
E l esfuerzo de saneamiento realizado en la formulación de las cuentas de 2016 ha estado en el límite de lo que podía aguantar el balance y la cuenta de resultados, pero cabe preguntarse si está acorde con las necesidades reales a corto plazo. Si la respuesta a esta pregunta es no, y a todas luces parece que es la acertada, el próximo escenario que cabe contemplar es una nueva ampliación de capital para volver a dedicarla a absorber pérdidas. Y la siguiente pregunta es: ¿cómo hacerla realidad?
Al Popular le han venido a ver todos los problemas que se podían prever y algunos que no. La excesiva exposición al ladrillo y la lenta recuperación del inmobiliario le ha llevado a acumular activos improductivos en una cuantía que va a exigir aún más coberturas, a pesar del esfuerzo recientemente realizado. Todavía mantiene una excesiva morosidad también en su actividad no inmobiliaria, lo que es producto de una gestión del activo poco dinámica, aunque se observan evidentes signos de mejora. Por si todo esto fuera poco, la problemática de la cláusula suelo, difícil de prever hace un lustro, remata un panorama de grandes dificultades.
El nuevo presidente se enfrenta a la disyuntiva de mantener la independencia del banco o buscar aliados más fuertes que ayuden a sostener el balance sin tener que apelar al mercado en solitario. Los accionistas han sido severamente castigados por las dos principales ampliaciones de capital y una nueva de elevada cuantía en la situación actual y en solitario estaría probablemente abocada al fracaso. ¿Quién va entrar si no es a la fuerza en una entidad que recientemente ha publicado unas pérdidas tan abultadas y que, aun así, mantiene en su balance activos improductivos por más de 35.000 millones de euros?
Me inclino a pensar que la elección del nuevo presidente está en la línea de buscar alianzas con otras entidades ante la dificultad de continuar el camino en solitario. Los accionistas que desean salir van a encontrar mejores oportunidades en una operación corporativa más o menos rápida que si se siguen diluyendo a la espera de que los números mejoren los suficiente como para obtener una plusvalía, escenario tan difícil como lejano.
No todo en el Popular son sombras, también hay luces. Resulta muy meritorio con la pérdida de reputación de estos años y su baja calificación crediticia que el pasivo de clientes se haya mantenido estable este último año. Hay que quitarse el sombrero por el esfuerzo realizado por la red para mantener la fidelidad de la clientela. El nicho de mercado que explota la entidad, principalmente pymes, le dará crecientes resultados en el futuro y se trata de una banca muy rentable, que con un coste de recursos controlado da magníficos resultados por intereses y comisiones. Esta franquicia puede ser muy atractiva para cualquier banco comercial europeo que desee establecerse con decisión en España y no fracasar, como han hecho todos los que lo han intentado antes.
Otro de los puntos fuertes es que han comprendido la importancia de aligerar la estructura de forma efectiva y han comenzado a seguir un camino de ahorro de costes al que, inexplicablemente, se habían resistido con anterioridad, con una política un tanto a contracorriente de la dinámica general del sector. Quizás el modo tradicional en que hacen banca les hiciera pensar que perder presencia era perder negocio y no estaban ni para una cosa ni para la otra, pero se ha producido un cambio de mentalidad, que junto con una nueva forma de gestión orientará la entidad hacia las actividades comerciales de forma preferente, única forma de no perder terreno.
Por todo lo anterior, el escenario que parece más probable y para lo que creo se ha nombrado a un nuevo presidente, experto en operaciones corporativas y con amplios contactos a nivel nacional e internacional en el mundo financiero, es para integrar el banco en algún grupo que tenga apetito por el mercado español y crea que es más barato pagar los platos rotos que comprar una vajilla nueva. Se ha demostrado que España es un sitio muy difícil para la banca de otros países, e incluso para la nuestra, pero Popular, aun teniendo pendiente parte de su saneamiento, es una oportunidad que seguramente la nueva presidencia va a saber vender para que los accionistas puedan recuperar buena parte de su dinero y se garantice la continuidad de la organización. Para seguir haciendo ampliaciones, diluyendo a los accionista y bajando el valor del banco no hacía falta cambiar de presidente.