Opinión

Tiempos revueltos

Juan Carlos Giménez-Salinas. Luís Moreno
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Cualquier espectador del paisaje de nuestro mundo actual percibe que vivimos un cambio radical; el final de una época y el comienzo de otra que todavía no se vislumbra cual será. La espoleta que ha provocado la visualización de este cambio es la guerra de Ucrania, pero el cambio global hacía ya tiempo que se estaba produciendo. Un cambio climático que precisaba de la toma de decisiones que solamente se producían con mucha timidez. La llegada de ideologías y lideres extremos, tanto por la derecha como por la izquierda.

Sociedades estables que se dividían en dos, tales como EEUU con la llegada de Trump y su salida sin aceptar las reglas democráticas; Brasil partido en dos, la mitad con Bolsonaro y la otra con Lula: Europa sin encontrar el talismán de la unidad y los países que la integran desorientados y dirigidos por gobiernos antitéticos.

Luego está Rusia, a la búsqueda de un añorado imperio zarista-comunista; los países islámicos intentando conservar sus reglas de juego político-religiosas frente a la dictadura de las ideas impuesta por occidente y China buscando la fórmula para convertirse en hegemónica mediante nuevas reglas sociopolíticas. Y entre todos ellos buscando una nueva fuente de energía todavía por descubrir y que quien la encuentre se convertirá en el amo del mundo.

"Todavía no ha surgido un nuevo sistema monetario aceptable, aunque se intente mediante las monedas virtuales"

Las bases financieras e industriales en las que se basaba nuestro mundo ya se han convertido en obsoletas. El patrón dólar, como antes el patrón oro y los sistemas de cambio monetarios actuales se aprecian insuficientes, pero todavía no ha surgido un nuevo sistema aceptable, aunque se intenta mediante las monedas virtuales.

El automóvil, capital para comprender nuestro mundo y motor de la riqueza de los países desarrollados, se advierte sobrepasado o cercano a ello y las grandes empresas constructoras de puentes, autopistas y carreteras ven su futuro cuestionado. El ensayo de nuevos sistemas de comunicación, trenes ultrasónicos, mecanismos aéreos ocupados por pocas personas y nuevos modelos de ciudades, así como la utilización de los enormes terrenos baldíos que nos deja la agricultura y ganadería intensivas y los cambios en los sistemas de alimentación humana, la genética y la cirugía conllevan a un nuevo mundo desconocido.

En política, incluso los países con más experiencia democrática, observan que el sistema de partidos imperante hasta hoy, dividido entre conservadores o derecha y la socialdemocracia o izquierda, no resuelve las inquietudes de los ciudadanos que desean matices diversos y ello nos lleva a la aparición de multitud de pequeños partidos muy radicalizados y especializados en sectores del pensamiento pero que resultan incapaces de gobernar por su pequeña dimensión y por su falta de una visión global de la sociedad en la que se desarrollan.

"Llegará un nuevo orden, pero todavía no vislumbramos ni como se desarrollará, ni en base a que normas se implantará"

Caen gobiernos y primeros ministros desprestigiados apenas ser elegidos, decisiones hacendísticas apenas contrastadas, conductas penales de nuevo cuño que evidencian lentitud en los gobiernos para reprimirlas. Un mundo en plena transición que busca nuevas reglas de juego sin apenas analizar lo que les ocurre a nuestras sociedades.

Es indudable que llegará un nuevo orden, pero todavía no vislumbramos ni como se desarrollará, ni en base a que normas se implantará. Mientras muchas sociedades se han puesto en marcha para intentar avanzar en ello, otras se encuentran adormecidas intentando sobrevivir con las reglas de juego del pasado.

La historia nos ha demostrado que en cada cambio emergen nuevas sociedades que han aprovechado las revoluciones para convertirse en ganadoras y otras, hasta aquel momento potentes, debilitadas por su inercia o por sus clases dirigentes inmovilistas, perdieron el tren del progreso y de un modo inexorable se convirtieron con el transcurso del tiempo en marginales.

El mundo siempre avanza, pero en épocas de transición nunca se vislumbra quienes serán los vencedores y quienes los perdedores. Quien tenga vida suficiente podrá comprobar una nueva realidad derivada de esta nueva etapa que será, para muchos de indudable progreso.

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