
Con la más pura esencia de la Costa Brava, en la provincia de Girona se esconde una pequeña pedanía que ha sabido preservar su encanto marinero a pesar de los años y del impacto del turismo. Bañada por el Mediterráneo, Calella de Palafrugell es una colección de estampas veraniegas en las que sus tranquilas calas, sus barcos y sus casas de color blanco son las verdaderas protagonistas. Nació como un puerto de pescadores a 3,5 kilómetros de Palafrugell, localidad a la que pertenece, y se ha consolidado como una auténtica joya de la geografía catalana.
Fuente de inspiración para artistas
Entre rocas y pinos, este enclave parece haber salido de una fotografía o de un cuadro. De hecho, no es difícil encontrar caballetes y lienzos que intentan inmortalizar el movimiento de sus olas, el olor a salitre y el color vibrante de sus barcas que se resguardan en Port Bo. Aquí también destacan su soportales, también conocidos como Les Voltes y que son fotografiados durante todo el año.
Este magnético lugar ha servido de inspiración para muchos y entre ellos se encuentra Joan Manuel Serrat, quien durante su juventud de enamoró de su casco histórico y de sus calas. Tanto, que le sirvió para crear una de las canciones más emblemáticas y conocidas de la década de los 70, 'Mediterráneo'.

Calas poco concurridas y miradores
Su casco histórico se constituye como un entramado de callejuelas repletas de casas tradicionales con las paredes blancas y el techo de teja roja. Muchas de ellas conducen hasta la Iglesia de Sant Pere, uno de los principales encantos del pueblo, construida entre 1884 y 1887.
Son varios los miradores de Calella desde donde poder contemplar su sucesión de calas. Separadas por suaves elevaciones rocosas que se adentran en el mar, es posible relajarse y disfrutar del sol en alguna de sus nueve: El Golfet, Els Canyers, Port Pelegrí, La Platgeta, Calau, Port Bo, Malaespina y Canadell. Todas ellas son pequeñas calitas íntimas, con arena dorada o piedras, perfectas para extender la toalla, nadar y disfrutar de una paella con vistas.

Con sabor a mar y salitre
Otro de los grandes atractivos de Calella de Palafrugell es su oferta gastronómica. Ahí se sienten muy orgullosos de saber aprovechar, como ellos dicen, lo mejor del mar y de la tierra. A escasos metros de la costa, se expande una retahíla de restaurantes especializados en arroces, paellas, marisco y pescado.
Entre algunos de los imprescindible se encuentran El Palet, La Blava, Tragamar, Margarita o Fiego.

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