No siempre una imagen vale más que mil palabras y tampoco es cierto que a menudo se las lleva el viento. Porque por lince que uno se tenga por su sentido de la vista, nada tendrá que ver con el poder transformador del lenguaje.
No siempre una imagen vale más que mil palabras y tampoco es cierto que a menudo se las lleva el viento. Porque por lince que uno se tenga por su sentido de la vista, nada tendrá que ver con el poder transformador del lenguaje.