
En cuanto un rayito de sol nos da en la cara y las gafas ya salen de paseo, el siguiente paso, más pronto que tarde, es preparar unas buenas vacaciones para disfrutar de la Semana Santa y del esperadísimo verano. España está repleta de auténticos tesoros, de eso no tiene duda nadie, lo único es que hay que saber mirar y encontrar más allá de los lugares más típicos. Aunque la Costa Blanca es una de las más concurridas debido a sus agradables temperaturas y el color turquesa del Mediterráneo, aquí también es posible disfrutar de pequeños oasis de paz en los que relajarse y enamorarse del paisaje y de su ambiente.
Protegida por enormes acantilados
Situada en un enclave único, la Cala del Racó del Corb es una de las más bonitas de la Costa Blanca, de Alicante y de España entera. Los enorme acantilados del Morro de Toix son los encargados de protegerla con sus más de 300 metros de altura. Aquí, más allá de la inmensidad del mar Mediterráneo y su color azul, también es importante destacar el paisaje que la rodea, ya que se encuentra situada en el Parc Natural de la Serra Geleda, una auténtica maravilla que se encuentra protegida.
No obstante, nadie dijo que llegar al paraíso fuera fácil y aquí no va a ser menos. El acceso a Cala del Racó del Corb es complicado, ya que tan solo hay un par de opciones para llegar. Una de ellas es descender una difícil cuesta con una pendiente pronunciada o llegar por mar con un kayak o tablas de paddle-surf. Lo bueno es que el esfuerzo merece la pena y que apenas está masificada.
Un auténtico tesoro bajo el mar
Aunque sea necesario llevar escarpines para disfrutar de esta playa, esto solo puede significar que bajo el mar se encuentra un auténtico tesoro, ya que esta característica favorece que las aguas sean más cristalinas y que se puede observar el fondo a la perfección. Es precisamente por ello, por lo que se dice que es un auténtico paraíso para los amantes del buceo y del snorkel.
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