En otra época, un lugar emblemático de Barcelona fue escenario de una de las competiciones más vibrantes del mundo. Durante unos días, las calles de la ciudad condal se transformaban en una pista que albergó el Gran Premio de España de Fórmula 1 hasta en cuatro ocasiones. Se trataba del Circuito de Montjuic, un trazado que fue capaz de acaparar la mirada del mundo del motor durante varias décadas.