25/04/2024, 06:00
Thu, 25 Apr 2024 06:00:57 +0200
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Convertir en permanente el impuesto a la banca que se concibió como extraordinario es uno de los caballos de batalla del Gobierno para este ejercicio. La justificación es, principalmente, que los beneficios de las entidades financieras han aumentado de forma “impúdica”, como llegaron a tacharlo algunos miembros del Ejecutivo en el momento de su imposición, con el auge de los tipos de interés que comenzó en el verano de 2022. La riña política que entonces se desencadenó y que se extiende ahora con la intención de hacer este gravamen permanente, puso sobre la mesa un concepto técnico que ha sido objeto de discusión en el sector durante años: el coste del capital, que se ha reducido en hasta dos puntos en el último año al calor de la moderación de los tipos de interés y la mejora de las perspectivas futuras. Al mismo tiempo, la rentabilidad de las entidades creció de forma muy relevante, por lo que una parte de ellas ya cubren este coste. En cambio, esta mejora de las ratios amenaza con ser un espejismo con la bajada que viene, por lo que en el sector piden cautela a la hora de comparar cifras.