Nada más conocerse que Ana Obregón había sido madre por gestación subrogada, muchas fueron las miradas que se escanearon a Alessandro Lequio en busca de una expresión o una palabra. "No quiero hablar de este tema", se apresuraba a decir. "Con todo el cariño personal y el máximo respeto profesional espero que entendáis que no voy a decir nada de este tema ni ahora ni nunca", respondía a Ana Rosa el primer día que acudía al programa tras hacerse público que la actriz se había convertido en madre. Dos semanas después, podemos decir que realmente no ha entrado a hablar del tema y que se ha limitado a decir cuatro frases. Pero qué cuatro frases.

Hace tres años ya que la tragedia golpeó a Alessandro Lequio de la peor manera posible: su hijo perdió la última batalla contra el cáncer y a una edad en la que debería estar prohibido morir el joven nos dejó. Del apoyo a Aless durante el largo y terrible tratamiento para batallar contra la enfermedad, unido a Ana Obregón, el italiano pasó al desgarro indescriptible de la ausencia.

El padre de Felipe VI abandonará por unos días Abu Dabi, donde reside desde hace años, para participar con El Bribón en las regatas el próximo 19 de abril. Pero antes de viajar a Galicia pasará por Barcelona donde vive su íntimo Josép Cusí, el armador catalán al que conoció hace más de 40 años, cuando ambos coincidieron en una cacería siendo el empresario instructor de tiro al plato de Franco, papel que desempeñó durante 12 años. El Rey Juan Carlos, cuatro años más joven que Cusí, tiene intención de verse con quien sin duda es uno de sus más fieles amigos. Cusí se recupera de un problema cerebrovascular que sufrió en enero y habla casi a diario por teléfono con el Emérito.

Dicen que en boca de un mentiroso, lo cierto se hace dudoso. Esopo ya lo contó hace casi treinta siglos con la fábula de aquel pastorcillo bromista al que no hicieron caso cuando el lobo apareció de verdad para comerse sus ovejas. Los padres de Ana Obregón llamaban a su hija desde muy niña Antoñita la Fantástica porque, según ella ha admitido, se inventaba cosas.

Ana Obregón ha protagonizado portadas desde hace décadas pero las dos en las que ha aparecido durante dos semanas consecutivas tras el nacimiento de su hija-nieta han trascendido la crónica social, han sido recogidas en telediarios e incluso en la prensa internacional.

El poderío económico de Ana Obregón es inmenso y su desahogada situación le ha permitido correr con los enormes gastos que conlleva alquilar el vientre de una gestante y los tratamientos médicos que el proceso incluye, además de viajes, estancias y costes jurídicos. Además, la actriz ha heredado junto a su hermanos el legado de sus padres, fallecidos hace meses. Sin embargo, hemos podido constatar que algunas empresas de la bióloga están inactivas desde 2015, han reducido sus activos y hasta presentan números rojos por una cantidad nada desdeñable: unos 700.000 euros. Pero ahora, además de el precio de una exclusiva que algunos cifran en torno al millón de euros, "ha logrado multiplicar por cinco el valor de su imagen", según coinciden varios expertos que incluyen en su valoración la actualización de sus cachés como actriz, influencer, miembro de jurado en programas o simple contertulia, además, claro está, de cara a futuras exclusivas que pueden estar ya pactadas, como el primero posado en casa con su nieta, el bautizo u otros acontecimientos.

La noticia que nos ha sacudido en los últimos diez días es absolutamente insólita, lo suficiente como para suscitar interés en países donde ni siquiera saben quién es Ana Obregón. Pero, en España, lo que sería una información de sucesos, cuando no del programa de Iker Jiménez, inaudita en sí misma, aunque no estuviera protagonizada por una conocidísima presentadora, se ha contaminado con el tentador veneno de la fama rosa. La polémica, la emoción, el romanticismo o la empatía hacia una madre desgarrada por la muerte de un hijo tan joven  distorsionan los extraños e inusuales acontecimientos, lo que en realidad ha ocurrido. Así sería, desprovista del halo de magia que otorgan las celebrities, la cruda verdad de lo acontecido, empezando por el titular:

Lo ha dicho la propia Carmen Borrego en repetidas ocasiones: que se arrepiente enormemente de conceder aquella exclusiva contando que iba a ser abuela. No olvidemos que fue ella quien anunció que su nuera estaba embarazada.

El artículo 175 del Código Civil dice literalmente: "No puede adoptarse a un descendiente", pero Ana Obregón habla que para ser la madre legal de Ana Lequio ha adoptado: madre adoptada, se autodenomina para contar que en realidad es abuela. Pero en España la actriz que acaba de ser abuela no puede adoptarla. Sin embargo, "todo es legal", según explica Ana. "La niña ha nacido en América y va a tener pasaporte americano y doble nacionalidad. Legalmente es mi hija y así aparece en su pasaporte. La registraré en el Consulado español y luego puedo traerla a casa", aclara. "Se llama Ana Sandra Lequio Obregón", dice la bióloga, pero sabemos que la inscribió como Ana Lequio Obregón en Estados Unidos. ¿Por qué? Porque oficialmente allí es la madre y no la abuela, aunque biológicamente lo sea.

Ana Obregón no cuenta en la extraordinaria entrevista de Hola aspectos muy relevantes de todo lo relacionado con su embarazo por gestación subrogada. No dice, por ejemplo, que ya está buscando un hermano para la recién nacida Ana Lequio, aunque lo da a entender. Tampoco confiesa que buscaba un varón y que los numerosos intentos fallidos de sacar adelante la gestación se repitieron por esta razón, porque no llegaba varón. Pero sobre todo no se refiere al hecho de que Alessandro Lequio esté enfadado porque le pidió reiteradamente que no llevara a cabo el proceso y ella siguió adelante, a pesar de que le ha hecho abuelo. Tampoco habla de los diferentes criterios de interpretación del deseo de Aless de conservar esperma: ¿era para ser padre junto a su novia por si se quedaba estéril por la quimio o era como sostiene Ana para ser padre con el óvulo de una desconocida después de muerto?