La industria farmacéutica ha experimentado un crecimiento exponencial durante los últimos quince años, convirtiéndose en uno de los principales dinamizadores de la economía global. La apuesta por la I+D se posiciona como el factor diferencial que ha consolidado a la industria como motor de crecimiento económico y social. Se trata del sector basado en la investigación que más contribuye a la balanza comercial de la UE, con una aportación anual de 122.000 millones de euros, según datos de Farmaindustria. Según esta misma organización, la industria farmacéutica invirtió en 2020 cerca de 39.000 millones de euros en investigación y empleó directamente a unas 830.000 personas en Europa. Asimismo, la inversión en ensayos clínicos realizada por las compañías del sector en España se duplicó entre 2005 y 2017, alcanzando los 299 millones.