El Govern de la Generalitat acaba de aprobar un decreto que enmienda y amplía uno anterior sobre el mismo tema y que por discrepancias estuvo paralizado desde el primer día. Vaya por delante que Cataluña es una de las autonomías más atrasadas con respecto a la instalación de energías alternativas, y la eterna discusión en el seno de nuestra sociedad y de nuestra clase política ha sido si preservar nuestro querido paisaje o bien ensuciarlo mediante placas solares y molinos de viento. Con la primera opción, nuestra dependencia energética es total, y con la segunda, podríamos llegar a tener un país autosuficiente.

Los catalanes hemos vivido unos cuantos años de zozobra. Además de la pandemia, que la sufrió la humanidad entera, Cataluña experimentó con inquietud unos acontecimientos políticos y sociales muy particulares que la condujeron hacia derroteros de tremenda ansiedad.

Opinión

Con asombro, el ciudadano español contempla la incapacidad del Gobierno para controlar el incremento espectacular del precio de la energía eléctrica, un bien imprescindible, elemental y básico en el mundo en el que vivimos. Sin electricidad no existe justicia social ni desarrollo técnico, y su precio en España es uno de los más caros de Europa, siendo España un país de cola en cuanto a su renta per cápita.

Fundamentalmente, existen dos modelos de planificación urbanística, el primero genera lentamente soluciones concretas a problemas que invaden la ciudad propiciados por una modificación de hábitos de sus ciudadanos o de sus visitantes. Lleva a cabo cambios imprescindibles para que pueda fluir una convivencia mediocre sin paralizar la ciudad.

Encarrilada la grave pandemia sufrida, es momento de reflexión ante los nuevos hábitos de nuestras gentes en todos los órdenes de sus vidas: el laboral, el familiar, el mercantil, el cultural, el docente y el turístico, sobre todo aquello que debe representar una importante ciudad como Barcelona.

Opinión

El ciudadano, relajado tenuemente ante la formación del nuevo Govern llegado con la nueva luz primaveral y el decaimiento del voraz virus que nos ha martirizado durante más de un año, advierte que es posible el poder convivir en el seno de una sociedad viva y compleja.

El resultado de ayer en Madrid confiere el Gobierno en solitario al PP, la desaparición de Cs, que Más Madrid supere a un PSOE fracasado y la desaparición de Pablo Iglesias como líder y político de Podemos. Casi nada. Un terremoto que será la causa de muchos cambios de estrategia a lo largo y ancho de este país.

Opinión

El 28 de septiembre de 2020 cesó el president Quim Torra al ser confirmada por el Tribunal Supremo la sentencia que le inhabilitaba por desobediencia. El hasta entonces vicepresidente catalán Pere Aragonès asumió el cargo de president en funciones, pero ERC y JuntsxCat acordaron dejar el puesto y el despacho vacantes, por lo que no hubo mayoría en el Parlament de Catalunya para designar un nuevo presidente autonómico con plenas funciones.

El 14 de febrero votaron algo más de la mitad de los catalanes que tenían derecho a voto, y su resultado no proporcionó una solución clara para resolver la inquietante incapacidad de nuestros políticos para encontrar una salida perdurable y consistente al momento en el que vivimos.

Opinión

Inhabilitado el president de la Generalitat, Quim Torra, y asumiendo en forma interina sus funciones el vicepresidente, Pere Aragonès, ante una paralización administrativa y política del Govern de coalición, se convocaron elecciones para el día 14 de febrero. La ciudadanía recibió con buenos ojos el anuncio y constató que podría ser la oportunidad de esclarecer el confuso panorama político catalán, pero ahora todo está en el aire.