
La posibilidad de un conflicto en Ucrania no es nada bueno para la recuperación económica europea. La principal consecuencia de una crisis armada, según los expertos, es un aumento de los precios en un momento en el que la inflación en la Unión Europea se sitúa ya en el 5,3%. El estallido del conflicto aumentaría el indicador, según los últimos análisis, hasta dos puntos, situándose por encima del 7% debido a los precios energéticos. Además, la escalada bélica podría acarrear un recorte de hasta el 1% del PIB en plena senda de recuperación económica occidental tras la crisis del coronavirus.
Los analistas de Oxford Economics emitieron ya una nota en el que alertan de esta posibilidad. "Las tensiones entre Rusia y Ucrania siguen presionando los precios de la energía, que se mantienen en niveles extremadamente altos. Si no se resuelve rápidamente el conflicto, es probable que los elevados precios de la energía mantengan la inflación de la zona del euro en niveles elevados durante los próximos meses, reduciendo aún más los ingresos de los hogares y ejerciendo una presión adicional sobre el BCE para que se resista a subir los tipos de interés", apuntan los expertos. "Las primeras cifras del PIB del cuarto trimestre en varios países sugieren que la economía de la eurozona se desaceleró sustancialmente a finales de 2021, pero evitó la contracción total", añaden.
El principal problema está en el gas. Las importaciones de gas de Rusia al noroeste de Europa desde agosto a diciembre se redujeron en un 38% en comparación con el mismo período de 2018, según el US Investment Bank. Las reservas de gas en Europa también son más bajas que el promedio. Han caído un 21% respecto al 12 de enero, en comparación con el promedio de cinco años.
Europa depende de Rusia para obtener alrededor del 35% de su gas natural, que en su mayoría proviene de gasoductos que cruzan Bielorrusia y Polonia hasta Alemania; el Nord Stream 1, que va directamente a Alemania, y otros a través de Ucrania. Como parte de las posibles sanciones en caso de que Rusia invada Ucrania, Alemania amenaza con detener el nuevo gasoducto Nord Stream 2 desde Rusia. Se prevé esta infraestructura aumente las importaciones de gas a Europa, pero también subraya su dependencia energética de Moscú. Los analistas de materias primas esperan que las exportaciones de gas natural de Rusia a Europa occidental se reduzcan significativamente a través de Ucrania y Bielorrusia en caso de sanciones y que los precios del gas vuelvan a los niveles del cuarto trimestre.
Según Capital Economics, el impacto inflacionario de las tensiones en el suministro de gas asciende, por el momento, al 0,2% o 0,3% este año. En algunos países, la contribución a la inflación puede ser menor debido a los recortes del IVA -como es el caso de Polonia- y los topes de precios del gobierno -como es caso de Hungría-.
El segundo gran problema energético es el petróleo. El precio del crudo Brent alcanzó estas semanas su nivel más alto desde finales de 2014. Sin embargo, S&P ya advierte en uno de sus últimos análisis de que el problema podría agudizarse. Según sus expertos, "los mercados petroleros también podrían verse afectados por restricciones o interrupciones. Ucrania mueve petróleo ruso a Eslovaquia, Hungría y la República Checa. El tránsito de Ucrania de crudo ruso para exportar al bloque fue de 11,9 millones de toneladas métricas en 2021, por debajo de los 12,3 millones de toneladas métricas en 2020".
JPMorgan ha ido más allá y considera que las tensiones amenazaban con un "aumento material" en los precios del petróleo. Señaló que un aumento a 150 dólares el barril -como estiman algunos modelos- reduciría el crecimiento del PIB mundial un 0,9% en la primera mitad del año, mientras que la inflación se duplicaría con creces a 7,2%.
Más impacto en el Este
James Reilly, analista de Capital Economics, destaca, en este sentido, que la mayoría de los países europeos son importadores netos de petróleo y las balanzas comerciales se deteriorarán. "Estimamos en en hasta un 0,3% del PIB el impacto, con un promedio de petróleo en 75 u 85 dólares en lugar 70. En la mayoría de los casos, esto no debería ser una preocupación, incluida Turquía, pero han surgido grandes déficits en cuenta corriente recientemente y esto se sumará a lo que se está convirtiendo en un déficit cada vez más grande y preocupante en Rumanía, que puede ejercer una mayor presión a la baja sobre su moneda, el leu", explica.
