Economía

El mercado de trabajo de EEUU vuelve a echar en freno en junio con una menor creación de empleo y un paro subiendo del 4%

  • Las nóminas bajan a 206.000 y las de mayo se revisan de 272.000 a 218.000
  • El paro sube al 4,1% y los ingresos medios bajan del 4% tres años después
  • El primer recorte de tipos de la Fed en septiembre coge aún más tracción
Foto: Alamy

El potente tras la pandemia mercado de trabajo de EEUU volvió a echar el freno en junio tras una abultada creación de empleo en mayo que sorprendió una vez más a los economistas. Según el informe publicado este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo de EEUU, el mes pasado se registraron 206.000 nóminas no agrícolas, ligeramente por encima de las 190.000 esperadas por el consenso de analistas, pero notablemente por debajo de las 272.000 registradas inicialmente en mayo. De hecho, en este informe, la cifra de mayo se revisa a la baja hasta las 218.000 y la conjunta de abril y mayo suma un recorte de 11.000 puestos, confirmando la dinámica de enfriamiento. El repunte de la tasa de desempleo una décima hasta el 4,1% cuando se esperaba que siguiese en el 4% y la relajación experimentada en los ingresos medios de los trabajadores rubrican la visión de que la Reserva Federal de EEUU está cada vez más cerca de empezar a recortar los tipos de interés en vista de que la inflación continúa a la baja y la economía empieza a mostrar debilidades. La apuesta de una primera bajada de tipos en septiembre coge aún más tracción.

"Este aumento de 206.000 no fue tan bueno como parece a primera vista. El empleo público aumentó en 70.000 personas, con grandes incrementos en las administraciones estatales y locales no relacionadas con la educación que son difíciles de cuadrar con la evidencia anecdótica de los déficits presupuestarios que obligan a muchos estados a frenar el gasto. Del aumento de 136.000 puestos de trabajo en el sector privado, 82.000 correspondieron a la asistencia sanitaria y social. Esto sugiere que el empleo cíclico sólo aumentó en unas 50.000 personas, lo que se suma a la debilidad del crecimiento del PIB. El descenso masivo de 48.900 empleos de ayuda temporal también es una señal desconcertante", explica Paul Ashworth, de Capital Economics, en una primera valoración sobre los datos.

En lo tocante a la tasa de paro, Ashworth destaca que su repunte se debe a razones "correctas", ya que el aumento de 277.000 personas en la población activa eclipsó el discreto aumento de 116.000 personas en la medición del empleo a través de la encuesta a los hogares (de la otra pata del informe, la encuesta a las empresas, se extrae el dato de nóminas). "En abril del año pasado se situaba en el 3,4%, lo que indica que se está formando una atonía que está frenando el crecimiento de los salarios", indica James Knightley, economista de ING. De hecho, dentro del informe de la BLS, el dato de ingresos medios por hora es significativo en la medida en la que el dato interanual baja del 4% por primera vez desde el verano de 2021. La tasa del 3,9% (dos décimas menos que en mayo) ya se acerca más al 3,5% que en la Fed ven compatible con el objetivo de inflación del 2%.

Aunque la primera bajada de tipos de la Fed para septiembre ya estaba descontada en más de un 75% por los operadores de mercado, estos datos de empleo refuerzan la posibilidad. "Dado que la inflación también parece comportarse mejor, siguen aumentando las posibilidades de que la Reserva Federal recorte los tipos de interés en septiembre", certifica Knightley. Los datos de este viernes también consolidan la apuesta de dos recortes para 2024 frente a la única bajada en todo el año que dejaron traslucir los funcionarios de la Fed en sus proyecciones trimestrales de junio. Con esta expectativa de una Fed más suave (aflojando antes la subida del precio del dinero), los mercados han reflejado rápidamente una caída de varios puntos básicos en los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos y diez años, así como un retroceso del dólar frente al euro y la libra esterlina.

Con los datos conocidos en los últimos meses, "las implicaciones de la política monetaria no son significativas, pero la creciente evidencia de que la economía creció por debajo de la tendencia en el primer semestre del año presta cierto apoyo, aunque no una tonelada, a que la Fed recorte pronto los tipos de interés", explica Ryan Sweet, de Oxford Economics. "Recientemente, el presidente de la Fed, Jerome Powell, describió la economía como sólida, pero hay indicios de que la función de reacción de la Fed se está volviendo más equilibrada, con un mayor énfasis en el mercado laboral en relación con el año pasado", añade. "La Reserva Federal debería estar razonablemente satisfecha con este informe, ya que es coherente con su discurso del aterrizaje suave", agrega Knightley desde ING. "La Fed no quiere provocar una recesión si puede evitarlo y preferiría poder pasar de una política restrictiva a otra 'ligeramente menos' restrictiva si los datos lo permiten", apostilla.

