El modo de repartir la riqueza entre todos los integrantes de una sociedad determinada ha sido uno de los mayores retos de quienes se han dedicado al pensamiento económico en la época moderna. Desde que fue eliminada la esclavitud por las sociedades avanzadas, se ha discutido de qué modo se distribuye la riqueza de un país entre todos sus componentes.

Cualquier espectador del paisaje de nuestro mundo actual percibe que vivimos un cambio radical; el final de una época y el comienzo de otra que todavía no se vislumbra cual será. La espoleta que ha provocado la visualización de este cambio es la guerra de Ucrania, pero el cambio global hacía ya tiempo que se estaba produciendo. Un cambio climático que precisaba de la toma de decisiones que solamente se producían con mucha timidez. La llegada de ideologías y lideres extremos, tanto por la derecha como por la izquierda.

Con motivo del anuncio del Presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, de que suprimía el impuesto sobre el patrimonio e invitaba a las empresas catalanas a trasladarse a su tierra, se han encendido todas las alarmas.

Tres grandes hitos en la historia reciente han proporcionado a la mujer un papel relevante en la toma de decisiones de nuestras sociedades desarrolladas y la independencia suficiente para ser libres.

A raíz de escuchar a los cuatro ponentes de una mesa coloquio dedicada al arquitecto Oriol Bohigas, me vino a la memoria cuánto disfruté y me enriquecí intelectualmente recordando unas pocas conversaciones que pude mantener con él.

La primera reflexión es la de que siempre existen líderes megalómanos que pretenden la conquista de territorios nuevos para ampliar sus patrias con el sueño de convertirlas en imperios. Imbuidos por la historia de su país con nostalgia y de un modo sesgado, para convencerles que dicha lectura les indica el camino a seguir. Se justifican a si mismos y a sus conciudadanos mediante interpretaciones interesadas que se llegan a creer y en consecuencia inician acciones bélicas terroríficas que asolan territorios y vidas aniquilando esperanzas, destruyendo familias y pueblos.

Simplificando mucho, podríamos establecer dos grandes sectores en la población de Cataluña:Los primeros, aquellos que por razones familiares, profesionales, empresariales o ideológicas, entre las que incluyo las religiosas, a lo largo de su vida han mantenido un contacto permanente con instituciones, empresas o personas de cualquier parte de España y su relación ha sido intensa y prolongada.

El equipo municipal, liderado por Ada Colau desde hace más de seis años, lleva desnortado desde sus inicios. Cuando llegó al poder municipal se obsesionó por los temas sociales y penalizó el desarrollo inversionista y turístico hasta convertir nuestra ciudad en lo hoy se advierte: una disminución de visitantes, sobre todo los de poder adquisitivo alto, un abandono de grandes proyectos urbanísticos, una total carencia de mantenimiento de nuestras infraestructuras, aceras, parques, mobiliario urbano y una evidente disminución de plazas hoteleras, provocando desconfianza en el inversor.

Siempre con características similares, pero con detalles específicos, nuestra vida política es tan rica en pintoresquismos que es muy fácil acudir a ella cuando se pretende escribir sobre hechos y parlamentos que llevan a cabo los políticos en cada momento.

Cada generación se considera única e irrepetible y ciertamente lo es. Cada persona nace un día de un año concreto, aflora en el seno de una familia que, a su vez, pertenece a una sociedad concreta, y dicha familia posee una determinada cultura y se encuentra posicionada en un lugar de aquella sociedad. Además, cada persona posee un determinado carácter que la inclina a aceptar o rechazar en todo o en parte la educación recibida y a su vez es producto de sus vivencias y preferencias. Lo definía certeramente Ortega y Gasset cuando indicaba que toda persona es ella misma y su circunstancia.