Juan Fernando Robles
Vivimos horas de tribulación por la insumisión a la Ley de las autoridades autonómicas de Cataluña, pero unos actos como estos son lo que necesita España para volver a reconocerse a sí misma y respetarse. El nacionalismo radical es un cáncer muy antiguo, una enfermedad social y política que mina los Estados y busca imponer, incluso por la fuerza, regímenes filo nazis y segregaciones poblacionales, con gran desprecio no sólo de la pluralidad política y social sino de los más elementales derechos demo- cráticos y personales. Busca la creación de Estados de nuevo cuño basándose en falsas interpretaciones históricas y sobre bases que vulneran los principios del derecho nacional e internacional, al tiempo que promueve el odio y la división en la sociedad basándose en un catálogo de afrentas, la inmensa mayoría imaginarias, que calan en una parte de la población, a menudo la menos instruida, dinámica e informada.