Opinión

Una dimisión tras el informe más importante de la economía española

  • La única forma de que Cataluña obtenga una financiación equivalente a la vasca o la navarra mediante recortes en la Administración del Estado es un recorte del gasto en pensiones.
  • El gasto en sanidad, dependencia y otros servicios sociales está descentralizado y corresponde a las Comunidades Autónomas.
  • En el Ageing Report (informe de envejecimiento) de la Comisión Europea se estima el aumento de gasto en pensiones en 6.6 puntos del PIB para 2070, derivado de la reforma Escrivá.
Ángel Gavilán, antiguo director general del Banco de España
Madridicon-related

"La realidad es lo que no desaparece cuando dejas de pensar en ello". Philip K. Dick es el autor no sólo de esta célebre cita sino de las novelas en las que se basan películas como Blade Runner o Minority Report. Los desafíos de la economía española no van a desparecer porque el Banco de España deje de comentarlos en su informe anual. Y en los informes de la minoría, que tiene unos conocimientos que otros no tienen, resultan imprescindibles para que los problemas económicos no acaben convertidos en gravísimas crisis por no haber tomado a tiempo.

En el último informe anual se obvian varios de los desafíos más importantes a los que se enfrenta la economía española. A la publicación de este informe ha seguido la dimisión del director general de Economía de la institución, Ángel Gavilán, máximo responsable, tras el Gobernador, de su elaboración. No conozco personalmente a Ángel Gavilán, pero mi máximo respeto y consideración a los que dejan un cargo relevante por respeto a sus principios y a su propia trayectoria personal.

A muchos economistas nos parece que el desafío más importante a largo plazo de la economía española es el coste del envejecimiento de la población. Como ya comenté hace un año en El Economista, la sostenibilidad de las pensiones es el "elefante en la habitación" que muchos políticos prefieren no ver. Precisamente por eso, los informes de organismos independientes, como la Airef (autoridad independiente de responsabilidad fiscal), la Comisión Europea o el Banco de España son especialmente necesarios.

En el anterior informe anual se hacía un análisis crítico de la sostenibilidad de las pensiones, que son el principal gasto público en España y en todos los países avanzados, y, además, el principal desafío derivado del envejecimiento poblacional, aunque ni mucho menos el único. Ahora, simplemente se comenta que la Airef le ha dado el visto bueno a la reforma y que no ha sido necesario tomar medidas adicionales. Esto, como poco, es una verdad a medias. Por una parte, la propia Airef se ha quejado de las limitaciones impuestas por el gobierno (y la Unión Europea) en su análisis y en su capacidad de supervisión. Además, ha expresado una opinión muy crítica con las proyecciones de ingresos y gastos, y con la reforma, que impulsó José Luis Escrivá como ministro del ramo. Irónicamente, el actual gobernador fue el anterior presidente (y fundador) de la propia Airef.

La situación de las finanzas públicas españolas a largo plazo es mucho más complicada que hace un año. Por una parte, la reforma de las pensiones ha incrementado las previsiones de gasto. De hecho, estamos ante el aumento más importante del gasto público previsto derivado de una norma en la historia de España. En el Ageing Report (informe de envejecimiento) de la Comisión Europea se estima el aumento de gasto en pensiones en 6.6 puntos del PIB para 2070, derivado de la reforma Escrivá. Esta cifra en estos momentos sería superior a la recaudación total del IVA. Para poder financiar este aumento de gasto, la subida de impuestos y cotizaciones tendría que ser brutal, lo que, evidentemente tendría efectos en el crecimiento y en el empleo. Por cierto, las previsiones del propio Ministerio de Economía de España, incluidas en el Ageing Report, son ligeramente menos pesimistas que las de la Comisión Europea, pero no mucho, sólo prevén un aumento de gasto en pensiones superior a 5 puntos del PIB, unos 85.000 millones de euros actuales.

Además de esta cuestión de las pensiones, el envejecimiento también supondrá mayores gastos en sanidad y dependencia, además de que disminuirá la productividad, y con ella el crecimiento económico. El gasto en sanidad, dependencia y otros servicios sociales está descentralizado y corresponde a las Comunidades Autónomas. Además, la sanidad es el segundo gasto público en importe, después de las pensiones, y según los últimos datos es el 41% del presupuesto total de las Comunidades Autónomas. Si juntamos sanidad, dependencia y otros servicios sociales que aumentan a medida que la población envejece, estamos hablando de prácticamente la mitad del gasto autonómico.

