Periodista y escritor. Entre apocalípticos e integrados, lo mío es abordar el presente y el futuro del empleo con acento crítico y sin 'hype'.

La Seguridad Social registró en julio un total de 3.096.015 afiliados extranjeros, tras sumar 198.585 ocupados en los últimos doce meses, un 6,86%, según ha informado el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social y Migraciones, que destaca que "más del 40% del empleo desde la reforma laboral creado corresponde a estos trabajadores. Sin embargo, se siguen concentrando en las actividades que exigen menos cualificación y conllevan sueldos más bajos. El 21% está en hostelería, el 16% en actividades comerciales y el 11% en servicios auxiliares, una categoría que incluye trabajos como los de barrederos porteros de fincas o limpiadores. Otro 11% trabaja en la construcción.

Los parados mayores de 50 años que cobran un subsidio por desempleo alcanzaron los 545.686 en junio, un 4,9% más que hace un año y la cifra más alta de la serie histórica al cierre del primer semestre del año. La gran mayoría, 455.806 (un 83,5% del total), cobraban el subsidio para mayores de 52 años, el único que se puede seguir percibiendo hasta que el desempleado se jubila. Y esta es la expectativa la que se ven abocados cada vez más desempleados que se confirman como las principales víctimas de un desempleo de duración 'extrema' que supera con creces el umbral del año a partir del que las oportunidades de volver a encontrar empleo se diluyen.

España afronta un escenario inédito en el mercado laboral, con un peso creciente del desempleo entre los mayores de 50 años. Uno de los argumentos que se esgrimen para justificar las escasas oportunidades de estos profesionales para encontrar trabajo es que a partir de esa edad ya están planificando su salida del mercado laboral y, de hecho, la mayoría de los ajustes colectivos de plantilla siguen basándose en esquemas que facilitan esas 'prejubilaciones'. Sin embargo, los datos desmontan esa idea: el número de personas que adelanta su salida del mercado laboral antes de cumplir la edad legal ha caído a su mínimo histórico.

El primer semestre del año se ha saldado con un total de 1,48 millones de bajas de afiliación a la Seguridad Social por dimisión, un 6,6% más que hace un año y un nuevo récord de la serie histórica. El 76,7% corresponde a asalariados con un contrato indefinido, que suman 1,14 millones, el triple que antes de la reforma laboral. Esta evolución supone un cambio de paradigma que se ha convertido en un quebradero de cabeza para miles de empresas, que ven cómo retener a sus trabajadores se ha convertido en un desafío.

El mercado laboral estadounidense está asistiendo a un fenómeno inédito: por primera vez desde que hay registros, el desempleo entre los jóvenes recién graduados supera la tasa general de paro para el conjunto de la población. Una tendencia que para la que se buscan todo tipo de explicaciones, pero que apunta al impacto de la implantación de la inteligencia artificial generativa, que sustituye tareas que antes asumían los trabajadores novatos. De hecho, titulaciones tecnológicas relacionadas con las nuevas tecnologías, como las de programación e ingeniería informática, están entre las que mayor porcentaje de desempleo registran entre sus nuevos graduados.

La entrada en vigor de la reforma laboral ha llevado a un incremento sin precedentes del empleo indefinido, pero también de su inestabilidad. Y no solo por la volatilidad de los fijos discontinuos: si comparamos los datos de junio de 2025 con los del mismo mes de 2019 se aprecia que los ordinarios también han experimentado un repunte del riesgo de ser despedidos. Sus bajas por esta causa han aumentado un notable 147% en este periodo, pasando de 35.305 a 87.396 en cifras mensuales y 474.362 en los seis primeros meses del año. Pero hay otro supuesto que ha crecido con una mayor intensidad: las salidas por no superar el periodo de prueba. Se han disparado un 542% respecto a junio de hace 6 años, de 11.135 a 71.575 y 350.459 en el primer semestre de 2025 Esto se traduce en que el 45% de los ceses salen completamente 'gratis' a la empresa, cuando antes del cambio legal apenas llegaban al 24%.

El ritmo del mercado laboral español sigue marcado por la estacionalidad, algo que destaca especialmente en los meses de junio y septiembre, en los que se produce el mayor cruce de altas y bajas de afiliación ligadas a la estacionalidad. Algo que la reforma laboral parece lejos de corregir: precisamente en el sexto mes de 2025 se alcanzó una cifra de 1,81 millones de salidas de la ocupación asociadas directamente a esta causa. Supone un 6,6% más que hace un año y el segundo mayor dato de toda la serie histórica, después de 2019. Eso sí, la pérdida de empleos queda disimulada porque el 40% corresponde al pase a la inactividad de fijos discontinuos.

El pluriempleo suele considerarse sinónimo de precariedad o incluso pobreza laboral: trabajadores que deben tener más de un empleo para poder llegar a fin de mes. Los datos de Seguridad Social afloran una media de 847.150 "trabajadores en pluriactividad" al mes 2024, el 4% del total y la cifra más alta de la serie histórica. Pero este dato encierra una sorpresa inquietante que eleva las dudas sobre la calidad del mercado laboral: su 'récord' respecto a los máximos anteriores a la Gran Recesión multiplica por cinco el logrado por el empleo convencional.

El mayor éxito económico de los Gobiernos de Pedro Sánchez fue, sin duda, la reforma laboral de 2021. Una norma que ha conseguido reducir del 32% al 13,6% la tasa de temporalidad de los asalariados y disparar un 36,6% el número de trabajadores con un contrato indefinido. Los datos parecen contundentes, pero no evitan una pregunta incómoda: ¿hasta qué punto ha mejorado la estabilidad real de los empleos? En otras palabras, ¿han heredado estos nuevos indefinidos la precariedad de los eventuales que han sustituido? Un análisis de la Seguridad Social permite encontrar una respuesta: entre 2019 y 2024, la duración media de un empleo ha pasado de 189 a 240 días. Una diferencia de 51 días, menos de dos meses.

La respuesta del presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, ante el repunte de las cifras de paro, cesar a la funcionaria responsable de la elaboración de estas estadísticas, la comisionada de la Bureau of Labor Statistics (BLS) Erika McEntarfer, ha supuesto un terremoto que afecta a una cuestión también sensible en nuestro país: la fiabilidad de los datos del mercado laboral. ¿Podría ocurrir algo así en España? ¿Y qué efectos tendría? ¿Hasta qué punto tiene poder los políticos españoles para cambiar los datos que no les gustan?