
Una de las peores sensaciones que toda persona puede experimentar es recibir una multa de tráfico. Especialmente si se tiene en cuenta que algunas sanciones son notificadas semanas o meses después de la infracción, cuando ya se había olvidado. Y todavía se agrava más si el castigo es injusto o corresponde a una falta que, desde el punto de vista del conductor, no se debería penalizar.
Pues todo eso es lo que le ocurrió a Sergio Maldotti, un jubilado residente en Milán, Italia, que acumuló 72 multas por exceso de velocidad. Eso sí, en lugar de pagarlas decidió emprender una batalla legal y a priori imposible con la ayuda de su esposa, Carmela Caporaso. Sin embargo y contra todo pronóstico, la justicia les ha dado la razón después de ocho años de batalla legal.
Esta es su historia
Antes de jubilarse, Sergio Maldotti se subía al coche todos los días a las 4:00 para conducir hasta la localidad de Lecco, donde trabajaba como gerente en un almacén de frutas y verduras. Tal y como cuentan desde Il Gorno, durante 20 años realizó la misma ruta y nunca tuvo problemas... hasta 2017. Aquel año, las autoridades decidieron colocar un radar de velocidad en la Viale Fulvio Testi, y Maldotti, sin saberlo, estuvo todo un año superando el límite de 50 km/h.
De hecho no fue el único, ya que hubo decenas de conductores que fueron sancionados cuando se activaron las cámaras. Muchos de ellos alegaron que antes de entrar en una ciudad, el límite debía ser de 70 km/h. Además, según explica Carmela Caporaso, el radar que capturó en 72 ocasiones a su marido ni siquiera estaba bien señalizado. Por si fuera poco, las multas tardaron varios meses en llegar, por lo que el hombre se dio cuenta de su error cuando ya lo había cometido en numerosas ocasiones. "Cuando llegaron las multas, casi me da un infarto", comenta la mujer.
Con esos argumentos como respaldo, la pareja presentó un recurso de apelación ante el Juzgado de Paz. En el primer intento no tuvieron suerte, ya que su caso fue desestimado en febrero de 2022. A pesar de ello no se rindieron y continuaron apelando la sentencia con la ayuda de una asociación de consumidores.
La decisión final
Finalmente, el juez Angelo Claudio Ricciardi decidió anular las multas porque, según sostiene, el radar estaba homologado pero no aprobado: "En el juicio de primera instancia, el Ayuntamiento de Milán no ha demostrado la adopción de la medida de homologación". Es decir, Sergio y Carmela se agarraron a la diferencia entre aprobación y homologación para que la justicia declarase como ilegales las 72 multas.
"Por fin podemos respirar tranquilos tras una batalla que ha durado ocho años", comenta una Carmela Caporaso. Por último, concluye que gracias a su insistencia han evitado pagar unas multas "que nos habrían costado más de 10 000 euros y probablemente la suspensión del carné de conducir".
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