La Inteligencia Artificial ha irrumpido en nuestra vida a todos los niveles: político, social, económico, lúdico… y también corporativo. Se ha colado en múltiples procesos de trabajo de manera decisiva, pero a muchas personas les sigue costando ser conscientes del peso que ya tiene. La multitud de informes que se publican disparan el impacto de estas herramientas y su efecto en el empleo. Avanzan escenarios que a veces parecen de ciencia ficción y mezclan propuestas cuasi milagrosas con otras apocalípticas a una velocidad vertiginosa. Escuchamos que esta tecnología podría aportar un aumento de la productividad en Europa de entre el 11% y el 37% en 2035, pero también datos del último informe del Fondo Monetario Internacional que pronostican que la IA afectará al 40% de los empleos en todo el mundo y al 60% en economías avanzadas.