Para Christoph Balz y Bernd Weidensteiner, es probable que pronto" la Fed ya no pueda permitirse el lujo de centrarse exclusivamente en la lucha contra la inflación". "La Reserva Federal describe a menudo su política monetaria como un ejercicio de gestión de riesgos. Esto significa que se ocupa principalmente de aquel de sus dos objetivos -pleno empleo y estabilidad de precios- que más le falla. En los últimos años, esta ha sido una evaluación relativamente sencilla. Esto se debe a que la economía crecía con fuerza en el pleno empleo, mientras que la inflación era demasiado elevada. También en los primeros meses del año en curso, la atención se centró en la evolución de los precios, ya que la inflación subyacente en el primer trimestre fue demasiado elevada para el gusto de los funcionarios. Sin embargo, el equilibrio está cambiando gradualmente", desarrollan.

La inflación se calmó en abril y sobre todo en mayo. Al mismo tiempo, en las últimas semanas se han publicado cada vez más datos económicos reales e indicadores de sentimiento relativamente débiles. Aunque es probable que la economía haya seguido creciendo en el segundo trimestre, una nueva ralentización significativa probablemente no beneficie a la Reserva Federal. Por lo tanto, el enfoque de gestión de riesgos de la Fed debería dar más peso a la parte de pleno empleo de su mandato. "Si los signos de debilidad se confirman en los meses de verano, es probable que el debate sobre los recortes de los tipos de interés cobre un impulso considerable", avisan los economistas alemanes.

Pendientes del IPC y de Biden

Como suele ocurrir con cada informe mensual de empleo, los días previos se han conocido otras importantes métricas del mercado de trabajo. La más observada ha sido una vez más la de vacantes de empleo de la encuesta JOLTS. Aunque los datos de esta encuesta son relativos a mayo, el repunte por sorpresa en las vacantes causó cierto revuelo. Las vacantes por desempleado son un indicador que casi se puede decir que ha obsesionado a la Fed, dada su fiabilidad a la hora de telegrafiar unas presiones salariales que han preocupado a los funcionarios en medio de la oleada inflacionaria vivida. Un mayor número de vacantes evidenciaba una falta de mano de obra que empujaba al alza las remuneraciones ofrecidas y las renuncias de los empleados para irse a un trabajo mejor pagado. Esta ha sido la tónica tras la pandemia. Sin embargo, el dato de mayo se considera aún como algo aislado, ya que en los meses precedentes las vacantes han caído con fuerza desde máximos, demostrando una progresiva normalización del mercado de trabajo.

El otro dato más observado vino con el indicador de empleo del ISM de servicios de junio. Este componente de empleo se contrajo aún más, de 47,1 a 46,1 (por debajo de 50 es contracción), decepcionando las expectativas de un ritmo de caída más lento. La debilidad que arrojaba la cifra hacía prever un débil dato de nóminas no agrícolas este viernes, ya que los servicios representan la mayor proporción de las mismas. En la misma línea, la encuesta de nóminas privadas de la empresa ADP, que se suele considerar un aperitivo al informe de la BLS pese a la disonancia que han presentado ambos desde la pandemia, también reflejó enfriamiento en junio, con un aumento de 150.000 puestos, por debajo de los 163.000 esperados y de los 157.000 del mes anterior.

Aunque el escenario del primer recorte en septiembre está ya muy descontado, el próximo gran dato macro puede ayudar a pavimentar aún más esa vía. El miércoles se publica el índice de precios al consumo (IPC) de junio. "El consenso apunta a una lectura intermensual del IPC subyacente (sin energía ni alimentos) del 0,2%, suficiente para que la Reserva Federal se plantee ese primer recorte. La cifra del IPP (índice de precios al productor) del día siguiente también es importante, dado que comparte componentes con el PCE (deflactor del consumo personal), la medida de inflación preferida de la Reserva Federal", avanzan desde ING. Además de los datos, los rumores en torno a la candidatura de Joe Biden de cara a las presidenciales podrían aportar algo de ruido de fondo, avisan.

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