Opinión
Durante décadas, el dólar estadounidense ha sido el pilar del sistema financiero internacional. Tanto las transacciones comerciales como las reservas de los bancos centrales han tenido como principal protagonista al billete verde, y así ha ocurrido también con los pagos entre empresas y los préstamos transfronterizos. Sin embargo, de forma lenta pero constante, el mundo lleva años avanzando hacia un sistema monetario más multipolar, con profundas implicaciones para la economía global y para las pymes. Hay que matizar que este proceso de “desdolarización” no implica una sustitución inmediata del dólar por otra moneda dominante, sino una progresiva fragmentación del poder financiero global. Entre otros factores, este sería consecuencia de los cambios que se están produciendo en el orden geopolítico; el ascenso de nuevas potencias económicas, que buscan reducir su dependencia del dólar, y las transformaciones tecnológicas que se están operando en los modelos e infraestructuras de pagos.