
El pluriempleo suele considerarse sinónimo de precariedad o incluso pobreza laboral: trabajadores que deben tener más de un empleo para poder llegar a fin de mes. Los datos de Seguridad Social afloran una media de 847.150 "trabajadores en pluriactividad" al mes 2024, el 4% del total y la cifra más alta de la serie histórica. Pero este dato encierra una sorpresa inquietante que eleva las dudas sobre la calidad del mercado laboral: su 'récord' respecto a los máximos anteriores a la Gran Recesión multiplica por cinco el logrado por el empleo convencional.
Esto rompe la tesis de que si hay más afiliados con más de un trabajo que nunca es simplemente porque hay más afiliados que solo tienen uno. Los afiliados únicos rompieron el techo de 2007 —ejercicio con el mejor dato registrado antes del estallido de la crisis inmobiliaria y financiera— en 2021, y para 2024 ya había un 9,6% más de trabajadores con un solo empleo que entonces.
Sin embargo, los pluriempleados son hoy un 47,6% más que en 2007. Es decir, su crecimiento es cinco veces superior, lo que implica que algo ha cambiado en el mercado laboral respecto a la situación previa a la crisis. También se aprecia en los porcentajes: en 2007, los afiliados en pluriactividad eran el 3% del total. Hoy son un punto porcentual más. Un repunte que puede parecer reducido, pero que plantea numerosas incógnitas.
Si comparamos la evolución del empleo convencional y el múltiple desde el máximo histórico de 2007, se observa que los pluriempleados comienzan a desmarcarse con claridad a partir de 2011. La crisis les castigó más, pero su recuperación llegó antes. Para 2013 ya superaban con claridad la evolución de los trabajadores con un único empleo. De hecho, el pluriempleo rompió su récord en 2017, cuatro años antes que el resto.
Aquí entran en juego dos factores. Por un lado, la pérdida de poder adquisitivo y la insuficiencia de muchos empleos empujan a más personas a buscar un segundo trabajo. Por otro, estos empleos "complementarios" podrían estar saliendo de la economía sumergida. Este matiz es relevante, porque si existe un foco de empleo no declarado, probablemente se concentre aquí: trabajos de escasa duración o por horas. El problema es que resulta muy difícil de detectar.
Contradicción con la EPA
Una vía es comparar los datos de la afiliación con los de la EPA, pero el resultado es sorprendente: hay una gran diferencia entre afiliados y ocupados con pluriempleo, cuando en teoría debería ser a la inversa. Es más, pese al incremento del pluriempleo que detecta Seguridad Social, estaría desinflándose según la métrica del INE. Esta diferencia también afecta a la comparación de la situación española en el resto del mundo.
El pluriempleo es un fenómeno relativamente extraño en el mercado laboral español, al menos en comparación con otras economías europeas. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, en el segundo trimestre del año España apenas registraba 581.000 ocupados con un segundo empleo, la cifra más baja en tres años, que equivale a un 2,5% del total de trabajadores. La mitad que Alemania o una cuarta parte que en Países Bajos. En este sentido, los bajos datos de España podrían parecer positivos en el contexto europeo. Pero encierran demasiadas contradicciones.
La explicación más común es la volatilidad de estos puestos. La EPA es trimestral, mientras que los datos de la Seguridad Social, aunque anuales, reflejan medias mensuales. Por tanto, captan mejor la rotación. Aun así, el fenómeno es llamativo: antes de la crisis financiera, la brecha entre ambas fuentes era prácticamente nula. Desde entonces se ha disparado, pasando del 7% al 46%.
Los expertos apuntan dos matices adicionales. El primero, que muchos trabajadores pluriempleados no declaran su segundo empleo en la entrevista para la EPA, aunque estén dados de alta. El segundo, que la correlación entre afiliados en la Seguridad Social y personas trabajadoras no es exacta, ya que cada trabajador aparece tantas veces como relaciones laborales tenga. Esto complica la lectura de las cifras y la comprensión de una brecha estadística en apariencia inexplicable solo por las diferencias metodológicas en la elaboración de ambos datos.
Las estadísticas publicadas por la Seguridad Social no despejan esta duda. Como viene siendo demasiado habitual, hay que recurrir a una respuesta escrita del Gobierno al Grupo Popular en el Congreso para encontrar aclaraciones adicionales. En una de ellas, remitida a principios de año con datos para los once primeros meses de 2024, se aclara que el número medio de relaciones laborales por pluriempleado es de 2,13, lo que confirma que, en la mayoría de los casos, tienen solo un segundo empleo. Además, apenas un 11% de ellos cuenta con un tercer empleo.
En cuanto a los sectores donde se concentra el pluriempleo, destacan Educación, Sanidad, Servicios auxiliares, Comercio y Hostelería. Lo más llamativo es que el 40% de estos trabajadores tiene un contrato indefinido a tiempo parcial y un 17% a tiempo completo, lo que desmonta parcialmente la idea de que se trata de empleos secundarios o volátiles.
El Ejecutivo no facilita datos previos a la reforma laboral, por lo que no es posible establecer una comparativa clara con años anteriores. Todo apunta, sin embargo, a que el hecho de tener un contrato indefinido no impide una elevada rotación. De hecho, las cifras de 2024 fluctúan entre un mínimo de 780.226 pluriempleados en julio y un máximo de 903.753 en noviembre, siendo la media anual los 847.150 mencionados.
Esta volatilidad solo puede explicarse por la extinción constante de estos empleos, ya sea mediante despidos, bajas por no superar el periodo de prueba o dimisiones. En cualquier caso, la opacidad de los datos dificulta un análisis más preciso de la situación.
Estos datos contradictorios y aclaraciones parciales no hacen más que alimentar, las dudas sobre el pluriempleo en España. Lo que sí parece claro es que su crecimiento en los últimos años ha sido notable, aunque todavía se mantiene por debajo de los estándares europeos. La discrepancia entre los datos de la EPA y la Seguridad Social siembra incertidumbre sobre el verdadero impacto no solo del pluriempleo declarado, sino del que aún podría seguir sin aflorar.
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