Economista es inspector de Hacienda. Coautor de ?La factura del cupo catalán. Privilegios territoriales frente a ciudadanía? (La Esfera de los libros, 2025).
Opinión

Los españoles pagamos en 2024 más IRPF que nunca. Esta recaudación récord se debe tanto al aumento de la base, como, especialmente al aumento del tipo efectivo medio, que ha vuelto a subir. Este aumento del tipo efectivo, que también es de récord, supone que los españoles destinamos, de media, más porcentaje que nunca de nuestros ingresos para pagar el IRPF.

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De un conjunto de dos decenas de monólogos pronunciados por representantes de posturas distintas sería utópico esperar algún tipo de acuerdo. Si, además, muchos de los intervinientes, presidentes autonómicos, van a participar 48 horas después en una manifestación contra el presidente del gobierno convocante, bajo el expresivo lema “mafia o democracia”, parece imposible que simplemente no se magnifiquen las diferencias. Para redondear la cuestión, ni siquiera había el mínimo acuerdo en el orden del día. En consecuencia, parecía evidente que el único interés en todo esto era lo que los comunicadores llaman “ganar el relato”.

El próximo viernes 6 se reunirá la conferencia de presidentes en Barcelona. Una reunión del presidente del gobierno con los 17 presidentes autonómicos, o los que quieran ir, siempre es un acontecimiento. Otra cuestión es que sea el foro oportuno para encarar los desafíos que tienen los españoles. Hay dos razones, una es el enrarecido ambiente político. Muy probablemente, varios de los presidentes autonómicos que acudan a la reunión estarán 48 horas en una manifestación, convocada por el PP contra el gobierno socialista bajo el eslogan “mafia o democracia”. En estas condiciones, el que haya el más mínimo acuerdo en cualquier cuestión parece algo quimérico.

"La realidad es lo que no desaparece cuando dejas de pensar en ello". Philip K. Dick es el autor no sólo de esta célebre cita sino de las novelas en las que se basan películas como Blade Runner o Minority Report. Los desafíos de la economía española no van a desparecer porque el Banco de España deje de comentarlos en su informe anual. Y en los informes de la minoría, que tiene unos conocimientos que otros no tienen, resultan imprescindibles para que los problemas económicos no acaben convertidos en gravísimas crisis por no haber tomado a tiempo.

Un proceso de concentración empresarial suele tener ganadores y, también, muchos perdedores. Y la OPA hostil de BBVA sobre Sabadell no es precisamente una excepción. Para que un banco aumente su rentabilidad sólo hay dos opciones, que aumente sus ingresos o que reduzca sus costes. El aumento de ingresos, en un mercado financiero maduro, como el español consiste fundamentalmente en cobrar más intereses y comisiones a los clientes, pero no concediendo más crédito, sino aumentando márgenes. En el caso de la reducción de costes, estamos hablando, en el caso de bancos eficientes, y tanto BBVA como Sabadell lo son, de reducción de oficinas, menos servicio al cliente, y, sobre todo de despidos. La última estimación de BBVA es de un máximo de 2.500 bajas.

El pasado lunes, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, hizo varias declaraciones sorprendentes. La primera es que “España y Cataluña somos sociedades, somos países extraordinarios”. La segunda, y la que acaparó toda la atención es que iba a convocar una “consulta”, que por cierto ya está en marcha, sobre las condiciones que debería fijar el gobierno a la OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell, tras la aprobación de la CNMC. Sin embargo, la declaración más relevante del presidente fue la siguiente: "Estamos viendo en la campaña de la renta un mayor protagonismo de la Agencia Tributaria de Cataluña y procediendo, con colaboración y cooperación, a la transferencia de competencias en materia tributaria, como fijamos en el acuerdo de investidura del presidente Salvador Illa (PSC)".

Los españoles pagamos en 2024 el tipo efectivo del IRPF más elevado de la historia. Esto no sólo quiere decir que la recaudación de nuestro principal impuesto volvió a alcanzar el máximo histórico, sino que también, los españoles tuvimos que dedicar más porcentaje de nuestra renta que nunca antes a pagar el impuesto sobre la renta. Esto no es ninguna novedad porque lleva pasando varios años, y la previsión es que en 2025 se repita, máxima recaudación y más tipo efectivo, porque seguimos padeciendo inflación, y el legislador estatal no actualiza ningún parámetro del impuesto.

El viaje oficial del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, a China no iba a sentar bien a la administración Trump. Pero, todas las acciones tienen consecuencias, también la guerra arancelaria iniciada por el presidente norteamericano. Lo primero que parece olvidarse en esta cuestión es que la Unión Europea es una zona de libre comercio, con lo que la política comercial, y especialmente el arancel es común. Por eso, la única autoridad para reducir o aumentar los aranceles es la Comisión Europea. Un barco que llega al puerto de Barcelona paga el mismo arancel por cada categoría de productos, que en cualquier otro puerto europeo. Si eso no fuese así, se producirían enormes distorsiones en un mercado de europeo, que dejaría de ser único, con un gravísimo perjuicio a los intereses generales. Por eso, el viaje de Sánchez hay que entenderlo en el marco de la política europea. Y obviamente, cuando a Europa y especialmente a China se le cierra el mercado estadounidense, es inevitable que se busquen alternativas, aunque no gusten.

La nostalgia, especialmente de lo que nunca existió, o de lo que idealizamos, puede ser peligrosa, sobre todo cuando hablamos de un glorioso pasado. Esta idea estuvo muy presente, por ejemplo, en el Brexit, con el que Gran Bretaña quería recuperar su pasado imperial, y cuyas consecuencias han sido en buena medida negativas para los propios británicos. No lo olvidemos, los procesos de integración y cooperación económica crean riqueza, y la reducción de mercados y la autarquía crean pobreza.

La libertad no hace a los hombres más felices, los hace sencillamente hombres". Parafraseando a Manuel Azaña, podemos decir que los presupuestos no mejoran, necesariamente, la gestión de una economía, pero sí la hacen más democrática, y la legitiman. El reverso de los impuestos que se exigen a los ciudadanos es que su importe se destine a atender las cargas públicas. Pero, tanto las necesidades privadas, como también las públicas son infinitas. Por eso hay que decidir a qué se destina el dinero de los impuestos que pagamos, y para eso los legitimados son los parlamentos, no los gobiernos.