La situación derivada de la pandemia ha renovado el impulso de la transformación digital. El plan de recuperación, transformación y resiliencia, y el cumplimiento de la Agenda Digital 2025, han puesto de nuevo en un lugar prominente el uso de certificados y de firma electrónica con el fin de configurar una identidad digital que permita el mantenimiento de la operatividad económica sin necesidad de presencia física.