El mercado inmobiliario español ha estado históricamente marcado por la financiación bancaria y las inversiones de capital. No obstante, ante un escenario de gran volatilidad económica como el actual, el sistema necesita implementar mecanismos que garanticen agilidad, estabilidad y solidez a la hora de ofrecer liquidez a las empresas. Las operaciones en el sector inmobiliario se han ralentizado, aunque continúan presentando un buen dinamismo respecto a anteriores periodos de incertidumbre y desaceleración macroeconómica. Es en este apartado en el que la financiación alternativa en el mercado español cobra protagonismo, actuando de forma complementaria a la banca tradicional y ofreciendo soluciones a través de la creación de canales alternativos (capital y deuda).