Europa se enfrenta una encrucijada histórica en su tejido industrial. Durante décadas, el continente ha sido un referente global en sectores estratégicos como la automoción o la aeronáutica, pero los últimos años han evidenciado una pérdida significativa de peso industrial. En 2022, la contribución del sector manufacturero al PIB de la eurozona se situó en un modesto 14,1%, según Eurostat. En el caso de España, con un sector manufacturero que representa solo el 11,6% del PIB, estamos aún muy por debajo de la media europea. Esta realidad refleja una pérdida de competitividad frente a otras regiones industrializadas, como Estados Unidos, donde el diferencial de productividad supera el 20%. Este desfase no solo compromete la competitividad, sino que limita el potencial de crecimiento económico y la creación de empleo en sectores clave.

Responsable de Industria X de Accenture en España