Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Al Ibex volar por encima de los 16.000 puntos. A la economía española a las puertas de la Champion League. Dos crisis de las gordas en las muescas del revolver del Tuco. Francotirador de cualquier tema que huela a burbuja. En elEconomista.es desde 2016 y siempre en la trinchera de Internet. Chiflado del cine, por si no se nota.
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El BCE ha incluido, en el comunicado sobre tipos de interés, la revisión de las nuevas proyecciones económicas que incluye una previsión de la inflación para este año al 6,8%. Los economistas de la institución ha revisado a la baja el crecimiento previsto. En concreto, espera que el PIB de la zona euro llegue al 2,8%, frente al 3,7% estimado en las perspectivas del pasado mes de marzo. También recorta el PIB previsto de 2023 en siete décimas al 2,1%.

Política monetaria

El Banco Central Europeo ha empezado su comunicado de forma tajante: "La alta inflación es el mayor reto para nosotros", dejando claro que harán todo lo posible para controlar los precios. La institución ha confirmado, de este modo, la subida de tipos en la próxima reunión de julio (primer alza del dinero en 11 años) y otra más en septiembre. Además, el BCE ha puesto fin a las compras netas de bonos (culminan el 1 de julio). El banco central había telegrafiado sus próximos movimientos, pero la inesperada fortaleza de la inflación mantenía en vilo a los mercados ante una posible sorpresa que dejase entrever un cambio en el forward guidance del banco central (los próximos pasos del BCE). El comunicado ha confirmado la sorpresa.

El Banco Central Europeo (BCE) celebra la primera reunión de las tres capitales para el futuro de la economía, que se celebrarán hasta septiembre. El foco está puesto en las citas del 21 de julio y del 8 de septiembre por la importancia y las implicaciones de subir tipos. En el caso del BCE, la primera desde 2011. Pero en la reunión de este jueves se deben sentar las bases para los próximos movimientos y, posiblemente, es la que tenga más implicaciones. Estos son los puntos claves que tiene que abordar.

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La inflación se ha convertido en el azote de los bancos centrales de todo el mundo. Inicialmente, el precio de las materias primas tras los confinamientos y, posteriormente, los cuellos de botellas la hicieron despegar y ahora afecta a todo tipo de bienes y servicios, amenazando la recuperación mundial tras la pandemia. El mundo se ha lanzado a una retirada de estímulos sincronizada y a una carrera para subir tipos. Sin embargo, ya hay indicadores que apuntan a una cierta fatiga en la escalada de precios.

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La gran incógnita que tiene que despejar el BCE, el próximo jueves, es cómo va a concluir el fin de programa de bonos, sin dejar a la intemperie a la deuda periférica. Con las primas de riesgo, principalmente, de Italia y España, en máximos desde mayo de 2020, el Consejo de Gobierno abordará un nuevo plan para seguir comprando bonos y evitar una fragmentación en el mercado de deuda, que despierte los fantasmas de ruptura del euro de 2012.

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El consenso de economistas que siguen al BCE coincide con la hoja de ruta anunciada por la presidenta Lagarde de ir aumentando progresivamente los tipos de interés en 25 puntos básicos, a partir de la reunión de julio, hasta dejar atrás los intereses negativos en septiembre. Las previsiones de analistas descartan un movimiento brusco de 50 puntos básicos, tal como piden los halcones de la institución. La encuesta de Bloomberg recoge también pronósticos para 2023, que anticipan cuatro nuevos ascensos del 25 puntos básicos hasta el 1,5%. Además, anticipa un fuerte recorte en las previsiones de crecimiento e inflación para este y próximos años.

Economía

Reunión a reunión y dato a dato. Este ha sido el leitmotiv del Banco Central Europeo (BCE) en los últimos meses. La volatilidad en los mercados, la incertidumbre económica y la creciente inflación están dificultando sobremanera el trabajo de la banca central. Buena prueba de ello son las cambiantes expectativas de analistas, mercados y de los propios miembros del Consejo de Gobierno sobre los próximos movimientos del BCE. Aunque la hoja de ruta del banco central ya parecía cerrada (dos subidas de 25 puntos básicos en julio y septiembre), tras el sello de aprobación de la presidenta Christine Lagarde, el sorprendente dato de inflación de mayo puede llevar al BCE a modificar, una vez más, el camino hacia la normalización.

El Comité de Derivados Crediticios en EEUU ha decidido declarar el impago de Rusia al incumplir con los intereses de demora del cupón de bono, que asciende a 1,9 millones de dólares, ante la imposibilidad de utilizar dólares por las sanciones. Rusia pagó el cupón el 2 de mayo, pero el vencimiento de intereses y principal marcado era para el 4 de abril. Las sanciones internacionales que bloquean el acceso a dólares y euros están complicando la vida a Moscú para atender a sus compromisos financieros. Tras esta decisión se activan los CDS (Credit Default Swap), que actualmente cubren 1.500 millones de dólares de deuda rusa.

Los problemas económicos que genera el veto al petróleo ruso a la economía de la Unión Europea (UE) es, prácticamente, una caricia, comparado con el golpe que supondría la prohibición de la importación de gas y carbón de Rusia. De concretarse, un embargo duro al crudo ruso restaría un 0,7% anualizado al PIB de la zona euro frente al 2,5% menos que supondría la veda a las importaciones de gas y carbón ruso, según un análisis del Banco de España. El shock asciende hasta un 4,2%, teniendo en cuenta la evolución de la inflación y la respuesta del mercado internacional. La institución destaca que los efectos sobre la economía española "serían notablemente más reducidos", pero el impacto de un corte total de suministro de energía rusa terminaría afectando a los sectores claves de la economía española, a medio plazo.

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Por primera vez, el crecimiento de las hipotecas a tipo fijo, que han reinado en los últimos meses en el mercado gracias a los intereses negativos, ha pisado el freno ante el rally del Euríbor y las expectativas de un alza en los tipos oficiales del BCE. El tipo fijo siendo el 'rey', pero en marzo cedió 1,1 puntos porcentuales a favor del variable respecto a febrero, cuando su porcentaje alcanzó un máximo histórico del 73,8%. La hipoteca con interés variable no recuperaba terreno desde septiembre de 2021. Los expertos aseguran que ya se ha iniciado un cambio de tendencia forzado por un giro en la estrategia comercial de la banca.