Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

El petróleo se estaba asomando al abismo y se cayó. Los futuros de crudo (tanto Brent como West Texas) acumulan una caída que supera ya el 16% en dos meses (desde principios de julio). Este descenso resulta un tanto sorprendente, puesto que se ha producido en un mercado físico (petróleo al contado) ajustado y con los inventarios cayendo. Es más, el desplome del crudo ha llegado con el mercado en estructura de backwardation (el crudo físico es más caro que los futuros), lo que deja entrever que en este preciso momento la demanda es incluso más fuerte que la oferta. Sin embargo, la tormenta perfecta que se cierne sobre el mercado de petróleo ya ha provocado una fuerte caída de precios que podría acentuarse si termina estallando. Los nubarrones que conforman esta tormenta son potentes: el principio del fin de los recortes de la OPEP (aumenta la oferta), la probable vuelta al mercado del petróleo libio (aumenta la oferta), la notable desaceleración de la economía de China (reduce la demanda) y el riesgo de recesión en Occidente (también reduciría la demanda). Si todos estos riesgos terminan materializándose, el mercado de petróleo podría terminar patas arriba. El año que prometía ser alcista podría terminar siendo todo lo contrario.

Los futuros de petróleo han sufrido cinco correcciones intensas en las últimas siete jornadas de cotización. Algunas de estas caídas han llegado a alcanzar el 3%, como es el caso de la del pasado viernes o la de este martes. La sorprendente debilidad de la demanda de petróleo en China, la expectativa del principio del fin de los recortes de la OPEP (algo que aún está por ver), los rumores sobre una bajada de precios del crudo saudí y el boom de producción en varios países de América están generando importantes turbulencias en el mercado de futuros del crudo, pese a que hasta hace unos pocos días los factores que dominaban (Libia, tensiones geopolíticas o el plan de Irak para compensar el exceso de producción de meses) eran alcistas para el 'oro negro'. 'Eran' alcistas, en pasado. Sin ir más lejos, este martes, el crudo Brent, de referencia en Europa, se tiñe de rojo con caídas, que han llegado al 4, 86%, y su cotización se acerca a un punto crítico a nivel de análisis técnico. El petróleo crudo se está jugando una bajada adicional del 10% si rompe esa zona.

Aunque intenta moverse con sigilo, cada paso del elefante chino resuena ya irremediablemente en el resto del mundo. Dentro del contexto económicamente languideciente del gigante asiático, los números habían hecho a los economistas confiar en una cierta recuperación comandada por un destacado impulso industrial y unas reseñables exportaciones más allá de la perenne flaca demanda interna y del eterno problema inmobiliario del país. Ahora, ese impulso parece disolverse como un azucarillo dentro de un té chino y la repentina parálisis lanza un preocupante aviso al sector manufacturero mundial en medio de recurrentes temores de recesión tras los últimos estornudos de EEUU con sus cifras de empleo.

Los temores de recesión han vuelto con fuerza a la ciudad. Bastó un mal dato de empleo de EEUU en julio para desatar la histeria. La previsión de una recesión en EEUU tras las agresivas subidas de los tipos de interés que afectase a toda la economía global -si EEUU se constipa, el resto estornuda- provocó un descalabro en los mercados que poco a poco se ha ido paliando en agosto y unas dudas que no se acaban de disipar. En busca de pistas y de un canario en la mina que avise cuando el grisú empiece a asfixiar a la economía europea, los analistas han posado sus miradas en una de las más cíclicas del mundo, la de Suecia.

Durante este verano se han publicado varios reportajes en diferentes medios de notable importancia en el mundo anglosajón en los que se preguntaban con cierta 'envidia' por qué los países del sur de Europa disfrutan de una esperanza de vida tan alta si son mucho más pobres (en términos de renta per cápita) que EEUU o Reino Unido. The Economist o la Fox han sido algunos de los medios que han analizado, a raíz de un informe de una universidad norteamericana, las excelentes cifras presentes y futuras (expectativas) de la esperanza de vida de España o Italia.

EEUU y Occidente en general han comenzado a adoptar una política mucho más intervencionista en las relaciones de sus empresas con China. Los intercambios comerciales se están viendo obstaculizados por aranceles y otras medidas. Además, los países avanzados, liderados por EEUU están intentando reducir la trasferencia de tecnología que Pekín puede usar para culminar su sorpasso (económico y militar) a Occidente. Aunque los países avanzados han comenzado a actuar, China ya es un gigante con un nivel de desarrollo relativamente alto (algunos consideran ya a China como un país avanzado) y que cuenta con varios sectores punteros a nivel global. Esta cómoda posición permite a China jugar sus cartas con garantías. Por ejemplo, los controles que ha impuesto Pekín a las exportaciones de ciertos materiales clave para la producción de semiconductores, conocidoscomo el petróleo del siglo XXI, suponen un duro golpe para Occidente.

El mercado de petróleo se encuentra en este preciso momento en déficit. Según el último informe mensual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda (el petróleo que se consume a diario para producir gasolina, químicos...) supera a la oferta (el crudo que se bombea todos los yacimientos del mundo). De este modo, el precio del barril de Brent ronda los 80 dólares y el mercado muestra cierta tensión (importantes oscilaciones en periodos cortos de tiempo). Pero si las previsiones a más corto plazo parecen un tanto inciertas, las 'apuestas' para 2025 son todo lo contrario: sobrará petróleo (habrá superávit) y el precio del crudo tenderá a bajar ligeramente.

El yacimiento petrolífero Johan Sverdrup, situado en el Mar del Norte, es una de las joyas de la industria energética noruega y el mayor yacimiento petrolífero de Europa en términos de producción. Este yacimiento se ha convertido en muy poco tiempo en la pieza clave para la producción de petróleo del país y para la demanda europea en un contexto de importantes turbulencias geopolíticas, no solo por su envergadura, sino también por su relevancia estratégica ante las restricciones impuestas en Europa al petróleo ruso. Su puesta en marcha se produjo en un momento en el que la producción de crudo del Mar del Norte se encontraba en plena decadencia. Pese a todo lo anterior y la 'juventud' de este yacimiento, Sverdup está a punto de entrar en la fase más temida por la industria petrolera: la fase de declive.

La flota fantasma de Rusia se ha convertido en un instrumento vital para Rusia y -esto entre comillas- para el resto del mundo. Cientos de buques petroleros de dudoso origen mueven el petróleo ruso de un lado para otro, con rutas inexactas y rumbos zigzagueantes, generando un flujo de ingresos constante para Moscú y manteniendo el equilibrio en el mercado de petróleo global (si Rusia no pudiera exportar su crudo estaríamos ante una crisis del petróleo histórica). Más allá de lo anterior, que es lo relevante, la creación de esta flota está dejando imágenes e historias que incluso son más llamativas e interesantes que los puros datos económicos. Un buen ejemplo es lo que está sucediendo en las costas de Estonia, donde 'colmenas' de buques petroleros de esta flota se amontonan, generando riesgos medioambientales, tensiones geopolíticas y protagonizando sucesos que merece la pena contar.

La guerra de Ucrania tiene centenares de implicaciones, sin embargo, la energética ha estado siempre en primer plano para Europa. El continente, que se había acostumbrado al gas y crudo rusos baratos, ha tenido que 'independizarse' a velocidad récord, provocando un vuelco en el mercado a nivel mundial, con todo el caos que eso conlleva. Sin embargo, hay otra batalla que definirá el futuro del viejo continente y que se definirá con la guerra: el próximo pulmón energético del continente (y una de las regiones con más potencial del mundo) está bajo asedio, el Mar Negro.