Periodista económico

Decíamos el domingo que la sociedad vasca da prevalencia a la profesión nacionalista sobre la economía, la sanidad, la educación o la gestión de los servicios sociales y la normalización social, y así lo ha manifestado ahora en las urnas. Una preferencia que si bien tradicionalmente no había generado disfunciones en el crecimiento económico de la comunidad y la calidad de vida de sus habitantes, en la actualidad puede provocar graves incertidumbres y un deterioro de ambos indicadores en unos momentos en que Euskadi se enfrenta a un debilitamiento de su actividad y a una transformación de su sistema productivo.

Todo salió como pronosticaban las encuestas y, al final, el cambio que se avecinaba sólo sirvió para que, aparentemente, nada cambie en Euskadi. Bildu y PNV se anotaron la victoria en una igualdad máxima, pero reforzando una hegemonía aplastante del voto soberanista y con un imparable ascenso de Bildu, insuficiente sin embargo para provocar el sorpasso y que casi con seguridad no va a impedir la reedición del gobierno de coalición PNV-PSOE, que se consolidaba como tercera fuerza y que ya ofrecido por activa y por pasiva a los nacionalistas sus votos y por tanto la mayoría absoluta necesaria. Las declaraciones de campaña de los principales líderes de Bildu afirmando que todavía no era su momento avalan esta hipótesis de continuidad de un lehendakari peneuvista, Imanol Pradales, en Ajuria Enea.

A poco más de 24 horas de que Koldo García Izaguirre tenga que comparecer en el Senado ante la comisión de investigación por el caso que lleva su nombre, aunque también se denomina caso Ábalos y caso PSOE, que tendrá una segunda edición paralela en el Congreso, acude a mi memoria la frase atribuida a Napoleón que reza “si quieres que algo no funcione crea una comisión”.

Comparecía Pedro Sánchez en el Congreso para rendir cuentas sobre Palestina, su viaje a Marruecos y tratar así de desviar el foco mediático sobre Koldo, Illa, Armengol, Begoña y las presuntas corrupciones con las mascarillas. Y de Palestina habló para reafirmar su reconocimiento de los dos Estados en la zona, pero sin concretar en qué condiciones, bajo qué Gobierno (¿el de los terroristas de Hamas?), con qué fronteras y, sobre todo, sin consenso interno y en Europa.

A fuerza de insistir tal vez podamos algún día conseguir que se enmienden o, al menos, que dejen de engañarse y engañaros. Porque frente a la euforia de los datos oficiales que sólo los profanos, los ingenuos o los muy cafeteros del sanchismo creen, la situación del desempleo que se esconde tras el maquillaje de las cifras y mensajes del Gobierno muestra que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Porque si bien el paro interanual descendió en 135.257 personas en relación a marzo de 2023, un 4,73%, en términos desestacionalizados el paro registrado sube en 11.900 trabajadores por lo que como resalta el Gabinetes de Estudios de USO, “marzo de 2024 es menos histórico que marzo de 2023 y sin el efecto positivo de la Semana Santa”.

Coincidiendo con el inicio de la campaña de la renta en la que Hacienda afirma que logrará una recaudación récord de 7.250 millones de euros, el gobierno nos obsequia con una nueva subida fiscal que justifica aludiendo a la necesidad de armonizar impuestos con la Unión Europea. Argumento tan manido como falaz si tenemos en cuenta que armonizar impuestos sin armonizar las rentas no es armonizar sino confiscar, no es justo sino arbitrario y no es social sino usura y lucro.

Dice la sabiduría popular que la histórica y hermosa villa de Santillana del Mar es la ciudad de las tres mentiras porque ni es santa, ni es llana, ni tiene mar. Pues algo parecido sucede con ese nuevo asalto fiscal que se han inventado el gobierno bajo el pomposo nombre de Tasa de Solidaridad, que no es tasa sino impuesto, no es de solidaridad porque no es voluntaria sino obligatoria y, además, tampoco sirve para lo que se pretende que es sanear el tremendo déficit de las pensiones.

Son muchos en la opinión pública y en la publicada los que con ocasión de la Semana Santa, se preguntaban por la contradicción entre una situación económica y de empleo en fase de recesión encubierta y la desbandada, más que escapada, vacacional de estas fechas que apunta un nuevo récord turístico con previsiones de un 13% de subida con respecto al año precedente, un aumento de las reservas del 33% y una ocupación de los establecimientos hoteleros próxima al 80%, a pesar de las cancelaciones de última hora por la climatología y del aumento de los precios.

Mientras Pedro Sánchez y sus subordinados del Gobierno se desgañitan negando que estén negociando el referéndum y la independencia fiscal de Cataluña, sus socios de ERC y de Junts no cesan en dejarles literalmente con el culo al aire afirmando por todos los medios y canales disponibles que esas negociaciones existen, añadiendo con el mayor de los cinismos pero también con la certeza que dan los precedentes, que ese mismo gobierno que ahora dice no terminará diciendo sí, como pasó con la malversación, los indultos, y la amnistía para los golpistas y los delincuentes.

Como en La ciudad alegre y confiada que describía Jacinto Benavente, en la España de hoy mientras los gobernantes toman decisiones equivocadas y perjudiciales los ciudadanos continúa con su vida habitual sin preocuparse y sin reaccionar. Una pasividad irreflexiva que tiene su principal exponente en la economía donde el espejismo de los indicadores macroeconómicos provoca una distorsión de la realidad social, de la situación de las empresas y del empobrecimiento de los ciudadanos.