La inversión sostenible vive un momento clave. Por un lado, en 2020 demostró que cae menos en momentos de pánico. Por otro, el deseo de los inversores de impactar positivamente con su dinero en cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) es cada vez mayor. A ello se suma que en marzo entrarán en vigor las obligaciones europeas de divulgación, y las entidades deberán aclarar a sus clientes si sus productos integran o no estos criterios, y cómo lo hacen. Además, a finales de año tendrán que empezar a preguntar a sus clientes si desean dar a su cartera un sesgo sostenible. De este viraje nos habla Sonsoles Santamaría, directora general de negocio de Tressis, firma especializada en gestión de patrimonios que lleva años integrando la sostenibilidad en sus carteras.