Decíamos el domingo que la sociedad vasca da prevalencia a la profesión nacionalista sobre la economía, la sanidad, la educación o la gestión de los servicios sociales y la normalización social, y así lo ha manifestado ahora en las urnas. Una preferencia que si bien tradicionalmente no había generado disfunciones en el crecimiento económico de la comunidad y la calidad de vida de sus habitantes, en la actualidad puede provocar graves incertidumbres y un deterioro de ambos indicadores en unos momentos en que Euskadi se enfrenta a un debilitamiento de su actividad y a una transformación de su sistema productivo.