Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
La industria y la automatización

En las últimas décadas han desaparecido millones de trabajos en la industria de los países desarrollados. Este descenso se suele asociar directamente con la globalización y la 'fuga' de esos empleos a países con unos costes laborales más bajos, principalmente en Asia. Esta asociación ha sido una de las causas que ha impulsado el auge de los partidos y políticos populistas en varios países de Occidente que ahora están implementando políticas proteccionistas en un intento por devolver a sus países la industria perdida. Sin embargo, esta hipótesis predominante no es la más importante ni la principal causante de la decadencia del empleo en la industria en Europa o EEUU: la tecnología, la automatización de los procesos y el descenso del precio relativo de los bienes industriales parecen ser las causas principales. No obstante, este es un camino que ahora empiezan a recorrer otros países (pobres hace pocos años) que están sufriendo lo que se conoce como una 'desindustrialización prematura'. El empleo en la industria parece condenado a perder peso sobre el empleo total a nivel mundial.

economía

La afiliación sindical en España ha caído a su nivel más bajo en 30 años. Este desapego de los trabajadores respecto a los sindicatos se produce junto al auge de la desigualdad económica dentro de los países, una de las grandes preocupaciones de la sociedad actual. Aunque la creciente desigualdad salarial y de rentas en las últimas décadas parece ser producto de causas estructurales (tecnología, globalización...), la perdida de poder de los sindicatos podría estar agudizando esta tendencia. Los deciles de salarios más bajos suelen beneficiarse de la cobertura sindical y de las negociaciones colectivas en mayor proporción que los trabajadores cuyos salarios se encuentran los deciles más altos.

Indicadores diferentes

Medir el bienestar de una sociedad y ponerle una nota es una de las tareas más difíciles a las que se enfrentan los economistas. El PIB, el IPC (inflación) y la tasa de paro son las varas de medir más famosas y usadas hasta la fecha. Sin embargo, estos indicadores son cada vez menos fiables para describir el estado real de una economía y, sobre todo, el bienestar de una sociedad. El PIB (todos los bienes y servicios producidos en un año) puede ser muy grande y crecer muy deprisa, pero eso no es sinónimo bienestar si ese crecimiento se reparte de forma muy desigual. Por ello, otros indicadores menos conocidos empiezan a ganar terreno para, al menos, complementar a las medidas tradicionales. Son indicadores que empiezan a ponderar otros factores como la calidad del aire, de la sanidad o la desigualdad en una sociedad para analizar el bienestar.

No se descarta que intente cortar el tránsito de petróleo por el Estrecho de Ormuz

Materias primas

El petróleo Brent cotiza en máximos desde septiembre de 2019 tras tocar los 70 dólares por barril durante la jornada de este lunes. Las perspectivas sobre el crudo para este año son realmente inciertas en este momento. En las previsiones de todos los organismos se anunciaba una sobreoferta de crudo para la primera mitad de 2020 que presionaría a la baja el precio, pero todo ha saltado por los aires tras al ataque de EEUU que ha acabado con la vida del general iraní Qassem Soleimani. Las respuestas de Irán pueden causar fuertes disrupciones en el mercado de petróleo. El cierre del Estrecho de Ormuz, el lanzamiento de ataques dirigidos contra las instalaciones petroleras de los países aliados de EEUU en Oriente Próximo o un conflicto interno en Irak son eventos que pueden disparar el precio del petróleo en el corto plazo, generando una caída de la producción de millones de barriles el escenario más pesimista.

Política monetaria y productividad

Los tipos de interés negativos han sido una de las medidas no convencionales aplicadas por la banca central más controvertidas. Más allá de los supuestos efectos positivos sobre el crecimiento del crédito, la inversión y el consumo, se le achacan varios efectos que pueden ser contraproducentes. Una de estas consecuencias es la mayor tasa de supervivencia de empresas poco productivas y descapitalizadas que se 'alimentan' de estos tipos negativos ('dinero gratis') para mantenerse con vida. Estas firmas son conocidas como zombis (muertos vivientes) que lastran la productividad y detraen recursos que podrían nutrir a nuevas empresas o a otras más productivas. Sin embargo parece que no todo depende del 'precio' del dinero. En la zona cero de los tipos negativos no está produciendo esta simbiosis, según ha revelado el Banco Nacional de Dinamarca (BND).

Política monetaria

En las últimas semanas se ha podido escuchar con más frecuencia de lo habitual entre los banqueros centrales frases como "vigilaremos muy de cerca los efectos secundarios de nuestras políticas", "debemos estar atentos a las consecuencias no intencionadas de nuestras políticas" o "unos tipos negativos durante un tiempo prolongado pueden tener consecuencias". Tras más de cuatro años de tipos negativos en la zona euro y abundante liquidez, los beneficios de estas medidas no convencionales sobre la economía empiezan a perder fuerza y, lo que es peor, se teme que en algún momento se reviertan y empiecen a tener efectos negativos. Aunque no es la primera vez que se advierte de estas consecuencias, sí parece evidente que ahora más que nunca la banca central empieza a mostrar ciertas inquietudes e incomodidad.