obstante, para desencadenar una espiral entre precios y salarios se necesitan que las subidas salariales sean persistentes, no solo una hecho puntual en 2022, lo que resta papeletas a este riesgo al alza para la inflación.

Selin Ozyurt, economista senior de Allianz, cree que "si experimentáramos un aumento sostenido de los precios, el Reino Unido y Francia podrían correr el mayor riesgo de que se materialice un bucle de precios y salarios a finales de 2022 y 2023, respectivamente. Encontramos que, en este escenario de riesgo, el bucle de precios y salarios podría impulsar la inflación en +3 pp en el Reino Unido y +1 pp en Francia para fines de 2023".

Esta experta explica que el escenario base de Allianz coincide con el consenso: la inflación comenzará a moderarse de forma notable en la segunda mitad de 2022 y se evitará caer en una espiral de precios y salarios. Pero existe el riesgo de que esta espiral se produzca si cuando se comienzan a implementar las subidas de salarios los precios siguen mostrando una tendencia clara al alza. "En Europa continental (Francia y Alemania), la reacción de los salarios a los aumentos de precios se produce con un retraso de alrededor de dos trimestres... Por ejemplo, un choque de precios del 1% aumentaría los salarios promedio en un 1% en Francia después de un año y medio. Esta reacción tardía de los salarios a los aumentos de precios en Francia y Alemania parece reflejar los mecanismos de ajuste de salarios que tienen lugar principalmente a través de un largo proceso de negociación salarial, que suele ocurrir una vez al año", explica la economista de Allianz.

Por otro lado, Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano Economic Research, comenta en declaraciones a elEconomista que una espiral entre precios y salarios "es precisamente el mayor riesgo que hay frente al escenario de la vuelta a la normalidad (el escenario base prevé que la inflación cae al 2% o por debajo a finales de 2022). Las sociedades podrían exigir de manera intensa una subida salarial, pero para que la espiral se produzca, esta subida de salarios tiene que ser duradera, no vale solo un año de alzas de sueldos. Las subidas tendrían que mantenerse para que exista el riesgo de una espiral".

Este experto cree que muchos de los factores que están hoy elevando la inflación (cuellos de botella, energía, tensión geopolítica...) "podría revertirse súbitamente". Este cambio de tendencia drástico y veloz dejaría a muchos distribuidores con unos niveles de inventarios elevados (acumulados durante estos meses de tensión y escasez), lo que lastraría sobremanera la inflación. De modo que una reversión súbita de lo que se está viendo ahora también podría 'destrozar' las previsión de inflación del BCE, pero en el sentido contrario al que se ha expuesto en el artículo: una inflación más baja de la prevista.

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