
A principios de siglo, comenzó una de las relaciones comerciales más beneficiosas del mundo: el affair entre las empresas alemanas y China. En este tiempo, el país asiático se ha convertido en el segundo mercado más importante para las compañías germanas -solo por detrás de EEUU-, mientras que, a los exportadores chinos, la maquinaria procedente de Alemania les ha permitido posicionarse como actores clave de las cadenas de suministro mundiales. No obstante, este romance podría haber llegado a su fin.
Desde el año 2000, las exportaciones de las empresas alemanas a China han pasado de representar apenas el 1% del total a cerca del 7,5%. Solo en 2021, las ventas de productos procedentes de Alemania superaron los 100.000 millones de euros.
Sin embargo, la situación ha cambiado bastante en el último año debido a la menor demanda mundial, las políticas del Gobierno de Pekín y las tensiones geopolíticas. Por un lado, la decisión de las autoridades del país de imponer confinamientos de larga duración para frenar la pandemia ha lastrado su economía y, por consiguiente, al resto del mundo. A esto se suma, además, el hecho de que los ciudadanos chinos estén priorizando la producción local frente a las marcas extranjeras, lo que, a la larga, podría propiciar la expulsión de éstas del mercado asiático.
Por otro, los vínculos de China con Rusia, las atrocidades cometidas en Xinjiang -donde el Gobierno de Pekín ha internado a más de un millón de musulmanes- y las posibles sanciones a las que se enfrentaría el país asiático si invade Taiwán, han obligado a muchas compañías alemanas a replantearse su futuro en el país. Tampoco ayuda el hecho de que, a partir de enero, tengan que asumir la responsabilidad de vigilar las violaciones de derechos humanos por parte de sus proveedores.
Como resultado de la combinación de todos estos factores, Alemania está perdiendo "su superávit comercial y parte de su competitividad", señala Alicia García-Herrero, economista senior del think-tank Bruegel, al Financial Times.
Para muchas empresas alemanas, esto se ha traducido en una reducción de sus ventas en China. En el caso de Adidas, el país asiático fue su tercer mayor mercado en 2020 -con una facturación de 4.342 millones de euros (excluyendo Reebok)-, pero la decisión de no abastecerse de algodón procedente de Xinjiang le costó un boicot por parte de los consumidores chinos y una caída de más de un 16% en las ventas del segundo trimestre de 2021, publicó en su momento CNBC.
Pese a todo, los productores germanos están dispuestas a presentar batalla por un mercado tan importante. Así lo asegura Andreas Rade, director general de gobierno y sociedad de VDA, la asociación de fabricantes alemanes de automóviles, quien sostiene que "la salida no puede ser la respuesta". Aún así, admite que los días en que China era una apuesta segura han terminado.
El lado oscuro de la economía china
Hace unos días se dieron a conocer al fin los datos del Producto Interior Bruto (PIB) de China en el tercer trimestre del año. El entusiasmo inicial por el crecimiento del 3,9% interanual -superior a las previsiones de los mercados y los analistas- dio paso pronto a la preocupación, dado que en el país se está produciendo una recuperación incompleta, lastrada por el consumo y los hogares.
Entre julio y septiembre, las ventas minoristas se han reducido debido a los nuevos brotes y la imposición de más restricciones para frenar la covid. En concreto, el crecimiento nominal de las ventas minoristas cayó el mes pasado al 2,5% interanual frente al 5,4% de agosto. Por su parte, la tasa de paro ha subido un 0,2%, pasando del 5,3% al 5,5%. En cuanto al sector inmobiliario, es el que ha registrado una velocidad más baja.
De cara al futuro, Tommy Wu, economista de Commerzbank, prevé que "la economía de China pase por una transición económica que reequilibrará los recursos de las industrias inmobiliarias y de menor valor añadido hacia las de mayor valor añadido. Pero el sobreendeudamiento, el desacoplamiento tecnológico y un entorno geopolítico más complejo seguirán desafiando las perspectivas a medio plazo".