La peor situación, como es lógico, la presenta Ucrania. La crisis ha aumentado la presión sobre los mercados financieros en el país. Su moneda, la hryvnia, ha bajado un 4% en lo que va de año y los diferenciales de los bonos en dólares están cerca de un máximo de dos años. El banco central de Ucrania ha intentado respaldar la moneda con una venta de 800 millones de dólares de reservas de divisas en lo que va de mes y aumentando su tasa de referencia al 10% esta semana. El Gobierno Ucraniano ha anunciado otra subida de tipos en marzo. "Esperamos que los tipos alcancen el 11,5% este año", apunta James Reilly.
Una invasión a gran escala, o incluso la mayor amenaza de ella, desencadenaría una mayor fuga de capitales, tensiones en la balanza de pagos y preocupaciones sobre la deuda soberana. Sin embargo, la economía ucraniana es más fuerte ahora que en el período previo a 2014. El déficit por cuenta corriente es del 3% del PIB -frente al 8%de entonces- y las reservas de divisas de 29.000 millones de dólares ahora cubren una mayor proporción de la deuda externa a corto plazo, por valor de 47.000 millones de dólares. "Pero, en última instancia, los fundamentos macroeconómicos de Ucrania siguen siendo débiles y las tensiones persistentes afectarán a los mercados", apuntan desde Capital Economics.
Arrastre a la Eurozona
Este nuevo frente en el este abre un nuevo freno a la recuperación de la Eurozona, que desde hace meses pierde tracción. El último inflación ha rebasado las expectativas en todos los indicadores. El mercado esperaba que el IPC general desacelerase hasta el 4,7% (frente al 5%), mientras que esperaban también un leve descenso del subyacente hasta el 2,5% (frente al 2,6%). Por otro lado, la tasa mensual (lo que han subido los precios de un mes a otro) ha sido del 0,4%. Es la energía la mayor contribuyente a este auge de los precios, con una subida récord de un 26% interanual. Sin embargo, esta subida de precios se traslada ya al consumo. Cada vez son más los bienes y servicios de la cesta de la compra que empiezan a presentar contribuciones más sólidas al IPC, es decir, las subidas de precios están ya por todas partes.
Con este escenario, el conflicto ucraniano añade más tensión a los precios. "Todo el mundo es muy consciente de que tenemos que tomarnos muy en serio la situación geopolítica y el posible impacto en los precios de la energía. Y tenemos que dar una respuesta europea lo antes posible", comentó esta semana la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, en una entrevista con medios americanos.
Las malas sensaciones se dejan notar ya en los indicadores adelantados europeos. El Flash del Índice PMI Compuesto de la actividad total de la Eurozona se situó en 52.4 (53.3 en diciembre), registrando su mínima de los once últimos meses. De esta forma, la expansión de la actividad empresarial de la zona euro se ralentizó por segundo mes consecutivo en enero debido a que la propagación de la variante ómicron afectó cada vez más a la economía de la región. Pese a que un alivio de los retrasos en las cadenas de suministro proporcionó un bienvenido impulso a la producción manufacturera, las renovadas restricciones por la Covid-19 produjeron una marcada desaceleración del crecimiento del sector servicios.
Los precios medios cobrados por los productos y servicios aumentaron a un ritmo sin precedentes en la historia de la serie hasta la fecha. Los precios medios de venta conjuntos de ambos sectores aumentaron a un ritmo igual al de la máxima histórica del estudio, registrada en noviembre del año pasado. Se observó un nuevo récord en el sector servicios puesto que los costes fueron impulsados aún más al alza por los precios de las energías y los costes salariales.
"Los precios de los productos y servicios están aumentando a una tasa conjuntamente récord puesto que los crecientes costes laborales y de las energías contrarrestan la atenuación de los precios de las materias primas en las unidades productivas, haciendo que se esfumen las esperanzas de una mejora inminente de las presiones inflacionistas", apunta , Chris Williamson, economista jefe de IHS Markit, encargado de elaborar el índice PMI.