Los problemas económicos que genera el veto al petróleo ruso a la economía de la Unión Europea (UE) es, prácticamente, una caricia, comparado con el golpe que supondría la prohibición de la importación de gas y carbón de Rusia. De concretarse, un embargo duro al crudo ruso restaría un 0,7% anualizado al PIB de la zona euro frente al 2,5% menos que supondría la veda a las importaciones de gas y carbón ruso, según un análisis del Banco de España. El shock asciende hasta un 4,2%, teniendo en cuenta la evolución de la inflación y la respuesta del mercado internacional. La institución destaca que los efectos sobre la economía española "serían notablemente más reducidos", pero el impacto de un corte total de suministro de energía rusa terminaría afectando a los sectores claves de la economía española, a medio plazo.
El veto parcial al petróleo ruso es una gota en el océano, para lo que puede suponer para la UE afrontar una guerra de cortes de suministro y embargos con Rusia si hay una implicación total del gas y el carbón. El impacto de un cierre total a los productos energéticos rusos supondría un impacto de más de medio billón de euros para la UE. En concreto, según los cálculos de Javier Quintana, de la Dirección General Adjunta de Economía e Investigación del Banco de España supondría un golpe de hasta 4,2 puntos al PIB de la Unión Europa, alrededor de 600.000 millones de euros, teniendo en cuenta el PIB de 2021. Las estimaciones del experto supondría hundir a la economía de la UE en una recesión, teniendo en cuenta que la Comisión Europea contempla un crecimiento del 2,7% para este año y del 2,5% para 2023.
Las limitaciones al petróleo ruso serían relativamente fácil de lidiar, y más teniendo en cuenta que el embargo acordado por los líderes europeas es parcial. El oleoducto de Druzhba que bombea petróleo ruso hacia Hungría, Eslovaquia y República Checa, teniendo en cuenta las proyecciones del estudio. El impacto de un veto total del crudo supondría un impacto del 0,7%, 105.000 millones, frente al choque del 2,5% si el gas y carbón ruso quedaran congelados, alrededor de 362.000 millones. El choque en el PIB aumenta, si se tiene en cuenta las consecuencias de la inflación y la elasticidad de los mercados internacionales, hasta 4,2 puntos.
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"Si la interrupción de las importaciones afectara solo a la minería energética, que incluye tanto gas natural como carbón, la repercusión sería mayor que en el caso de la suspensión de las importaciones de productos derivados del petróleo", comenta Quintana en un análisis publicado hoy por la institución. En concreto, las proporciones aproximadas dentro de los efectos totales serían, respectivamente, del 70% para gas y carbón y del 30% para el petróleo. "La dificultad para sustituir gas y carbón supondría una reducción en la oferta de energía y un agravamiento del actual episodio inflacionista, lo que implicaría, por ambas vías, un lastre para la actividad económica", añade.
"El corte de suministro supondría la limitación de la oferta energética, reduciendo la capacidad productiva de los sectores y encarecería el precio del resto de energías"
Hay tener en cuenta no solamente impacto directo que supone un corte total a la energía rusa, también la propagación a través de las cadenas de producción a escala global, a través de la inflación. "El efecto directo del aumento del coste energético para un sector concreto en un país determinado acarrearía un cierto encarecimiento de sus productos, que, a su vez, afectaría a sus clientes en el resto de los sectores y países, incluida España", explica el economista. En un momento de alta inflación supondría la tormenta perfecta. "El corte de suministro supondría la limitación de la oferta energética, reduciendo la capacidad productiva de los sectores y, al mismo tiempo, encarecería el precio del resto de las fuentes energéticas disponibles al concentrarse", detalla.
Y advierte que el incremento de su coste se propagaría a cada uno de los sectores de la economía no solo de forma directa por su uso en su propio proceso productivo, sino también de un modo indirecto, con mayor intensidad, a través de las relaciones cliente-proveedor entre distintos sectores, al crecer los costes energéticos. Según las proyecciones, supondría un incremento de entre 1,6% y 2,7% en la tasa de inflación. Actualmente, la tasa de inflación de la Unión Europea, del mes de abril, se sitúa al 8,1%.
"El gas natural y el carbón son insumos de empleo más intensivo por parte de industrias situadas al principio de las cadenas productivas, como la industria química, mientras que los sectores situados al final de las cadenas de producción e incluso los consumidores finales presentan un mayor consumo de productos derivados del petróleo. Por lo tanto, el impacto de una reducción de la oferta de gas natural se vería reforzado por su propagación al resto de las ramas a lo largo de la cadena de producción", explica el documento.
Alemania, Francia e Italia se llevan la peor parte
El canciller austriaco, Karl Nehammer, aseguró este martes que "el embargo del gas" ruso no va a plantearse en el próximo paquete de sanciones europeas contra Moscú, después de que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE acordasen un veto parcial al petróleo. "Ayer quedó claro y lo vuelvo a reiterar hoy. El embargo del gas no será un tema. También lo ha dejado claro (el canciller alemán) Olaf Scholz. El gas se comporta de forma muy diferente en la cuestión de la seguridad de suministro", afirmó Nehammer a su llegada al segundo día de cumbre que se celebra hoy en Bruselas. El canciller austriaco dijo que "el petróleo se puede compensar más fácilmente cuando se renuncia al petróleo ruso. (...) Por eso, el embargo del gas no será ningún tema en el próximo paquete de sanciones".
El impacto es significativamente mayor en las tres principales economías del área del euro, Alemania, Italia, Francia, y en los países del este de Europa, debido a su mayor dependencia energética de Rusia y su estructura productiva. La caída del PIB estimada para Italia, Alemania y Francia alcanzaría el 3%, el 2,6% y el 1,5%, respectivamente. Para España sería de una reducción del PIB de entre un 0,8% y un 1,4% y un aumento de la inflación de entre 0,8 puntos porcentuales y 1,2 puntos porcentuales a lo largo del primer año, según detalla el documento.
Los sectores como el transporte, las manufacturas pesadas o la industria química serían las más afectadas a un corte de suministro. En Alemania, Francia e Italia, el peso de estas industrias es superior que en España. Sin embargo, el economista del Banco de España advierte de que el aumento de costes en algunos sectores con un papel central en las cadenas productivas, como el transporte o la industria química, repercutirá también sobre el resto de las ramas, independientemente de la intensidad energética de estas últimas.
El analista apunta a que "a largo plazo cabe esperar que las economías europeas tengan la capacidad de reemplazar las importaciones procedentes de Rusia y a adaptar sus procesos productivos, pero a corto plazo puede resultar más difícil e implicar costes significativos".