
El boyante mercado laboral de EEUU posterior al covid se empieza a deteriorar con fuerza. Así lo constata el informe oficial de empleo publicado este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). En julio, la creación de empleo cayó de 179.000 nóminas no agrícolas a 114.000, muy por debajo de las 175.000 que esperaban los analistas (una estimación ya de por sí más baja de las habituales lecturas por encima de 200.000 de después de la pandemia). Incluso la cifra de junio ha sido revisada a la baja desde las 206.000 nóminas. El otro dato más mediático del informe, la tasa de paro, también sorprende para mal: se esperaba que se mantuviera en el 4,1% y escala hasta el 4,3%, el nivel más alto en casi tres años. El rápido enfriamiento del mercado trabajo que muestran otros datos y que certifica este informe no solo ata definitivamente el primer recorte de los tipos de interés por parte de la Fed en septiembre, sino que le envía el mensaje de que quizá se ha excedido en su endurecimiento, lo que acercaría el tan temido 'aterrizaje brusco' de la economía.
Además de las nóminas no agrícolas y la tasa de desempleo, otro dato muy observado del informe hace más nítida la fotografía. Los ingresos medios por hora avanzaron un 0,2% intermensual en junio frente al 0,3% previo y al 0,3% previsto. Esto arroja una lectura interanual del 3,6%, muy próxima ya el 3,5% que la Fed ve necesario para converger hacía un objetivo de inflación del 2%. No hay que olvidar que el ajustado mercado de trabajo de EEUU tras la pandemia por falta de mano de obra derivó en unas presiones salariales (las empresas tenían que ofrecer más para contratar) que acabaron siendo presiones inflacionarias.
Volviendo al apartado de la creación de empleo, la desaceleración fue generalizada en todos los sectores de servicios, con un aumento del empleo en los servicios privados de sólo 72.000 puestos de trabajo, por debajo del aumento de 125.000 registrado en junio, debido en parte a una caída de 20.000 puestos de trabajo en el sector de la información y a un modesto descenso de 8.700 puestos de trabajo en los servicios de ayuda temporal, así como a la desaceleración en la mayoría de los demás sectores. El empleo en el sector sanitario aumentó en 64.000 puestos menos y el sector público también se vio menos respaldado que en meses anteriores, con un aumento del empleo en las Administraciones Públicas de 17.000 puestos menos. En lo que respecta al paro la sorpresiva subida de dos décimas se debió, al menos, a que el crecimiento de la población activa, de 420.000 personas, superó al de la tasa de empleo de los hogares, que aumentó en 206.000 personas.
Hasta ahora, el camino era 'fácil' para la Fed. Dentro de su doble mandato de vigilar la inflación y el empleo, la coyuntura post-pandémica hizo que toda la atención se pusiera en la inflación, pasando a un segundo plano el aterrizaje de la economía. Con los precios ya en clara desinflación, la propia Reserva Federal ha reconocido recientemente que vuelve a mirar con más celo hacia el empleo ante la posibilidad de que el deterioro sea mayor del esperado. El propio presidente de la Fed, Jerome Powell, reconoció este miércoles después de la reunión de julio del banco central -en la que no se tocaron los tipos- que el mercado laboral está ahora más en su punto de mira. Esto es lo que lleva a pensar que existe un cierto temor a que la Fed se haya excedido en su endurecimiento.
"La brusca desaceleración de las nóminas en julio y el fuerte aumento de la tasa de desempleo hacen inevitable un recorte de los tipos de interés en septiembre y aumentarán las especulaciones de que la Reserva Federal iniciará su ciclo de relajación con un recorte de 50 puntos básicos o incluso con un movimiento entre reuniones", opina Stephen Brown, de Capital Economics.
La reacción del mercado no se ha hecho esperar. Los operadores prevén ahora que el banco central estadounidense aplicará cuatro recortes de 25 puntos básicos en sus tres reuniones restantes de este año, lo que supone una flexibilización de unos 108 puntos básicos en 2024, lo que sugiere la expectativa de que uno de ellos será el recorte de medio punto que sugieren en Capital Economics o una bajada en una reunión extraordinaria.
