Atrás quedaron los tiempos en los que las compañías de Silicon Valley competían entre sí para atraer al mejor capital humano ofreciendo salarios por las nubes, beneficios adicionales, comidas gratis y asignaciones para viajes. Los decepcionantes resultados del tercer trimestre, combinados con la inflación, las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal de EEUU y las actuales tensiones geopolíticas, han obligado a los gigantes tecnológicos a meter la tijera en su cuenta de gastos, lo que ha provocado que sus empleados hayan pasado de protestar a temer por sus puestos de trabajo.