La flexibilidad del BCE ha cambiado de dirección. Si durante meses o años este término hacía referencia a la posibilidad de añadir más estímulos y bajadas de tipos, ahora la flexibilidad mira al lado opuesto: un ajuste monetario para contener la inflación que podría llegar este mismo año. "Creedme, cuando las condiciones se cumplan actuaremos porque es nuestro deber", ha asegurado Christine Lagarde, presidenta del BCE. Los mercados han recibido el mensaje del banco central y ahora descuentan hasta tres subidas de tipos para este 2022.
Lagarde ha reconocido abiertamente que la inflación ha subido con más fuerza de lo previsto y que se va a mantener alta más tiempo de lo esperado. Sin embargo, los precios deberían terminar bajando a lo largo del año porque los grandes propulsores tienen un carácter temporal (la energía). No obstante, "los riesgos para la inflación se han inclinado al alza, sobre todo en el corto plazo".
La banquera ha explicado que el BCE está dispuesto a usar todas las herramientas para llevar a la inflación al 2% en el medio plazo (ahora se sitúa en el 5,1%). No obstante, el alza del precio del dinero, de producirse, llegaría a finales de este 2022 porque "el BCE no subirá tipos hasta que las compras netas de activos hayan terminado". Aunque las compras netas del PEPP (el programa contra la pandemia) terminan en marzo, las del APP (el programa convencional) se mantendrán como mínimo hasta el tercer trimestre del año. Por lo tanto, las subidas de tipos podrían producirse en 2022, pero en una de las últimas reuniones.
"Más despacio que la Fed y que el Banco de Inglaterra, pero el Banco Central Europeo también está cambiando su postura como respuesta a la inflación. Lagarde ya no descartó una subida de tipos en 2022. En lugar de repetir su declaración de diciembre de que una subida de tipos en 2022 es 'muy poco probable', explicó que el Consejo del BCE examinará en profundidad las causas de la alta inflación y su impacto en las perspectivas a medio plazo en su reunión del 10 de marzo", comentan los analistas de Berenberg en una nota.
Los economistas de Commerzbank son todavía más precisos y vaticinan dos subidas de tipos este año: "Hemos visto indicaciones bastante claras de que probablemente el BCE comenzará a endurecer la política en marzo, anunciando el fin de las compras netas de bonos a partir de septiembre. Además, ahora esperamos una subida de tipos de 25 puntos básicos tanto en septiembre como en diciembre".
Lagarde ha reconocido que la subida de precios ha superado las previsiones del banco central. "La inflación ha aumentado considerablemente en los últimos meses y ha vuelto a sorprender al alza en enero. Esto se debe principalmente a los costes más altos de la energía que están elevando los precios en muchos sectores, así como a los precios más altos de los alimentos. Es probable que la inflación se mantenga elevada durante más tiempo de lo esperado, pero que disminuya en el transcurso de este año", ha recalcado Christine Lagarde durante su discurso inicial en la rueda de prensa.
Por otro lado, la abogada francesa ha admitido que el auge de los precios en la energía ha comenzado a trasladarse a otros bienes y también a los servicios. Por ejemplo, la comida está siendo una de las víctimas por el fuerte auge del precio de los fertilizantes y del transporte.
Todo ello está erosionando el poder adquisitivo de las familias y poniendo en peligro su capacidad de consumo, que a la postre es el motor de la economía europea. No obstante, Lagarde espera que los salarios comiencen a subir a lo largo de 2022, lo que mejorará el poder compra de los hogares y podría volver a dar un nuevo impulso al consumo. Bajo esta hipótesis, el PIB debería resurgir con fuerza a lo largo de 2022.
La flexibilidad del BCE gira
No obstante, la clave del discurso de Lagarde ha estado en la connotación de 'flexibilidad' que le ha otorgado Lagarde a las herramientas del BCE. Hasta la fecha, esta flexibilidad solo tenía una dirección: una política monetaria más expansiva. Ahora, Lagarde ha usado este término en la otra dirección.
Cuando se le ha preguntado si el BCE va a hacer algo para contener la inflación, Lagarde ha señalado que "el Consejo está dispuesto a ajustar todos sus instrumentos, según proceda, para garantizar que la inflación se estabilice en su objetivo del 2% medio plazo", lo que ha sido interpretado como la posibilidad de realizar un ajuste restrictivo, es decir, subidas de tipos y un descenso de las compras de bonos.
"Sorpresas al alza"
"Hemos tenido sorpresas al alza con la inflación en diciembre y en enero, hemos conversado de ello en el Consejo porque sabemos que la carga de esta subida de precios afecta, sobre todo, a los hogares más vulnerables. Puedo asegurarte (contestaba a una periodista) que este tema ha estado sobre la mesa, pero estamos poniendo el foco en el medio plazo y esto es algo que será examinado en próximas reuniones cuando tengamos nuevas proyecciones (en marzo) y nuevos datos sobre el mercado laboral y los salarios para analizar en profundidad el impacto", ha asegurado Lagarde.
Lagarde marcado distancias también con la Fed de EEUU y el Banco de Inglaterra, que ha subido los tipos de interés en dos ocasiones en un mes y medio. La presidenta del BCE ha explicado que "las fuerzas del mercado laboral son diferentes. Allí los salarios están subiendo y las empresas tienen una aguda escasez de personal. Aquí en la zona euro, la participación aún está volviendo a los niveles previos al covid, pero todavía no hemos visto movimientos importantes en términos de salarios, esto debería ser el siguiente aspecto que tendríamos que ver".
Además, la presidenta del BCE ha advertido de que la economía mantendrá un crecimiento moderado por la nueva ola de covid, la escasez de ciertos materiales, de maquinaría, personal para trabajar y por la pérdida de poder adquisitivo de las familias, lo que lastrará el consumo privado.
Un comunicado sin sorpresas
Por otro lado, el Banco Central Europeo ha mantenido los tipos de interés en mínimos históricos pese al elevado nivel de la inflación, que se encuentra en máximos desde la creación del euro. No obstante, esta era la previsión y el consenso dominante para un banco central que quiere apoyar una recuperación económica todavía frágil y que sigue apostando por la transitoriedad de la inflación, aunque cada día que pase esta apueste se pague más cara.
De este modo, el BCE ha confirmado todo lo anunciado en diciembre: el tipo de interés principal se mantiene en el 0%, mientras que la facilidad de crédito seguirá en el 0,25% y la facilidad de depósito (donde aparcan los bancos sus reservas) en el -0,5%. El banco central también anunció la retirada progresiva de los estímulos. Aunque los tipos de interés llevan sin tocarse desde 2019, el mercado ha comenzado a descontar tres subidas del precio del dinero en la Eurozona para este 2022, algo que deberá aclarar la institución.
En cualquier caso, la presión continuará aumentando. El estímulo de los fondos europeos de Nueva Generación debe aumentar la confianza de que la inflación se estabilice en 2% a medio plazo y los halcones del BCE van a estar preocupados por los riesgos, aseguran los economistas de Pictet WM.
Estos expertos creen que ahora el principal desafío del BCE es crear unas condiciones financieras más estrictas, pero no un endurecimiento injustificado. De manera que la normalización, por gradual y cautelosa que sea, requiere la combinación de datos macroeconómicos sólidos, mercados financieros estables, creciente demanda externa de la deuda gubernamental, comunicaciones consistentes y, probablemente, mucha suerte.