Marta González es redactora en elEconomista.es, donde se incorporó en junio de 2021. Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, le interesa el medioambiente y escribe sobre temas variados, desde startups y criptomonedas hasta barcos.

Ghana es el segundo mayor productor de cacao del mundo -solo por detrás de Costa de Marfil- y llegó a superar a Sudáfrica como el mayor productor de oro africano durante unos años. Todo esto, combinado con una democracia estable, un gobierno bien gestionado y unos servicios públicos decentes, hicieron que el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de esta región fuera de los más altos del continente. Asimismo, esto le permitió convertirse en ejemplo de éxito a ojos del resto del mundo. Sin embargo, el impacto de la pandemia y la guerra de Ucrania en su economía, la inestabilidad en la que están sumidos sus vecinos y, sobre todo, una serie de malas decisiones, han provocado su caída en desgracia.

Tras meses de incertidumbre, encarecimiento descontrolado de los precios, continuas subidas de tipos de interés, caída del comercio internacional y el resurgir del oro como activo refugio, los tambores de recesión no han cesado. Es más, este conjunto de indicadores parece apuntar a que se trata de un escenario casi inevitable, solo queda saber cuál será el desencadenante y cuándo tendrá lugar. Según el Índice de Probabilidad de Recesión de la Reserva Federal de Nueva York, hay un 68% de posibilidades de que se produzca en abril de 2024. No obstante, hasta que suceda, todo son estimaciones. Y la última de Bank of America (BofA) señala que el impacto de producirse finalmente una desaceleración económica y una contracción del crédito podría ser el impago de un billón de dólares de deuda corporativa.

A mediados de marzo, cuando Silicon Valley Bank (SVB) -la principal entidad de los gigantes tecnológicos estadounidenses- se declaró en quiebra e hizo saltar las alarmas en todo el sistema bancario, First Citizens Bank aprovechó la ocasión para hacerse con activos por importe de aproximadamente 72.000 millones de dólares, con un descuento de 16.500 millones de dólares. Como parte del acuerdo, la firma consiguió financiación pública y negoció todo tipo de coberturas frente a demandas, litigios o pérdidas imprevistas en la cartera de créditos. También se dejó fuera la sucursal de las Islas Caimán y las controvertidas operaciones con criptomonedas. Todo ello, ha hecho a la familia detrás de este banco aún más rica de lo que ya era.

En los últimos tiempos, el número de gobiernos que quiere abandonar el uso del dólar estadounidense y utilizar su propia divisa o una moneda común para comerciar con otras naciones se ha incrementado considerablemente. Los dos ejemplos más claros son China y Rusia, pero no los únicos. Y es que la India también ha intentado internacionalizar la rupia para seguir comprando a Moscú sus petróleo y gas natural con descuentos. Sin embargo, no está obteniendo los resultados deseados.

Que tanto China como Rusia y la India quieren reducir su dependencia del dólar estadounidense no es ningún secreto. Recientemente, han sido noticia las negociaciones de estos tres países con Brasil y Sudáfrica para crear una moneda propia con la que comerciar entre sí directamente y desafiar el dominio de la divisa norteamericana. Además, las últimas cifras a nivel mundial revelan que el uso del yuan se ha duplicado en los intercambios comerciales entre países. En concreto, ha pasado de representar un 2% de todo el mercado el año pasado al 4,5% en 2023, según Swift. Pese a esto, el estatus de moneda de reserva mundial del billete verde "no corre ningún peligro", asegura Warren Buffett, así como otros expertos, aunque con ciertos matices.

El rally que viene experimentando el oro desde hace tiempo está a punto de conseguir que su precio alcance un máximo histórico. En tan solo dos meses, el valor de la onza de esta materia prima ha subido más de un 11%, hasta moverse en la zona de los 2.000 dólares por unidad. Una revalorización resultado de la reapertura de China tras la pandemia y el consiguiente despertar de su demanda, pero también la crisis bancario, la cual está haciendo temblar los cimientos del sistema monetario global y ha llevado a los bancos centrales a comprar grandes cantidades de oro para estar preparados ante cualquier eventualidad. Sin embargo, no todas las instituciones cuentan con las mismas reservas de este metal precioso.

Hace casi nueve meses, el 8 de septiembre de 2022, falleció la reina Isabel II de Inglaterra a los 96 años. Dos días después, Carlos III fue proclamado formalmente rey. Sin embargo, no va a ser hasta este sábado cuando tenga lugar la entronización de sus nuevos monarcas. Una celebración de tres días que reunirá en Reino Unido a alrededor de 2.000 personalidades, movilizará multitudes y contará con un despliegue de miles de policías y equipos que se encargarán de la seguridad de los invitados. Aunque la ceremonia será "más corta", "más pequeña" y "menos costosa" que las de su madre y su abuelo, el desembolso superará con creces el de esas. Dado que se trata de un acto público, el Gobierno británico y los contribuyentes se harán cargo de la factura. El Palacio de Buckingham también aportará una parte, pero se desconoce la cifra. A falta de datos oficiales, estas son las cantidades que se barajan.

La imitación en la industria de la moda existe desde hace siglos. Ya antes de la industrialización -cuando entraron en escena las máquinas que permitieron la producción en masa- las aristócratas y otras mujeres con dinero encargaban a sus costureras que copiasen los estilos más populares. Pero entonces llegó el siglo XIX y los diseñadores se volvieron mucho más recelosos respecto a sus diseños. Aún así, la cultura de la réplica siguió estando ahí y llega hasta nuestros días: basta entrar en la web de Zara o Shein para encontrar prendas inspiradas -y prácticamente iguales- a los últimos diseños de grandes firmas como Celine, Balenciaga o Prada. Sin embargo, estas réplicas no son nada comparadas con las falsificaciones indistinguibles del original.

Desde que Rusia decidiese invadir Ucrania en febrero del año pasado, las potencias occidentales han impuesto numerosos paquetes de sanciones al país invasor para intentar mermar su principal fuente de ingresos: la exportación de gas natural y crudo. El problema es que estas medidas están consiguiendo su objetivo a medias. Y es que, aunque es cierto que los ingresos por la venta de estos productos a Europa ha caído con fuerza, estos han sido sustituidos por exportaciones a naciones situadas en el continente asiático, concretamente China, Turquía y la India. El caso de esta última es especialmente significativo, ya que multiplicó por 22 las compras a Rusia en 2022 y el pasado mes de marzo alcanzaron niveles no vistos desde abril de 2020. En medio de todo esto, una empresa india ha pasado de ser una desconocida en el negocio del transporte marítimo a convertirse en un gigante naviero a nivel mundial.

El año pasado, las subidas de tipos de interés y las turbulencias del mercado sumieron al sector de las criptomonedas en un gélido invierno. Y cuando parecía que empezaba a remontar, colapsó la bolsa de intercambio de criptodivisas FTX. Todo ello hizo que el bitcoin cerrase el 2022 dejándose más de un 63% de su valor. Sin embargo, esta tendencia no se ha mantenido en 2023 debido a la quiebra del Silicon Valley Bank y el temor a una crisis bancaria. Como resultado, el valor del token ha subido más de un 70% desde enero, hasta los 29.229 dólares. Y podría hacerlo todavía más si EEUU incumple el pago de su deuda.