Socio fundador de Laborde Marcet
Opinión

El mercado inmobiliario catalán vuelve a tener que adaptarse a unas nuevas reglas de juego. Y como sucede siempre en nuestro sector, ese cambio no significa que las oportunidades para ganar desaparezcan, sino que se transforman y ganan enteros para quien mejor sabe jugarlas. Adaptarse, analizar y anticipar se convierten, más que nunca, en factores clave para seguir generando valor. La entrada en vigor de la reforma del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) es uno de esos elementos que obliga a revisar los números con detalle para entender el nuevo contexto en el que nos encontramos. La compraventa de viviendas de segunda mano, que hasta ahora se regía por dos tramos (10 % y 11%), pasa a tener cuatro, con tipos que oscilan entre el 10% y el 13%, y que se incrementan para los inmuebles de mayor valor. Dicho impuesto se duplica hasta el 20% cuando la compraventa se refiera a un edificio completo o cuando el comprador sea un gran tenedor (en Catalunya, cualquier persona física o jurídica que tenga 5 o más viviendas en propiedad).

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