La reevaluación de expectativas ha prolongado el repunte de los bonos del Tesoro a su séptimo día consecutivo. El rendimiento de los bonos del Tesoro a dos años, sensibles a la política monetaria de la Fed, cayó hasta 31 puntos básicos, hasta el 3,84%, el nivel más bajo en más de un año. Las tasas de los bonos del Tesoro de todos los vencimientos cayeron al menos 12 puntos básicos, y el bono de referencia a 10 años extendió su movimiento por debajo del 4%, hasta el 3,79%. "El mercado está empezando a pensar que la Fed llegó demasiado tarde para recortar las tasas", sostiene Tony Farren, director gerente de ventas y operaciones de tasas en Mischler Financial Group.
Enfriamiento en otros datos
Como suele ocurrir con cada publicación del informe de empleo el primer viernes de cada mes, la semana ha venido precedida de más datos laborales. Los últimos se conocieron este jueves. Destacó sobre todo un flojo dato de ISM manufacturero y, en particular, su componente de empleo, muy débil (cayó de 49,3 a 43,4 en julio). Las peticiones iniciales de subsidio por desempleo de la semana anterior, a su vez, sorprendieron al pasar de de 235.000 a 249.000, muy por encima de la previsión del consenso de 236.000.
El martes se conoció otro informe muy observado por la Fed, la encuesta JOLTS sobre vacantes de empleo, también de la BLS. Las ofertas de empleo en EEUU aumentaron en 8,18 millones en junio, superando las expectativas de ocho millones, pero por debajo de los 8,23 millones de mayo. El sector manufacturero, procíclico, fue el más afectado, con 100.000 vacantes menos, una sexta parte del total de mayo. Por su parte, la tasa de contrataciones bajó 0,2 puntos porcentuales, hasta el 3,4%, y la tasa de abandonos se mantuvo sin cambios desde el 2,1% de mayo, revisado a la baja.
BCA Research: "Seguimos convencidos de que el mercado laboral estadounidense se ha embarcado en una senda de debilitamiento no lineal que culminará en una recesión a finales de año o principios del próximo"
"Seguimos convencidos de que el mercado laboral estadounidense se ha embarcado en una senda de debilitamiento no lineal que culminará en una recesión a finales de año o principios del próximo. Aunque se sitúan en distintos niveles en relación con sus historiales individuales, la tasa de contrataciones, la tasa de abandonos y la tasa de aperturas han tendido todas a la baja y presagian un menor crecimiento de la remuneración. El crecimiento de los ingresos es el principal motor del gasto de los hogares, y los demás motores del consumo se están desvaneciendo. El exceso de ahorro está disminuyendo y los bancos han endurecido sus criterios de concesión de préstamos a los consumidores", están convencidos los analistas de BCA Research.
"La imagen general es la de un mercado laboral estadounidense que se enfría, sin que haya motivos para temer un aumento del desempleo. La contratación parece ralentizarse, pero el despido no es una preocupación generalizada. Un mercado laboral neutral merece recortes de tipos, porque los recortes de tipos no son un estímulo económico si se ajustan principalmente al descenso de la inflación (y mantienen neutrales los tipos de interés reales). Esta es una de las razones por las que la Reserva Federal tarda ahora en bajar los tipos", señala Paul Donovan, economista jefe de UBS en Londres.
"Bajo la superficie, cada vez hay más indicios de que la demanda de mano de obra se está enfriando. Los datos de las encuestas entre empresas, el descenso de las nuevas contrataciones según las estadísticas JOLTS y el hecho de que el empleo esté ahora impulsado en gran medida por sectores menos cíclicos (educación, sanidad y sector público) indican una ralentización. En general, los datos del mercado laboral son poco fiables y se revisan con frecuencia. Las menores tasas de respuesta tras la pandemia han agravado estos problemas. Este año, el crecimiento del empleo ha tendido a revisarse a la baja con respecto a las primeras cifras preliminares", completa Elisabet Kopelman, analista de SEB.