Egipto se enfrenta a una escasez de divisas. Tal es la situación, que el Banco Central egipcio (CBE) se vio obligado a imponer restricciones a las importaciones en marzo -entre ellas, la necesidad de utilizar cartas de crédito para financiarlas- y a devaluar en dos ocasiones su moneda -hasta reducirla de unas 16 libras por dólar a 24,7 libras-, así como a recurrir por cuarta vez en 6 años al Fondo Monetario Internacional (FMI). A cambio del préstamo de 3.000 millones de dólares de aquí a 2026, el país se ha comprometido a cambiar a un régimen de tipo de cambio flexible, una medida a la que el país se resiste desde hace años.