Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Al Ibex volar por encima de los 16.000 puntos. A la economía española a las puertas de la Champion League. Dos crisis de las gordas en las muescas del revolver del Tuco. Francotirador de cualquier tema que huela a burbuja. En elEconomista.es desde 2016 y siempre en la trinchera de Internet. Chiflado del cine, por si no se nota.

Día incierto de junio de 2023. EEUU impaga su deuda por primera vez desde 1979. La primera potencia económica del mundo hace default. El Tesoro no tiene liquidez suficiente para cumplir con sus compromisos financieros. ¿Y ahora qué? Nadie puede asegurar cuál será la respuesta del mercado. Hay opiniones para todos los gustos, desde un escenario de pánico, como anticipa Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan; a pequeños problemas técnicos en ciertos lugares del mercado. Lo cierto es que se activarán ciertos resortes para intentar contener el caos. Esta es la crónica futurible de los que pasaría si finalmente hay default.

Uno de los fenómenos más llamativos del mercado laboral español en último año y medio ha sido el espectacular incremento de las dimisiones de trabajadores. Las bajas voluntarias están asociadas a nuevas oportunidades laborales para el empleado. Las dimisiones mantienen una tendencia alcista desde el inicio de 2021, cuando el empleo se comenzó a recuperar de la pandemia. En el primer trimestre de 2023, fueron casi 600.000 dimisiones registradas, de las que la gran mayoría, 450.000, corresponden a asalariados con contratos indefinidos. ¿Significan estos datos que el empleo se ha sobrecalentado hasta el punto en que en un país con tres millones de parados saltar voluntariamente de un empleo a otro se ha convertido en la nueva normalidad?

Un reportero de la BBC denuncia que, a finales de 2008, cuando el sistema financiero se derrumbaba, los bancos centrales (Banco de Inglaterra, BCE y Reserva Federal) presionaron a las entidades financieras para que bajaran artificialmente los indicadores de las tasas de interés del mercado interbancario, aprovechando que era una práctica habitual desde los años noventa. Cuatro años después, el escándalo estalló con el procesamiento de casi cuarenta operadores de los principales bancos comerciales de Europa. Varios de ellos están comenzando a quedar excarcelados, libres de delito, al demostrar que obedecían órdenes y era una práctica común.

Mientras el inmobiliario europeo se tambalea, España está fuera del foco. Quitas para los bonistas, recortes de dividendo, activos mal vendidos, bajadas de rating y el temor a un desplome en las valoraciones de activos. Así están siendo los últimos meses de las promotoras e inmobiliarias del centro y del norte de Europa. Da igual que sean compañías especializadas en activos residenciales, oficinas o superficies comerciales. El mercado está dudando del ladrillo de manera indiscriminada.

El fin del dinero barato, tras la pandemia, por parte de los bancos centrales está detrás de la delicada situación de los promotores inmobiliarios en cualquier rincón del mundo. Los problemas empezaron en China, han comenzado a dar la cara en el negocio de oficinas en EEUU y las primeras grietas ya han aparecido en el inmobiliario europeo. De manera sorprendente en la vieja Europa está ocurriendo en los países más inesperados, en los más ricos y, en principio, en los más solventes. Un buen puñado de inmobiliarias de Alemania y Suecia están ocasionando grandes quebraderos de cabeza a los inversores. Los canarios en la mina que pueden desencadenar un caos inmobiliario en Europa tienen nombre y apellido. Y también está señalado un banco por su elevada exposición al sector.

Las bajas de afiliación por no superar el periodo de prueba siguen disparándose un año después de la entrada en vigor de la reforma laboral, y alientan las voces que afirman que la nueva norma ha trasvasado parte de la precariedad del empleo temporal al fijo. Pero también existen otras explicaciones. La primera, que se trata de un simple efecto colateral por del aumento de los contratos indefinidos. La segunda, que muchas de estas bajas son en realidad dimisiones y no ceses. Y la tercera, que reflejan una práctica habitual en las empresas que no deriva de la reforma laboral, si bien esta no parece haberla frenado.

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El modelo de evolución del PIB en tiempo real de la AIReF apunta a que el Producto Interior Bruto (PIB) de la economía española habría recuperado por fin los niveles previos a la pandemia tras la incorporación a su cuadro de predicción de los últimos datos de PMI, consumo eléctrico y afiliación a la Seguridad Social. La recuperación en V ha terminado en el símbolo de la raíz cuadrada. España era de los últimos países europeos en recuperar los niveles de PIB.

La reforma laboral ha rebajado en tiempo récord las tasas de temporalidad del mercado de trabajo, pero el Banco de España señala que el nuevo marco regulatorio está teniendo un impacto en varias dimensiones. Los economistas de la institución han puesto el acento en los efectos sobre la contratación y en cómo se ha disparado los despidos entre los puestos de trabajo con contrato indefinidos. No solo tiene que ver en que los fijos discontinuos han ganado peso dentro de la contratación indefinida, los puestos de trabajo con un contrato ordinario tradicional también han quedado más expuestos a un despido.

La inversión de particulares en letras del Tesoro en febrero superó los 7.600 millones de euros, prácticamente duplicaron las cifras registradas en enero, cuando se rozó los 3.700 millones. La serie histórica que maneja el organismo del Ministerio de Economía se ha quedado pequeña para estos registros. El anterior máximo histórico data de noviembre de 2008, cuando entre las familias españolas hubo 4.800 millones de euros en deuda a corto plazo del Estado. Pero ya hay claras señales en el mercado de que será muy difícil que se repitan estas cifras.

Los indicadores del mercado sobre los tipos de interés del BCE comienzan a descontar que la pausa llegará más pronto que tarde. Lagarde dijo ayer que habría más subidas, pero no llegó a concretar Entre los analistas hay un gran consenso alrededor de que se produzcan dos subidas más de 25 puntos básicos para las reuniones de junio y julio. Sin embargo, las previsiones de inflación no terminan de acompañar este escenario.