Por eso, en mis dos últimos libros, "Y esto, ¿quién lo paga?" (Debate 2023), y "La factura del cupo catalán", con Jesús Fernández-Villaverde (La esfera de los libros 2025) abordo el incómodo debate de la sostenibilidad de las pensiones, y en general, el coste del envejecimiento. Por una parte, la fragmentación de la Hacienda Pública, que se deriva del proyecto de financiación singular de Cataluña o cupo catalán, es un gravísimo error, económico y político en si mismo. Pero, además complicará muchísimo el enorme reto de gestionar el inevitable coste del envejecimiento por múltiples razones. Por eso, la situación fiscal y sus perspectivas a medio y largo plazo son mucho peores que hace dos años.

Por un lado, porque, como he comentado antes, los servicios públicos de sanidad y dependencia los gestionan las CCAA y suponen aproximadamente la mitad de sus gastos. Los ciudadanos los demandan más a medida que envejecen, y en buena parte del territorio se verían afectados por los efectos de sobre-financiar a la Generalitat, que es el objetivo primordial del pacto PSC-ERC de financiación singular o cupo catalán. Además, como para intentar hacer digerible este trago para el resto de CCAA, el Estado sólo puede forzar una subida enorme de impuestos, que se sumaría a la que demandan las pensiones, acentuada, según la Comisión Europea y la Airef, por la reforma Escrivá de las pensiones. Si no se opta por esta alternativa, nos encontraremos con un déficit creciente, que pondría fin la consolidación fiscal y nos sumergiría en una grave crisis económica.

Por otra parte, estamos financiando una parte, y no menor, de las pensiones con impuestos. Esta es otra pata de la última reforma. Evidentemente, no quedaba más remedio. Sin embargo, esto oculta el déficit real del sistema de pensiones, es decir la diferencia entre el gasto en pensiones e ingresos por cotizaciones. Como el gasto sigue creciendo por encima de las cotizaciones, incluso en esta situación de crecimiento económico e inflación, cada vez harán falta más recursos impositivos para pagar las pensiones. Un tema que se suele ignorar es que todos estos recursos fiscales proceden exclusivamente de la Administración General del Estado, y no de las Haciendas Forales, aunque el País Vasco tiene las pensiones medias más elevadas de España, y el segundo mayor déficit per cápita, después de Asturias. Según los datos de uno de los mayores expertos en Seguridad Social, Miguel Ángel García Díaz, el déficit de Seguridad Social en el País Vasco ascendía a 4.500 millones de euros.

La única forma de que Cataluña obtenga una financiación equivalente a la vasca o la navarra mediante recortes en la Administración del Estado es un recorte del gasto en pensiones. Todo esto merecería un análisis, aunque sea somero del principal servicio de estudios de nuestro país, el del Banco de España. No deja de ser curioso que haya, en estos momentos, una consulta pública sobre el proyecto "extraordinario" de condonación de la deuda autonómica, es decir, su asunción por parte del Estado, y que el Banco de España, que elabora las estadísticas de deuda pública, y que es también la entidad rectora del mercado de deuda en anotaciones, no tenga nada que decir.

Por último, otro factor que influirá de forma importante en nuestras finanzas públicas reside en la necesidad de aumentar el gasto en defensa. Esto es evidente, pero. además, ante la previsión de mayor gasto público, los rendimientos de la deuda pública están aumentando en toda Europa, es decir, todos nos financiaremos más caro. Los problemas y los desafíos no desparecen porque dejemos de pensar en ellos, lo que ocurre es que se hacen más graves e inmanejables. Y eso significa que las soluciones acaban siendo más traumáticas. Además, la población acaba sintiéndose estafada cuando tiene que hacer frente a sacrificios que las instituciones le habían dicho que serían innecesarios.

En su informe anual, el Banco de España advierte que se ha deteriorado la calidad institucional en España. Tristemente, en eso creo que lleva razón, aunque alguno pueda pensar que sea paradójico que se argumente precisamente en este informe. Pero, esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky