Cambio sutil en el mensaje del BCE ante la escalada de la inflación. Lo que hace unos meses era un escenario temporal ahora ya no lo es tanto. El vicepresidente del organismo, Luis de Guindos, ha sido el encargado de modular el discurso al afirmar que "quizás la alta inflación no sea tan transitoria como preveíamos hace unos meses". Con todo, el español todavía espera que la inflación se mantenga por debajo del objetivo del BCE en 2023 y 2024, es decir, inferior al 2%.
¿A qué se debe este ligero cambio de parecer? Guindos lo ha justificado con "razones bastante simples". "Primero, los cuellos de botella que son más persistentes de lo que muchos esperábamos en el pasado", indica, y añade "los costes de la energía -con una crisis del gas en ciernes- también seguirán siendo bastante elevados".
"La inflación será más alta durante más tiempo, pero acabará bajando", ha confiado el vicepresidente del BCE, advirtiendo de la necesidad de evitar efectos de segunda ronda que transformarán las subidas en un fenómeno más persistente.
Este 2021 apenas se han visto movimientos de calado en los salarios de la zona euro, pero la historia podría ser bien diferente en 2022. Katharina Koenz, analista de Oxford Economics, destaca en un nota publicada este jueves que "la sólida recuperación del mercado laboral y el impacto rezagado del aumento de la inflación de 2021 desencadenarán un fuerte repunte en el crecimiento de los salarios en la Eurozona". Esto es justo a lo que se refiere Guindos con los efectos de segunda ronda.
Pese a que es justificable reclamar unos salarios mayores ante un coste de la vida al alza, su impacto final sobre el poder adquisitivo real puede ser neutro en el mejor de los casos. Ante las limitaciones actuales por el lado de la oferta, cualquier aumento de la demanda se convertirá, casi en su totalidad, en unos precios mayores, lo que podría generar una suerte de espiral entre precios y salarios.
"Según nuestro modelo, los salarios negociados bajo convenio crecerán un 2,6% en 2022, la tasa más alta para la eurozona desde 2009. Sin embargo, estas estimaciones corren el riesgo de inclinarse al alza"
"Según nuestro modelo, los salarios negociados bajo convenio crecerán un 2,6% en 2022, la tasa más alta para la eurozona desde 2009. Sin embargo, estas estimaciones corren el riesgo de inclinarse al alza, dado que una inflación persistentemente alta podría alimentar una espiral de salarios y precios", advierte Koenz. No obstante, el escenario base o más probable es una moderación de la inflación y un crecimiento racional de los salarios.
Guindos coincide y ve en esos efectos el mayor peligro. "En mi opinión el mayor riesgo para la perspectiva de inflación son los efectos de segunda ronda", ha subrayado, añadiendo que, de momento existe una evolución moderada de los salarios, mientras que ha señalado que, en relación con el impacto de la transición verde, "los beneficios en el medio plazo claramente superan los costes a corto plazo".
Sea como sea, los últimos datos de Eurostat ya se encargaron de desbaratar los cálculos del BCE. El organismo aseguraba que la inflación había tocado techo con el dato de noviembre (4,9%). Poco después, hace tan solo una semana, el IPC armonizado de la zona euro reflejó una escalada hasta el 5% en diciembre, una tasa de variación jamás vista en la historia de la zona euro.
A la espera de ver si este mensaje supone o no un cambio de visión en la política del BCE, el organismo cede algo a la evidencia, o al menos a lo que esperan los expertos en la materia, como ya hicieron otros, entre ellos, el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de EEUU (Fed). Y es que, la institución presidida por Christine Lagarde sigue manteniendo los tipos de interés en mínimos históricos y comprando miles de millones de euros en bonos cada mes.
Por el contrario, la Fed -ante una inflación del 7%- y el Banco de Inglaterra ya han anunciado planes serios para endurecer su política monetaria y poner coto a una inflación. De hecho, el organismo estadounidense ha endurecido su mensaje con una probabilidad de tres subidas de tipos este año -algunos creen que más- y una retirada más acelerada de las compras de deuda.
A la espera de acontecimientos, Guindos ha recordado que el BCE cuenta con flexibilidad para calibrar sus políticas, aunque ha señalado que mantiene el escenario base acordado el pasado mes de diciembre por el que no habrá subidas de tipos hasta poco después de haber finalizado los programas de compras, que se esperan estén vigentes durante el presente año.