Redactora de Audiencias en elEconomista.es. Escribo sobre los dos mayores placeres de la vida: comer y viajar. Me gradué en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Rey Juan Carlos y cursé un máster en Gestión de Televisión en la Universidad Complutense de Madrid. Escribir, comunicar y compartir me viene desde siempre. Di mis primeros pasos como redactora web en Atresmedia, me puse frente a las cámaras de Telemadrid para intentar hacer la economía más accesible y ahora trabajo para contarte la historia que hay detrás de cada lugar.

Las legumbres son todo un clásico de la cocina tradicional española, eso es un hecho. Aunque es cierto que ahora que se acerca el buen tiempo y el calorcito, cada vez sea menos habitual encontrar este tipo de platos entre los más recurrentes, sigue habiendo hogares que no quieren renunciar a ellos.

Nada se compara al olor de una buena mermelada casera de arándanos. Con un sabor ligeramente ácido y un profundo color violeta, se trata del acompañante perfecto, sobre todo durante la hora del desayuno, aunque también combina ideal con otra larga lista de recetas, tartas, yogures y bizcochos.

La gastronomía española está repleta de clásicos infalibles, que nos acompañan desde hace varias generaciones y que siguen siendo a día de hoy recetas indiscutibles. Una de ellas es la tortilla de patatas. Además de encontrar su versión más tradicional y de crear uno de los debates más atemporales como es el "con cebolla o sin cebolla", es perfecta para cualquier época del año.

Seamos sinceros, deben de ser muy pocas las personas que no amen las patatas fritas. Crujientes, con el punto justo de sal y perfecta como acompañamiento casi para cualquier plato. Realmente, poco más se les pueden puede pedir. No obstante, aunque cocinar patatas fritas es algo que parece muy sencillo en la teoría, la práctica no tanto, ya que conseguir que queden con el crujiente ideal es algo más complicado.

El conocido como uno de los aeropuertos más transitados y ajetreados, especialmente dentro de Brasil, se convirtió durante el año 2007 en el escenario de una auténtica tragedia que a día de hoy sigue pesando en la memoria de muchos y que recientemente ha sido el tema de uno de las nuevas series documentales de Netflix: Congonhas, tragedia anunciada.

Con el buen tiempo ya asomándose y colándose en nuestros días y nuestros armarios, también comienza a florecer la idea de escaparse a la playa disfrutar de un día de arena dorada, agua y salitre. Si de algo podemos presumir en España es por tener escenarios espectaculares por todos los costados, así que tan solo hay que decantarse por alguna. Por supuesto, una decisión complicada: disfrutar del agua fría del norte y de sus acantilados, pasear por las largas y anchas playas de Andalucía, relajarse en alguna de las calas que encontramos en la Costa Brava o la calidez del Mediterráneo.

El café, más allá de ser una bebida, es una tradición, una rutina y un paso imprescindible en la mañana de muchas personas. Últimamente, hemos visto cómo el momento de preparar café en casa se ha convertido en todo un ritual, en el que están presentes novedosos elementos y en el que se busca, sobre todo la calidad. Muy ligado a ello, también estamos siendo testigos de cómo las calles se están llenando de cafeterías de especialidad.

Aunque el mundo de la repostería tenga la fama de complicado, también se pueden encontrar recetas que son todo lo contrario. Y es que, aunque es cierto que son importante las cantidades y se debe ser milimétrico, hay algunas excepciones que nos perfectas para todos aquellos que se declaran amantes del dulce, pero que no tienen mucha mano en la cocina.

"Mejor que sobre a que falte", apunta el dicho popular y es precisamente esta una de las creencias que nos lleva a error. Seguro que en más de una ocasión te has lanzado a la aventura de preparar tu propia paella o arroz y aunque tu idea era hacerla para dos, has acabado haciendo para todo el vecindario. El arroz, además de ser uno de los alimentos más versátiles y populares de nuestra cocina, también lleva consigo un eterno dilema a la hora de cocinarlo, al igual que ocurre con otras legumbres o la pasta.

Aunque se lleven toda la fama las icónicas churrerías que se encuentran justo en el centro de la capital, un poco más lejos, a las afueras, se sitúa una de las más antiguas. Con una larga historia y tradición, el barrio de Vallecas tiene el privilegio de tener entre sus calles a la Churrería Chocolatería Antonio. Situada concretamente en el número 75 de la calle Sierra Vieja, abrió en el año 1935, cuando todavía Vallecas se trataba de un pueblo y no pertenecía administrativamente a la ciudad de Madrid.