En España, como en muchos sitios, no se puede entender la economía ignorando la situación política y sus consecuencias. Y, por supuesto, tampoco se entiende la situación política ignorando el estallido de los casos de corrupción que afectan al partido en el gobierno, el PSOE. En general, la corrupción, en sentido estricto, se hace por dinero. Pero, si se compara con las grandes magnitudes económicas, el efecto no parece relevante. Lo que ocurre es que la corrupción es como un iceberg, la parte visible es sólo una pequeña parte de la realidad. Aun así, salvo que nos encontremos con un Estado completamente corrupto, que no es el caso de España, los efectos económicos directos no deberían ser tan importantes.

Economista es inspector de Hacienda. Coautor de ?La factura del cupo catalán. Privilegios territoriales frente a ciudadanía? (La Esfera de los libros, 2025).